El reto de la democracia isl¨¢mica
El a?o 1492 fue un magn¨ªfico a?o y el peor para Europa. Crist¨®bal Col¨®n parti¨® rumbo a las Am¨¦ricas con el fin de poner en relaci¨®n los dos continentes de un lado y otro del oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Am¨¦rica se ha mantenido como una construcci¨®n fundamentalmente europea en la que Estados Unidos, en especial, ha venido a salvar al Viejo Continente de su locura en dos ocasiones el siglo pasado y, de nuevo en la d¨¦cada de los noventa, para reinstaurar el orden en los Balcanes tras la incapacidad de Europa.
Pero 1492 fue tambi¨¦n un a?o de sombras. Un a?o en el que la monarqu¨ªa espa?ola expuls¨® a los jud¨ªos y a los musulmanes del centro de Europa. Y lo hizo en nombre de la fe. No obstante, la victoria de su fundamentalismo religioso fue pasajera. Apenas 25 a?os m¨¢s tarde, Mart¨ªn Lutero coloc¨® sus tesis en la puerta de una catedral, con lo que Europa se precipit¨® en un abismo de m¨¢s de un siglo de guerras de religi¨®n.
Europa debe expiar su pol¨ªtica de expulsi¨®n y otras ofensas peores a musulmanes y jud¨ªos
Los jud¨ªos y los musulmanes expulsados en nombre de la supremac¨ªa cat¨®lica tuvieron mejor fortuna de lo que pensaban. Se internaron en un mundo musulm¨¢n, que representaba una de las m¨¢ximas cotas de civilizaci¨®n. Las artes, la filosof¨ªa griega, las Matem¨¢ticas y la Medicina alcanzaron un grado de desarrollo en el Islam medieval sin parang¨®n en Europa hasta el Renacimiento y la Ilustraci¨®n. Las grandes comunidades jud¨ªas de Sarajevo y Sal¨®nica vivieron con mucha mayor seguridad bajo gobierno musulm¨¢n que anteriormente bajo dominio cristiano.
Ahora Europa tiene ante s¨ª la ocasi¨®n de reparar sus errores hist¨®ricos dando un paso decisivo hacia el reconocimiento de la importancia capital de la herencia musulmana de Europa. El primer paso ha de ser el apoyo a Turqu¨ªa en su aspiraci¨®n de pertenecer a la UE.
Una de las mayores invenciones de la Europa del siglo XX fue la creaci¨®n de la democracia cristiana. Los partidos clericales reaccionarios, que aspiraban a controlar el pensamiento conservador de la Europa continental anterior a 1939, se vieron sustituidos por los partidos democristianos que, de diversos modos, contribuyeron a la reconciliaci¨®n de las creencias y de la pol¨ªtica secular democr¨¢tica en la Europa de posguerra.
Ser¨ªa un magn¨ªfico logro para la democracia si se pudiera ayudar a Turqu¨ªa en su avance hacia la creaci¨®n de una democracia en pleno funcionamiento que acoja al Islam (una democracia que no pretenda negar la necesidad de las personas de identificaci¨®n religiosa, sino que lo haga en un contexto de derechos democr¨¢ticos laicos).
Hay quienes desean poner el list¨®n demasiado alto y exigir a Turqu¨ªa que, de un d¨ªa para otro, acepte la plena aplicaci¨®n del modelo europeo, pese a que, en la Uni¨®n Europea, siempre se ha estado de acuerdo en permitir a los pa¨ªses que avancen hacia la superaci¨®n de determinadas herencias hist¨®ricas a su propio ritmo. Francia y Alemania estaban enfrentadas por la guerra de Argelia en la d¨¦cada de 1960 pero, aun as¨ª, cooperaron en la construcci¨®n europea. Irlanda contaba con una cl¨¢usula de no participaci¨®n voluntaria en el Tratado de Maastricht con el fin de proteger su restrictiva postura constitucional sobre el derecho de las mujeres a elegir (aborto).
