Estados Unidos deber¨ªa liderar, no gobernar
Estados Unidos se encuentra en un momento ¨²nico de la historia humana con un dominio pol¨ªtico, econ¨®mico y militar. Pero dentro de 30 a?os, la econom¨ªa china podr¨ªa ser tan grande o m¨¢s que la estadounidense. La econom¨ªa india tambi¨¦n, si dejan de luchar contra Pakist¨¢n y malgastar dinero en armamento. Dentro de 30 a?os, si la Uni¨®n Europea sigue uni¨¦ndose pol¨ªtica y econ¨®micamente, aumentar¨¢ de igual manera su influencia pol¨ªtica y econ¨®mica. Por lo tanto, en un mundo independiente, podemos liderar pero no dominar.
Estados Unidos ser¨¢ juzgado sobre la base de c¨®mo utiliz¨® este "momento m¨¢gico". ?Intentamos introducir al mundo en el siglo XXI? ?Intentamos obligar a la gente a vivir seg¨²n nuestro punto de vista? ?O intentamos, por el contrario, mediante el liderazgo, el ejemplo y la persuasi¨®n construir un mundo en el que la gente nos trate en el futuro como nos gustar¨ªa que nos tratase por nuestra manera de actuar en nuestro momento de primac¨ªa?
Mi mentor, el senador J. William Fulbright, dijo una vez que lo mejor que Estados Unidos pod¨ªa hacer era ser "un ejemplo inteligente para el mundo, mediante la utilidad material sin presunci¨®n moral"; que "deber¨ªamos hacer de nuestra propia sociedad un ejemplo de felicidad humana, hacernos amigos de la revoluci¨®n social e ir m¨¢s all¨¢ de la simple reciprocidad en el esfuerzo por reconciliar mundos hostiles". Dijo que preferir¨ªa enormemente vernos convertidos en "un amigo comprensivo de la humanidad que en su severo y orgulloso maestro".
Bien, ?qu¨¦ importancia tiene esto en el presente? ?Significa que Estados Unidos no deber¨ªa disponer de un ej¨¦rcito fuerte? No. ?Significa que nunca deber¨ªamos utilizarlo, ni siquiera cuando se requiere la fuerza para salvar gran cantidad de vidas? No. Pero s¨ª significa que deber¨ªamos ser suficientemente humildes como para recordar que raramente hay soluciones definitivas en los asuntos humanos. Por lo tanto, bastante a menudo, la forma en que hacemos algo es tan importante como lo que hacemos.
Debemos reconocer que nuestra interdependencia planetaria, a pesar de ser algo maravilloso para aquellos de nosotros que estamos bien situados para aprovecharla, sigue teniendo sus pros y sus contras. Nuestra apertura mutua en un mundo lleno de divisiones pol¨ªticas, religiosas, econ¨®micas y sociales aumenta tambi¨¦n nuestra vulnerabilidad e intensifica el dolor y la alienaci¨®n de aquellos que se sienten apartados de las ventajas de la interdependencia. Al fin y al cabo, el 11 de septiembre, Al Qaeda utiliz¨® las mismas fronteras abiertas, la facilidad para viajar, y el acceso a la informaci¨®n y a la tecnolog¨ªa que todos damos por hecho para matar a 3.100 personas de 70 pa¨ªses, incluidos m¨¢s de 200 musulmanes.
Por lo tanto, la pregunta es: ?cu¨¢l es la responsabilidad de Estados Unidos en este momento de nuestro dominio? Creo que es la de construir un mundo que avance m¨¢s all¨¢ de la interdependencia, hacia una comunidad planetaria integrada, con responsabilidades, beneficios y valores compartidos.
Debemos respaldar las instituciones de la comunidad planetaria, empezando por Naciones Unidas, una organizaci¨®n que todav¨ªa se est¨¢ formando, todav¨ªa imperfecta. No siempre hemos cumplido nuestro papel en ella, pero es todo lo que tenemos, y ahora que vivimos en un mundo interdependiente, debe tener todo nuestro apoyo a la hora de construir una comunidad planetaria integrada. Debemos tener una sensata estrategia de seguridad, y utilizar el poder estadounidense para prevenir las acciones y castigar a aquellos que pretenden hacernos da?o. Y debemos tambi¨¦n recordar el ejemplo del general George C. Marshall y el Plan Marshall, del senador Fulbright, y el Programa Fulbright, y construir un mundo con m¨¢s amigos y aliados, y menos terroristas. ?se es el prop¨®sito de la ayuda exterior y la reducci¨®n de la deuda, de la lucha contra el SIDA y de la escolarizaci¨®n de todos los ni?os del mundo. No deber¨ªamos ser demasiado ut¨®picos en nuestras expectativas, pero s¨ª ser siempre ut¨®picos en nuestros valores y sue?os.
