Marruecos, el mejor caladero gallego
Los marineros del Morrazo desconf¨ªan del ofrecimiento de Mohamed VI de reabrir a la flota gallega el banco canario-sahariano
"Marruecos era el mejor caladero de Galicia". El marinero toma el todo por la parte. Porque al decir "Marruecos" se refiere, en realidad, al ¨¢rea de la zona econ¨®mica exclusiva de ese pa¨ªs, que fue cerrada a los pescadores espa?oles en 1999 dando lugar al primer cap¨ªtulo de la crisis diplom¨¢tica entre Espa?a y Marruecos. El momento ¨¢lgido de esa crisis fue el pasado mes de julio, cuando el Ej¨¦rcito desaloj¨® a los soldados marroqu¨ªes que hab¨ªan desembarcado en el islote de Perejil.
Pero ahora las cosas han cambiado. El optimismo surgido de la reuni¨®n que mantuvieron hace cuatro d¨ªas los ministros de Asuntos Exteriores de ambos pa¨ªses, Mohamed Benaissa y Ana Palacio, ha animado al rey de Marruecos, Mohamed VI, a tener un gesto de buena voluntad hacia los marineros gallegos, que permanecen en tierra ante la veda forzosa que impone el fuel del Prestige. Marruecos reabri¨® el viernes su caladero a los pescadores gallegos. Seg¨²n anunci¨® el rey marroqu¨ª, 100 pesqueros de litoral y cerco podr¨¢n faenar en esas aguas en periodos de tres meses renovables en funci¨®n de la evoluci¨®n de la marea negra.
"Ahora que ya nos hemos buscado la vida, quieren condenarnos de nuevo a la inmigraci¨®n"
"?No se tratar¨¢ de una tomadura de pelo la propuesta marroqu¨ª?", se pregunta un marinero
"No s¨¦ si tomarlo en serio. ?No se tratar¨¢ de una tomadura de pelo?", se pregunta Jorge Paredes, marinero de Cangas, que desde 1999 es socio de una cooperativa pisc¨ªcola dedicada al rodaballo. "El rey de Marruecos sabe que no va a ir ninguno a pescar all¨ª, porque la flota est¨¢ deshecha", asegura el cooperativista, que antes se dedicaba a la pesca de altura y que recuerda que la prohibici¨®n s¨®lo afecta "a la pesca del d¨ªa en las r¨ªas", la que se hace con barcos peque?os sin suficiente motor para bajar a Canarias.
En 1999, cuando lleg¨® la prohibici¨®n, la flota gallega que faenaba en Marruecos estaba formada por unos 200 barcos congeladores, entre arrastreros (que pescan con red) y palangreros (con anzuelo). Pero en los mejores tiempos llegaron a contarse el doble de buques. "Muchos barcos eran muy viejos y tuvieron que ser desguazados o est¨¢n en tr¨¢mites de serlo", explica Paredes. "Los dem¨¢s fueron recolocados en las costas de Mauritania".
En el banco canario-sahariano se pescaba rape, pescadilla, sapo, lenguado y pez espada. Tambi¨¦n era rico en cefal¨®podos como la sepia, el calamar o el pulpo. "El caladero se recuperaba muy r¨¢pidamente", recuerda otro marinero de Cangas, que charla con un compa?ero mientras juntos observan los trabajos de los voluntarios en la lonja. "Los primeros d¨ªas despu¨¦s de los paros biol¨®gicos", en los meses de marzo y abril, y septiembre y octubre, "se sacaba del mar 20 veces m¨¢s que justo antes de que empezaran".
Las campa?as en las que se embarcaban los pescadores duraban cuatro meses, entre las cuales se intercalaban dos de veda. "Cobr¨¢bamos dependiendo de la calidad del pescado y de la marea [campa?a] que hubi¨¦ramos tenido. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que hay ¨¦pocas del a?o en las que el pescado vale m¨¢s", contin¨²a el pescador. "Pero de media pod¨ªamos sacar unas 200.000 pesetas al mes", asegura.
"Se trabajaba mejor que aqu¨ª. Siempre hab¨ªa mar de fondo, pero el tiempo era bueno", recuerda su compa?ero. "Era un caladero c¨®modo, daba tranquilidad", contin¨²a. "Gran parte de la flota de Cangas ten¨ªa su base en Las Palmas, y cuando terminaban las campa?as se volv¨ªa a casa en avi¨®n, aunque muchos prefer¨ªan que fuera la mujer la que fuera para all¨¢".
Las condiciones de trabajo eran muy duras. "Se realizaban arrastres continuamente", explica uno de ellos. "Cuando se recog¨ªa un aparejo se lanzaba el siguiente, que ya estaba preparado, y mientras se volv¨ªa a recoger separ¨¢bamos las distintas especies y tama?os y las almacen¨¢bamos en cajas para mandarlas al congelador. A veces entre lance y lance ten¨ªas diez minutos que pod¨ªas aprovechar para descansar, pero yo he visto a gente caer redonda al suelo en plena cubierta por el cansancio".
Con el cierre de Marruecos, llegaron los expedientes de regulaci¨®n de empleo, las ayudas p¨²blicas, que ahora han vuelto con la marea negra, y la recolocaci¨®n de los marineros en caladeros m¨¢s dif¨ªciles como el de Gran Sol.
En Cangas, los afectados formaron una plataforma llamada Asamblea de Marineiros en Loita que trat¨® de que el Gobierno volviera a negociar con Marruecos para que todo aquello no se perdiera. El Gobierno intent¨® recolocar a muchos de ellos en actividades que nunca hab¨ªan realizado, d¨¢ndoles entre 60.000 y 12.000 euros si dejaban de pescar por cinco y dos a?os respectivamente y presentaban un proyecto de negocio propio. Los afectados recibieron durante dos a?os una subvenci¨®n de 151.500 pesetas, que se acab¨® con el a?o 2001. Muchos consiguieron ahorrar y ahora se dedican a la pesca de bajura.
"Es peor el remedio que la enfermedad", asegura Jorge Paredes, que no entiende este "regalo de Marruecos". "Ahora que hemos conseguido buscarnos la vida de otra manera pretenden condenarnos de nuevo a la emigraci¨®n".
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