El coste electoral del 'Prestige'

El Partido Popular est¨¢ seguro de que la cat¨¢strofe del Prestige les acarrear¨¢ p¨¦rdidas electorales muy importantes en las principales localidades gallegas, pero esperan que el principal beneficiario no sea el Partido Socialista, sino el Bloque Nacionalista Galego.

Las consecuencias electorales en el resto de Espa?a, afirman, no se conocer¨¢n con detalle hasta despu¨¦s de navidades. Los dirigentes populares aseguran que lo fundamental para el PP es conseguir que el brutal desgaste del Gobierno en estas semanas, en toda Espa?a, no sea recogido por el PSOE, y para eso ha dise?ado su propia estrategia basada en la acusaci¨®n de "falta de lealtad", que se ha convertido en su principal "l¨ªnea de trabajo" a todos los niveles, especialmente el medi¨¢tico.

Cargos del PP aceptan que Aznar se haya negado a viajar a Galicia rodeado por antidisturbios, pero se preguntan por qu¨¦ Rato tambi¨¦n ha tardado tanto en ir

El PP maneja, por otra parte, la hip¨®tesis de que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero plantee una moci¨®n de censura en el Congreso de los Diputados antes de las elecciones municipales de la pr¨®xima primavera. El dirigente del PSOE y su equipo se limitan, por el momento, a mantener la ambig¨¹edad sobre el tema.

El PP gobierna, en estos momentos, alrededor del 70% de los municipios gallegos, pero en su mayor¨ªa se trata de localidades peque?as. En las elecciones de 1999 sufri¨® ya un fuerte descalabro en las principales ciudades y perdi¨® cinco grandes ayuntamientos: Vigo, Pontevedra y Ferrol (del BNG) y Lugo y Santiago (PSOE). Ahora el riesgo es que pierdan el control de otras zonas, como la pen¨ªnsula de Morrazo, Sanxenxo o Moa?a, y que el efecto solidario con la costa se extienda al interior del pa¨ªs, en Ourense y en Lugo, cl¨¢sicos feudos de Fraga.

En los peque?os pueblos costeros, seg¨²n conf¨ªa un alto cargo popular, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil recomponer la situaci¨®n porque en muchos de ellos los alcaldes son del PP, han trabajado unidos con su gente y adem¨¢s ser¨¢n quienes distribuyan buena parte de las ayudas econ¨®micas que aprueben la Xunta y el Gobierno de Madrid. Por el contrario, en las ciudades, reconoce, la labor ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil porque el enfado y la enorme irritaci¨®n se deben a un sentimiento de haber sido enga?ados por los poderes p¨²blicos, auton¨®mico y central, muy dif¨ªcil de combatir.

Una parte del PP gallego y de la direcci¨®n madrile?a creen que Manuel Fraga debe realizar, dentro de algunas semanas, pero antes de las elecciones, una amplia remodelaci¨®n de su equipo de gobierno, dando entrada a caras nuevas. La exigencia de crisis encuentra la resistencia de los interesados, que acusan a los dirigentes de Madrid de ser los aut¨¦nticos responsables de la mayor¨ªa de los errores cometidos.

En privado, el Gobierno intenta aclarar lo que ha sucedido y llega a la conclusi¨®n de que recibi¨® infomaci¨®n tarde y mal y que no consigui¨® hacerse una idea certera de lo que estaba ocurriendo hasta que se limpiaron los canales de informaci¨®n, seg¨²n expresi¨®n de uno de los dirigentes que intervinieron directamente en la gesti¨®n de la crisis.

Desajuste muy prolongado

Otra conclusi¨®n privada es que los protocolos (es decir, pautas preestablecidas de actuaci¨®n) de que dispone el Gobierno para hacer frente a cat¨¢strofes como la del Prestige no son eficaces desde un punto de vista pol¨ªtico. Ni tan siquiera est¨¢ clara la creaci¨®n de una c¨¦lula para centralizar y distribuir la informaci¨®n dirigida a la opini¨®n p¨²blica, algo vital en sociedades modernas. El resultado fue un apag¨®n informativo que se produjo casi como un reflejo en todos los sectores implicados, tanto del partido como del Gobierno y de la Xunta. "Eso nos ha perjudicado porque ha sido responsable de la p¨¦rdida de credibilidad que padecemos", reconoce otro alto cargo del partido, que admite no haber participado en la crisis.

El problema, asegura, es que la sensacion de desajuste se ha prolongado demasiados d¨ªas. Nadie quiso aportar ideas para que no se interpretara como un deseo de interferir en las decisiones que tomaba Mariano Rajoy.

Incluso Rodrigo Rato, que tiene habitualmente un buen olfato pol¨ªtico, se mantuvo demasiado tiempo al margen de la crisis. Rato, que es ministro de Econom¨ªa y del que dependen parte de las subvenciones aprobadas, no particip¨® siquiera en la primera reuni¨®n que celebr¨® Aznar con algunos ministros, el s¨¢bado de la semana pasada.

El principal candidato a la sucesi¨®n se ha mantenido extra?amente ausente y no se reuni¨® con los empresarios gallegos hasta el d¨ªa 11, en Vigo y A Coru?a. Para muchos cargos intermedios del PP es comprensible que Aznar no quiera visitar Galicia si tiene que ir protegido por fuerzas antidisturbios, pero no hay razones para que Rato tardara tambi¨¦n casi un mes en visitar la zona.