Desde los albores de la sociedad humana hasta el presente, hemos estado marcados por una maldici¨®n persistente: la compulsi¨®n que los humanos sienten por definir el significado de su vida en t¨¦rminos positivos con referencia a aquellos que son como ellos desde el punto de vista racial, tribal, cultural, religioso, pol¨ªtico, y por referencia negativa a aquellos que son diferentes. Los humanos se sienten entonces impulsados a oprimir a quienes son diferentes, cuando son suficientemente peque?os e impotentes como para no poder evitarlo. Sin embargo, los c¨ªrculos cada vez mayores de interdependencia han ense?ado a las personas a aceptar la humanidad de aquellos a quienes en otro tiempo degradaron.
De hecho, todo el curso de la historia humana puede considerarse una lucha constante por ampliar la definici¨®n de qui¨¦nes somos "nosotros" y disminuir la definici¨®n de qui¨¦nes son "ellos". Desde el comienzo de los tiempos hasta la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, en 1989, nunca ha sido realmente posible construir una comunidad de cooperaci¨®n planetaria, en la que celebremos, no s¨®lo toleremos, nuestra diversidad, bas¨¢ndonos en la simple teor¨ªa de que nuestras diferencias hacen la vida interesante, pero nuestra humanidad com¨²n importa m¨¢s.
Cuando se cre¨® Naciones Unidas, la comunidad planetaria no era posible debido a la Guerra Fr¨ªa. Luego, en la d¨¦cada de 1970, China empez¨® a avanzar hacia el resto del mundo. En 1989 cay¨® el Muro de Berl¨ªn. As¨ª que s¨®lo hemos tenido 13 a?os para trabajar en la b¨²squeda de expresiones pr¨¢cticas del sue?o de establecer una comunidad de naciones integrada.
Para avanzar en ese objetivo, deberemos colaborar con otros pa¨ªses en la prohibici¨®n de las pruebas nucleares, la reducci¨®n del calentamiento del planeta, la creaci¨®n del Tribunal Penal Internacional y el fortalecimiento de un tratado contra las armas biol¨®gicas. Me decepciona que el actual Gobierno se haya retirado de los acuerdos establecidos en cada
una de esas ¨¢reas, o no los haya reforzado. Env¨ªa al mundo la se?al equivocada, justamente en un momento en el que necesitamos m¨¢s y m¨¢s alianzas firmes que nos ayuden a identificar a los terroristas y defender nuestra naci¨®n.
Pero a pesar de estos contratiempos, sigo siendo optimista. En los ¨²ltimos 13 a?os, la Uni¨®n Europea ha crecido, Naciones Unidas ha demostrado tener mayor capacidad para enfrentarse a problemas en los Balcanes y en otras partes; Rusia y China se han acercado a Occidente; en Irlanda del Norte se alcanz¨® el Acuerdo de Viernes Santo; tuvimos siete a?os de avance hacia la paz en Oriente Pr¨®ximo hasta que Yasir Arafat rechaz¨® mi ¨²ltima propuesta (ahora opina que todas las partes deber¨ªan aceptarla); y las naciones ricas del mundo empezaron a hacer m¨¢s, con la iniciativa de reducci¨®n global de la deuda y el aumento de fondos para luchar contra el SIDA.
No tenemos m¨¢s remedio que aprender a vivir juntos, escoger la cooperaci¨®n sobre el conflicto, dar expresi¨®n a nuestra humanidad com¨²n siguiendo reglas sencillas: todo el mundo merece una oportunidad, todo el mundo tiene una funci¨®n que cumplir, todos lo hacemos mejor si trabajamos juntos, no somos tan diferentes como pensamos.
Todav¨ªa no tenemos las instituciones necesarias para dirigir ese tipo de mundo. ?se es el trabajo de la pol¨ªtica, y en ese trabajo siempre habr¨¢ diferencias de opini¨®n, conflictos de intereses y de valores, y como vemos hoy, incluso en la simple evaluaci¨®n de la evidencia.
Pero, en conjunto, creo que el mundo avanza en la direcci¨®n correcta, porque se ha vuelto inconcebible que podamos resolver los problemas mundiales sin resolverlos juntos. Todos nosotros debemos desempe?ar nuestro papel para intentar que eso suceda tan pronto como sea posible.
William J. Clinton es ex presidente de Estados Unidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.