La vida (en Rusia) no vale nada
La tradici¨®n de indiferencia con la vida humana, que ha caracterizado las relaciones entre poderosos y s¨²bditos en la historia rusa, llega hasta hoy, a juzgar por los expeditivos m¨¦todos de Vlad¨ªmir Putin para resolver la crisis de los rehenes secuestrados el 23 de octubre en el teatro Dubrovka de Mosc¨² y liberados tres d¨ªas despu¨¦s.
Para explicar por qu¨¦ los rusos apoyan masivamente a su l¨ªder, pese a la muerte de 129 personas, la mayor¨ªa de ellas a resulta del gas empleado por los comandos de intervenci¨®n especial Alfa, hay que sumergirse en las tradiciones feudales y culturales que diferencian al gran pa¨ªs euroasi¨¢tico de las sociedades occidentales, donde el ciudadano es sujeto de la pol¨ªtica y exige responsabilidades a sus dirigentes.
A los tribunales de Mosc¨² empiezan a llegar las demandas de ex rehenes del teatro de Dubrovka. No buscan explicaciones, sino compensaciones econ¨®micas
La sociedad civil es embrionaria a¨²n en Rusia, pa¨ªs que nunca acab¨® de distanciarse del todo del r¨¦gimen de servidumbre que formalmente fue abolido en 1861
Los ex rehenes Alexandr y Alexandra Ri¨¢btsev, y el padre del fallecido Pietr Sidorenko, han sido los pioneros de la v¨ªa judicial. Hoy ya hay 24 demandantes
El Derecho de la Madre ayuda a las familias a formular reclamaciones civiles por el "da?o moral". Las compensaciones oscilan entre 151 y 3.030 euros
La sociedad civil es embrionaria a¨²n en Rusia, pa¨ªs que nunca acab¨® de distanciarse del todo del r¨¦gimen de servidumbre que formalmente fue abolido en 1861. La defensa de los derechos es la excepci¨®n y no la regla, y a menudo ni siquiera existe conciencia de ellos. Los familiares de las v¨ªctimas del teatro Dubrovka, en su mayor¨ªa, se resignaban ante la muerte de sus seres queridos y las vejaciones que sufr¨ªan. El 7 de noviembre, los amigos de Alexandr K¨¢rpov, un traductor y bardo fallecido a resultas del gas salvador, se citaron en el club de cantautores aficionados. Hubo canciones, poemas y sentimiento, pero no reproches. Sereno y entristecido, Sergu¨¦i K¨¢rpov, padre del fallecido, contest¨® con entereza a mis duras preguntas. No guardaba ning¨²n rencor contra los organizadores del rescate, dijo, porque si los terroristas hubieran apretado el detonador, el teatro hubiera saltado por los aires y la tragedia hubiera sido peor. Por desgracia, la estad¨ªstica indicaba que situaciones como la que cost¨® la vida a su hijo no se resuelven sin sacrificios. Alexandr no quiso cubrirse la nariz con el pedazo de camiseta que le tendi¨® su esposa para protegerse del gas. Aquel hombre quiso mantener "la cabeza despejada".
Al descubrir que su ¨²nico hijo, Yaroslav, de 15 a?os, hab¨ªa muerto en sus brazos durante la liberaci¨®n, la primera reacci¨®n de la ex reh¨¦n Irina Fad¨¦yeva fue suicidarse, seg¨²n cuenta la periodista Anna Politk¨®vskaya. Fad¨¦yeva descubri¨® dos agujeros de bala (uno de entrada y otro de salida) disimulados con tapones de cera en el cad¨¢ver de Yaroslav. En el certificado de defunci¨®n, la causa de la muerte ha quedado en blanco.
La negligencia hacia la vida es propia de pa¨ªses de grandes cat¨¢strofes naturales y elevada natalidad, se?ala Leonid Sedov, vicepresidente del Centro de Estudios de la Opini¨®n P¨²blica (TSIOM). Para un pa¨ªs donde la poblaci¨®n disminuye, la negligencia es un despilfarro. Los rusos dan menos importancia al derecho a la vida que al derecho a cuidados m¨¦dicos, educaci¨®n gratuita o atenciones en la vejez. "Vivimos, pero no consideramos la vida como un derecho, sino como un destino", dice Sedov.