No obstante, la pertenencia a la UE, sea esta plena o en la fase de negociaci¨®n, siempre mejora y refuerza a los reformadores y a los elementos democr¨¢ticos. Han de pasar a?os para que Turqu¨ªa se integre en la Uni¨®n Europea, pero Europa deber¨ªa manifestar con claridad que acoge de buen grado a una Turqu¨ªa democr¨¢tica.
Es esta una cuesti¨®n que siempre comprendi¨® el general Charles de Gaulle, que propugnaba una Europa que fuera desde el Atl¨¢ntico hasta los Urales y que ve¨ªa en Turqu¨ªa una futura vocaci¨®n europea. Ankara, sin olvidar la gran ciudad de civilizaci¨®n europea que es Constantinopla (hoy Estambul), se halla al oeste de los Urales y nos entristece ver a uno de los sucesores de De Gaulle afirmando, en fecha reciente, la identidad de Europa como una agrupaci¨®n s¨®lo para cristianos. De hecho, Europa ha de aceptar ¨ªntegramente su deuda con todas las religiones descendientes de Abraham: Cristianismo, Juda¨ªsmo e Islam. En Europa viven 15 millones de musulmanes que no van a irse, y lo mismo puede decirse de las otras religiones de los diversos grupos ¨¦tnicos que la integran.
Europa no puede volver a aspirar a ser una entidad de una sola fe. La Constituci¨®n de Europa tendr¨ªa que afirmar la libertad de cultos y la supremac¨ªa pol¨ªtica de ninguno de esos cultos.
Una democracia isl¨¢mica en Turqu¨ªa permitir¨ªa a Europa construir puentes con el Este hacia el mundo isl¨¢mico, tal y como Europa ha de erigir puentes sobre el Atl¨¢ntico hacia el norte y el sur de Am¨¦rica. Tambi¨¦n har¨ªa posible que Europa respondiera a la islamofobia que alimenta las nuevas pol¨ªticas de rechazo de todo lo for¨¢neo de la derecha. Y deber¨ªa animar, asimismo, a la mayor¨ªa de las naciones de la Uni¨®n Europea a que integraran a los 15 millones de musulmanes europeos en el espacio pol¨ªtico mayoritario.
El Reino Unido y, m¨¢s en concreto, el Partido Laborista, ha estado al frente en este ¨¢mbito con un n¨²mero importante de concejales, alcaldes y diputados musulmanes. Y el Ministerio de Asuntos Exteriores espera nombrar, en fecha pr¨®xima, al primer embajador perteneciente a la comunidad musulmana del Reino Unido. Adhiri¨¦ndose al rumbo que ha se?alado Tony Blair, el presidente franc¨¦s Jacques Chirac ha nombrado a una ciudadana francesa musulmana para su Gobierno. Hay, sin embargo, un peligro: una parte de ese proceso de conformaci¨®n de la democracia isl¨¢mica consiste en que los valores de la democracia sean m¨¢s importante que los adjetivos de religi¨®n.
Los amigos y colegas pol¨ªticos musulmanes de mi distrito electoral de Rotherham respaldaron plenamente a Blair cuando ¨¦ste se puso al frente de la coalici¨®n internacional que intervino para poner fin a la masacre de musulmanes a manos de Slobodan Milosevic, pero se han mostrado m¨¢s reacios a responder a Sadam Husein a trav¨¦s de Naciones Unidas pese a que el mismo ha matado y torturado a m¨¢s musulmanes que ning¨²n otro dirigente en la historia reciente.
Si queremos que la democracia isl¨¢mica sea operativa, la misma ha de aceptar las obligaciones inherentes a la democracia tanto como imponer su derecho a que se honren y respeten su fe y sus valores. Es ese un deber hist¨®rico y un reto para la Europa actual: expiar su pol¨ªtica de expulsi¨®n y otras ofensas peores contra musulmanes y jud¨ªos y el haber tolerado las guerras de religi¨®n entre cristianos mediante la conformaci¨®n de una Europa de valores que permita que la fe y la democracia crezcan juntas. Acoger las aspiraciones europeas de Turqu¨ªa constituir¨ªa un buen comienzo.
Denis MacShane es viceministro brit¨¢nico para Europa.
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