El forzado destierro de Corrales
El jugador, absuelto de la denuncia por violaci¨®n que sepult¨® su carrera
Los acontecimientos del 12 de noviembre de 1999 marcaron para siempre la carrera de Iv¨¢n Corrales, de 28 a?os. Aquel d¨ªa, una salida nocturna termin¨® con una acusaci¨®n de violaci¨®n por parte de una mujer de 21 a?os. Tres a?os despu¨¦s, una sentencia de la Audiencia de Sevilla ha absuelto al jugador argumentando que la denuncia fue "poco coherente y razonable". El proceso no ha terminado, por cuanto la acusaci¨®n particular ha recurrido la sentencia, a pesar de que la fiscal¨ªa no lo ha encontrado oportuno.
En ese periodo de tiempo, Corrales ha sufrido un implacable descenso a los infiernos. De ganar la medalla de plata con la selecci¨®n en el Eurobasket de Francia y de ser elegido jugador con mayor progresi¨®n de la ACB, a no encontrar equipo y tener que emigrar a Italia. Tambi¨¦n ha tenido que reducir progresivamente su ficha. Cobraba 240.400 euros en el Caja San Fernando, entidad en la que militaba cuando sucedi¨® todo, pero el pasado a?o su ficha se redujo a la mitad en el Cantabria Lobos y a la cuarta parte en el Bilbao Basket, donde jug¨® dos semanas al comienzo de esta temporada.
El base espa?ol m¨¢s prometedor en 1999 se refugia en Italia ante el vac¨ªo de los clubes de la ACB
Para no terminar jugando en la Liga LEB -la segunda categoria del baloncesto espa?ol- se refugi¨® en el Air Avellino, un conjunto sin apenas aspiraciones en la Liga italiana. Era eso, o visitar las pistas de la Segunda Divisi¨®n con el Bilbao Basket. S¨®lo fueron 15 d¨ªas, porque le lleg¨® la oferta italiana y las cl¨¢usulas del contrato le permit¨ªan marcharse del club vasco.
Corrales prefiere apartar de su cabeza todo lo ocurrido. "No quiero evaluar qui¨¦n me ha dejado en la estacada y qui¨¦n me ha apoyado; he tenido el apoyo de quien lo he tenido y ya est¨¢. Lo ¨²nico que quiero es volver a disfrutar del baloncesto, sin preocupaciones". Es el parecer de alguien que por un motivo u otro no desea mirar hacia atr¨¢s, s¨®lo hacia un futuro m¨¢s sosegado. Por eso la condici¨®n para poder conversar con ¨¦l es clara: ¨²nicamente se hablar¨¢ del tema deportivo. No quiere recordar el drama que ha cambiado su vida. Lo que no ha podido olvidar es su final con el Caja San Fernando, donde pensaba lanzar definitivamente su carrera. Lleg¨® all¨ª en el ejercicio 1999/2000 y firm¨® por dos a?os con opci¨®n a otro. Finalmente no alcanz¨® el trienio en Sevilla. "No quisieron que siguiera, aunque tambi¨¦n tuvo que ver el mal funcionamiento del club el segundo a?o. De todas formas, era el momento de salir de all¨ª". A partir de ah¨ª, la recolocaci¨®n del director de juego que tanto hab¨ªa llamado la atenci¨®n por sus movimientos el¨¦ctricos y su capacidad de romper el ritmo cansino de los encuentros comenz¨® a ser dificultosa. Hab¨ªa dudas sobre su inocencia y mucha cautela a la hora de contratar a un jugador inmerso en un proceso judicial. "Nos recib¨ªan muy bien, con muy buenas maneras, pero siempre esperaban al final para hacer la misma pregunta: ?qu¨¦ pasa con eso del juicio?", recuerda Jos¨¦ Cobelo, representante de Corrales. La pasada campa?a lleg¨® a ¨²ltima hora la oferta del Cantabria Lobos, equipo que acababa de ascender. Posiblemente, una buena oportunidad para hacerse con un base de cierta categor¨ªa, y a muy buen precio, ya que el contrato se estipul¨® en un 50% menos que el del Caja San Fernando. No hubo otra cosa.
El cambio de entrenador y las idas y venidas de nuevos jugadores terminaron por desquiciar a la plantilla y el descenso se hizo inevitable. A pesar de todo, Corrales logr¨® su mejor promedio de anotaci¨®n -10 puntos por encuentro- desde que debut¨® en la ACB. Pero ya estaba marcado y el pasado verano s¨®lo se acordaron de ¨¦l en la LEB... y en Italia.
De la selecci¨®n tampoco volvi¨® a tener muchas noticias desde el Europeo de Francia. Entr¨® en la preselecci¨®n de los que acudieron a Sidney, pero no pas¨® la criba. "No te daban explicaciones cuando te convocaban, as¨ª que no te las van a dar cuando dejan de llamarte", trata de justificar la situaci¨®n sin ning¨²n tipo de resentimiento.
La hinchada rival ya se encargaba cada partido de dar su particular sentencia profiriendo contra ¨¦l todo tipo de insultos. Especialmente en Vitoria, en la jornada inmediatamente posterior a su detenci¨®n. Aquel d¨ªa, los que le conocen y estuvieron a su lado se asombraron de su entereza. La Audiencia de Sevilla ha clarificado por qu¨¦ ha estado siempre tan tranquilo.
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