Mi cruzada
Un lunes cualquiera, una calle de Madrid cualquiera. Seis y cuarto de la ma?ana: Una persona ciega cualquiera, acompa?ada de su perra gu¨ªa se dispone a iniciar, bolsita negra en mano, su habitual jornada de luchas constantes, estr¨¦s, carreras, y tambi¨¦n sonrisas, por qu¨¦ no.
El primer paso es ese peque?o rect¨¢ngulo de deslucido y siempre profanado c¨¦sped de la esquina: el campo de minas. La perra da las vueltecitas de rigor, mientras la due?a sufre el primer gran estr¨¦s del d¨ªa: c¨®mo evitar pisar lo que otros due?os de perro dejaron ah¨ª sin el menor escr¨²pulo. Hablamos de lo que los afectados hemos venido a llamar las minas de Madrid.
Pues bien , esa persona ciega que cada d¨ªa saca a la calle a su perra gu¨ªa soy yo, y yo tambi¨¦n la que cada vez que mi perra hace un dos, lo recoje utilizando una peque?a bolsita negra de las muchas que podemos encontrar en los contenedores especiales del Ayuntamiento de Madrid. Y, no crean, aun sin ver, es bien f¨¢cil; pero a la mayor¨ªa de los due?os de perro que aqu¨ª residen no debe parec¨¦rselo, a raz¨®n de la cantidad de doses que se quedan pegados a las suelas de mis zapatos.
Conf¨ªo en que tal vez alguna persona que tenga en su mano poner coto a esta incivilizada costumbre decida que es hora de hacer algo al respecto. Aun cuando se trate de una posibilidad remota, merece la pena intentarlo. Y es que no deja de parecerme lastimoso que el Ayuntamiento de esta ciudad, que ha tenido la gran idea de proveer a los due?os de perros de un sistema higi¨¦nico y f¨¢cil para mantener limpia la capital, no rubrique esta medida velando por su cumplimiento.
S¨®lo me quedan dos s¨²plicas: una a todas las personas que, como yo, aman a los perros, y otra a la sociedad en general. A los primeros les pedir¨ªa que asuman las responsabilidades que, sin duda, implica disfrutar de la presencia en sus hogares de un animal de compa?¨ªa que lo merece todo como es el perro. Y a todos los espa?oles les pido que no olviden que los minusv¨¢lidos luchamos cada d¨ªa por seguir adelante sin perder la sonrisa: no nos lo pongan m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa.
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