"El gesto del rey Mohamed VI con Espa?a no es para mercadear"
Hace menos de un lustro, los retratos de Marx y Lenin decoraban su despacho de director de los diarios Al Bayane y Bayane al Yaum, los dos ¨®rganos del Partido del Progreso y del Socialismo (PPS), el antiguo partido comunista marroqu¨ª que ech¨® por la borda su ideolog¨ªa radical y, en 1997, acab¨® incorpor¨¢ndose al Gobierno de transici¨®n.
Nabil Benabdallah, de 43 a?os, int¨¦rprete de profesi¨®n, dej¨® la direcci¨®n de ambos diarios y es ahora el ¨²nico miembro del PPS que forma parte del Ejecutivo de Driss Jettu, en el que ostenta la cartera de ministro portavoz.
Pregunta. ?C¨®mo hay que interpretar la iniciativa del rey de Marruecos de permitir el acceso a sus caladeros de los pescadores de Galicia y de la cornisa cant¨¢brica afectados por la marea negra?
Respuesta. Entre vecinos nos podemos distanciar, pero cuando se incendia la casa de uno, todos debemos ayudar a apagar el fuego. Ante las circunstancias graves que afectan a la costa norte de Espa?a hay que dejar de lado los sobresaltos de la relaci¨®n bilateral. Por encima de las actuales contingencias, somos dos pa¨ªses unidos por la geograf¨ªa, la historia, los lazos culturales. El gesto de su majestad se enmarca en la necesaria solidaridad entre vecinos.
P. ?No hay una segunda intenci¨®n detr¨¢s de la iniciativa real?
R. No. Tajantemente no. Los gestos del rey no son para mercadear. Es una iniciativa desinteresada. No se pide ni se espera ninguna contrapartida. En el fondo, es un gesto muy marroqu¨ª.
P. La apertura de los caladeros marroqu¨ªes distender¨¢, sin embargo, la relaci¨®n entre Madrid y Rabat sumida en una crisis desde la ruptura de la negociaci¨®n pesquera hace m¨¢s de a?o y medio.
R. No ha sido ¨¦se el objetivo del rey Mohamed VI. S¨®lo ha querido aliviar el sufrimiento de las poblaciones del norte de Espa?a que muchos marroqu¨ªes observamos de cerca a trav¨¦s, por ejemplo, de las televisiones espa?olas que se captan aqu¨ª. Si eso tiene consecuencias positivas sobre el clima diplom¨¢tico entre nuestros dos pa¨ªses nos alegraremos de ello. Es m¨¢s, deseamos que as¨ª sea. Pero, por favor, que quede muy claro: ¨¦sa no era la finalidad. Ante cat¨¢strofes similares que golpeasen a cualquier otro de nuestros vecinos y amigos, Marruecos hubiese reaccionado de la misma manera solidaria.
P. La crisis diplom¨¢tica tiene tambi¨¦n un componente de desconfianza mutua entre el monarca marroqu¨ª y el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El viernes, el primero llam¨® por tel¨¦fono, por primera vez, al segundo para tenderle la mano.
R. Ante la adversidad hay que dejar de lado las desavenencias para concentrarse en lo esencial. Es lo que ha hecho el rey.
P. ?Cu¨¢ntos pesqueros espa?oles y de qu¨¦ caracter¨ªsticas podr¨¢n faenar en aguas marroqu¨ªes?
R. Muy pronto, en los pr¨®ximos d¨ªas, habr¨¢ una reuni¨®n t¨¦cnica entre funcionarios de los ministerios de pesca de ambos pa¨ªses para acordarlo. Que no se preocupen los espa?oles. No ha sido un gesto con vistas a la galer¨ªa. La oferta marroqu¨ª ha sido generosa en la forma -no se solicita compensaci¨®n alguna- y lo ser¨¢ tambi¨¦n en su contenido.
P. Los pescadores andaluces, que hasta hace tres a?os faenaban en aguas marroqu¨ªes, est¨¢n descontentos porque no se van a beneficiar de su liberalidad.
R. La situaci¨®n no es comparable y ellos son los primeros en saberlo. La costa andaluza no sufre ninguna marea negra. Cuando estaba en vigor el acuerdo entre la Uni¨®n Europea y Marruecos, los pesqueros andaluces eran los m¨¢s numerosos frente a nuestras costas.
P. ?Qu¨¦ le ha parecido la reacci¨®n del presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar al ofrecimiento marroqu¨ª?
R. Una reacci¨®n c¨¢lida que nos ratifica en lo acertado de la oferta de Marruecos. Ha llegado la hora de que comprendamos que nuestra larga historia com¨²n nos debe incitar a actuar conjuntamente.
P. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, ofreci¨® a Marruecos, hace 17 d¨ªas, ayuda humanitaria espa?ola para hacer frente a las graves inundaciones que padeci¨®. ?Por qu¨¦ no la han aceptado?
R. Agradecemos sinceramente esa propuesta generosa. No hay que malinterpretar la respuesta marroqu¨ª. Su explicaci¨®n es sencilla: no ten¨ªamos ninguna necesidad concreta que Espa?a pudiese satisfacer. Ya dispon¨ªamos del material que las autoridades espa?olas estaban dispuestas a hacernos llegar. Lo mismo sucedi¨®, por ejemplo, con la oferta de Alemania.
P. ?Puede el gesto real abrir la v¨ªa a la negociaci¨®n de un nuevo acuerdo pesquero?
R. Las conversaciones entre Bruselas y Rabat fracasaron en abril de 2001 porque la UE no estaba dispuesta, entre otras cosas, a tener suficientemente en cuenta los intereses del sector pesquero marroqu¨ª que estamos desarrollando. La defensa de ese sector sigue siendo nuestra prioridad.
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