Tradicionalmente, los dirigentes rusos dispusieron a su antojo de la vida de sus s¨²bditos. Iv¨¢n IV el Terrible (1530-1584) cre¨® estructuras (la Opr¨ªtchina) para una pol¨ªtica de terror sistem¨¢tico, hizo que se ahogaran en agua helada los habitantes de N¨®vgorod y Pskov y mat¨® a su hijo con sus propias manos. Tambi¨¦n le gustaban las ejecuciones p¨²blicas en Mosc¨², tales como cocer vivos a los reos, empalarlos y trocearlos.
Incluso el s¨ªmbolo de la Rusia europea, San Petersburgo, la ciudad natal de Putin, que celebra su 300? aniversario en 2003, se construy¨® sobre los huesos de los siervos. En el siglo XX, el estalinismo seg¨® entre varios millones y varias decenas de millones de vidas en la URSS. Millones fueron deportados durante la colectivizaci¨®n (1929-1934). Millones (seis en total; de ellos, hasta 3,5 en Ucrania) fueron v¨ªctimas de la hambruna de 1932-1933. En las purgas de 1937-1938 fueron arrestadas m¨¢s de 1.500.000 personas, de las cuales m¨¢s de 681.000 fueron fusiladas. Cerca de la mitad de los 300.000 t¨¢rtaros deportados de Crimea perecieron en la represi¨®n de los pueblos que Stalin ve¨ªa como potenciales colaboracionistas de los nazis. En el Gulag, el sistema de campos de concentraci¨®n, consumieron su existencia millones de personas, lo cual no impide que los rusos se planteen hoy devolver el nombre de Stalingrado a Volgogrado o que el alcalde de Mosc¨² quiera recuperar la estatua de F¨¦lix Dzerzhinski, el padre del terror, para una plaza.
En la II Guerra Mundial, centenares de miles de soldados y oficiales fueron condenados para mantener la disciplina. Stalin utiliz¨® al Ej¨¦rcito como carne de ca?¨®n. Hasta hoy, los historiadores discrepan sobre la cifra de bajas: 20 millones de muertos (entre civiles y militares) era la estimaci¨®n en la ¨¦poca de Jruschov, que aument¨® hasta 27 millones en la de Gorbachov, y no se ha alterado, aunque el "centro de datos automatizado sobre las p¨¦rdidas irrecuperables de las Fuerzas Armadas" ha contado 19 millones de v¨ªctimas militares.
Tras la muerte de Stalin, la negligencia con la vida humana se moder¨®, "no porque los dirigentes fueran m¨¢s humanos, sino porque no hab¨ªa necesidad de matar", puntualiza Sedov. En 1986, en ¨¦poca de Gorbachov, las autoridades ucranias no quisieron renunciar a las manifestaciones del Primero de Mayo en Kiev, aunque el aire estuviera lleno de is¨®topos radiactivos de Chern¨®bil. En el oto?o de 1994, Yeltsin mand¨® a Grozni un grupo de carros blindados que se perdieron por la capital de Chechenia. Sus tripulantes fueron exterminados o hechos prisioneros, mientras el Kremlin se negaba a responsabilizarse de ellos.
Resignaci¨®n ciudadana
Pese a la resignaci¨®n de la sociedad ante las pifias de los pol¨ªticos, algo est¨¢ cambiando en el trato entre gobernantes y gobernados en Rusia, y uno de los s¨ªntomas de este cambio es que los ciudadanos han comenzado a poner precio tanto material como moral a su vida.
A los tribunales de Mosc¨² empiezan a llegar demandas de ex rehenes del Dubrovka. No buscan explicaciones o responsabilidades por los m¨¦todos de liberaci¨®n, sino compensaciones econ¨®micas. Al poner precio a su sufrimiento, exploran tambi¨¦n un territorio nuevo en la cultura pol¨ªtica rusa.
