Destruido, pero no derrotado
Un d¨ªa en La Habana, a un moreno jabao, llamado Mayedo, marinero con pinta de intelectual, que faenaba la cherna con palangre en la corriente del Golfo, le pregunt¨¦ ante un ron con hierbabuena si Hemingway sab¨ªa de qu¨¦ hablaba cuando escribi¨® El viejo y el mar. Hab¨ªa le¨ªdo el libro dos veces y me dijo que s¨ª, que ese libro era verdadero. Seg¨²n su criterio, las cacer¨ªas de Hemingway en ?frica ten¨ªan el aire de los safaris que proporcionan las agencias de viajes, pero, al parecer, los pescadores de Coj¨ªmar le ense?aron a no mentir y la leyenda que corr¨ªa en ese pueblo acerca de un viejo que pele¨® in¨²tilmente en medio de la soledad del mar en su peque?o bote con un gran pez le inspir¨® esta obra maestra de la literatura contempor¨¢nea.
El moreno Mayedo tambi¨¦n me dijo que lo m¨¢s profundo del relato parte de una licencia literaria. Un pez espada, tan pronto se siente trincado por las agallas, sale a la superficie a ver qu¨¦ ha sucedido y en seguida presenta pelea. Hemingway decide que el pez permanezca un d¨ªa entero, incluyendo la noche, en el abismo sin manifestar su presencia a flor de agua para que el viejo pescador, unido a ¨¦l con el sedal, pueda imaginarlo y hacerlo introspectivo mediante una lucha tenaz hasta incorporarlo a su esp¨ªritu.
Cuando escribi¨® este relato de unas 28.000 palabras, Hemingway pasaba por un mal momento. La cr¨ªtica hab¨ªa vilipendiado hasta la crueldad el romanticismo hueco de su ¨²ltima novela A trav¨¦s del r¨ªo y entre los ¨¢rboles. Hasta entonces sus personajes se hab¨ªan movido en el vac¨ªo y carec¨ªan de pasado, opinaba Faulkner, pero este borracho del sur, al leer el cuento de ese pescador, dijo que, de pronto, Hemingway hab¨ªa encontrado a Dios. "Ah¨ª est¨¢ el gran pez: Dios hizo el gran pez que tiene que ser capturado; Dios hizo al viejo que tiene que capturar al gran pez; Dios hizo a los tiburones que tienen que comerse al pez, y Dios los ama a todos ellos". Debajo de este amor estaba la agon¨ªa, la nobleza, el esfuerzo, el c¨¢lculo y el combate contra el destino. El hombre no est¨¢ hecho para la derrota -se dijo el viejo pescador en medio de la lucha-. El hombre puede ser destruido, pero no derrotado.
El primer borrador de este relato, concebido como un cap¨ªtulo del gran libro que Hemingway pretend¨ªa escribir sobre el mar, estuvo listo el 1 de abril de 1951. Leland Hayward, quien acabar¨ªa, como productor, llevando a la pantalla esta historia con Spencer Tracy de protagonista, durante una visita a Finca Vig¨ªa, residencia de Hemingway en las afueras de La Habana, convenci¨® al escritor para que la publicara aparte. El cuento apareci¨® primero en la revista Life el 1 de septiembre de 1952 en una sola entrega y una semana despu¨¦s fue publicado en forma de libro por Scribner's. Se convirti¨® en un ¨¦xito inmediato. El Nobel lleg¨® poco despu¨¦s.
Sucedi¨® en la corriente del Golfo, pero cualquier mar, el de China, el Mediterr¨¢neo o el ?ndico, pudo haber servido de alveolo a esta pasi¨®n que tambi¨¦n es universal. El esp¨ªritu de un hombre que, lejos de ceder a la adversidad, se mide ante ella y alcanza la victoria en medio de la derrota. La historia verdadera de El viejo y el mar corr¨ªa en boca de los pescadores en la barra del bar restaurante La Terraza y de otras bodegas de Coj¨ªmar. De hecho, Hemingway ya la hab¨ªa recogido 16 a?os antes en su cr¨®nica En las aguas azules. Para reelaborar el personaje de Santiago ahora le sirvi¨® de modelo un viejo pescador, llamado Gregorio, que le acompa?aba en sus jornadas de pesca en el yate Pilar, desde cuya borda a veces el escritor airado disparaba con el rifle contra los tiburones. No obstante, el protagonista de la historia tuvo que pelear con los remos contra los escualos dentusos hasta que le devoraron el gran pez que hab¨ªa capturado y con cada dentellada se llevaban tambi¨¦n parte de su alma. El genio de Hemingway para el relato corto hizo todo lo dem¨¢s. Aunque el malvado Borges dijo que Hemingway se suicid¨® el d¨ªa en que, por fin, se dio cuenta de que era un mal escritor, la tensi¨®n con que cada palabra tira de la acci¨®n en esta historia sencilla y profunda hace evidente que El viejo y el mar es una obra maestra de la literatura universal. Con ella todo Hemingway queda redimido.
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