Los ex rehenes Alexandr y Alexandra Ri¨¢btsev, y el padre del fallecido Piotr Sidorenko, de 29 a?os, han sido los pioneros de la v¨ªa judicial. La cifra de los demandantes se elev¨® el lunes a 24, y la reclamaci¨®n conjunta, a casi 23,5 millones de euros (entre 450.000 y 1,5 millones de euros por cabeza). El abogado ?gor Trunov prepara nuevos expedientes y advierte que llegar¨¢ al Supremo. Las demandas se basan en la ley antiterrorista de 1998, que contempla el derecho de las v¨ªctimas a ser compensadas por cuenta del presupuesto regional (en este caso Mosc¨²). Las reclamaciones han alterado la relaci¨®n entre las v¨ªctimas del secuestro y las autoridades locales, que hab¨ªan entregado 50.000 rublos (1.515 euros) a cada superviviente y 100.000 (3.030 euros) a los familiares de los fallecidos. "No sabemos ni qu¨¦ gas se utiliz¨® ni cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias para nuestra salud. Nos sentimos socialmente indefensos", explic¨® el ex reh¨¦n Alexandr Shalnov, que calific¨® de "insignificante" la suma adjudicada.
Del paternalismo y la beneficencia, el Ayuntamiento moscovita ha pasado a la defensiva. Si los jueces satisfacen las reclamaciones, "la vida en Mosc¨² se encarecer¨¢", ha dicho el jefe del Consistorio, Vlad¨ªmir Plat¨®nov. La capital de Rusia, que derrocha energ¨ªa iluminando sus fachadas y que concentra el grueso de los recursos financieros del Estado, alega no tener dinero y trata de cargarle el muerto al presupuesto federal.
Hasta ahora, el Estado ha compensado a las v¨ªctimas de cat¨¢strofes, accidentes y guerras m¨¢s por motivos pol¨ªticos que por criterios generales.
Indemnizaciones
Seg¨²n un an¨¢lisis comparativo publicado en Moskovski N¨®vosti, los afectados por las inundaciones en Krasnodar recibieron 20.000 rublos (606 euros), y las v¨ªctimas de las explosiones que destruyeron dos bloques de viviendas en Mosc¨² en 1999, 10.000 rublos (303 euros). A los familiares de los asesinados por cabezas rapadas les dieron 40.000 rublos (1.212 euros). Las vidas mejor valoradas fueron las de los tripulantes del submarino Kursk, hundido en agosto de 2000. La regi¨®n de M¨²rmansk pag¨® 40.000 rublos (1.212 euros) por cada marino; el Ej¨¦rcito, 150.000 rublos (4.545 euros), y Putin, 720.000 rublos (21.828 euros). Al producirse la cat¨¢strofe hab¨ªan llegado a la regi¨®n 23 ata¨²des de zinc con cad¨¢veres de soldados de la segunda guerra de Chechenia. A los familiares les pagaron 10.000 rublos por cada uno.
El Estado paga hoy cerca de 80.000 rublos de indemnizaci¨®n (2.424 euros) a los familiares de los soldados muertos, adem¨¢s de las eventuales pensiones por la p¨¦rdida del sustento, seg¨²n la abogado Liudmila G¨®likova, de la fundaci¨®n El Derecho de la Madre. A diferencia de otras ONG, que defienden a los soldados vivos, esta entidad, fundada en 1990, se concentra en los derechos de los parientes de los muertos. Valeria Panti¨²jina, la portavoz, considera el Ej¨¦rcito "como un espacio de esclavitud, donde no existen los derechos individuales". Cada a?o mueren en ¨¦l 3.000 j¨®venes, v¨ªctimas de la violencia no relacionada con acciones b¨¦licas, y una cuarta parte de estas muertes son suicidios, se?ala. El ministro de Defensa, Sergu¨¦i Ivanov, dijo a finales de noviembre que este a?o 531 soldados han muerto violentamente y cerca de 20.000 han sufrido traumas y contusiones. Los casos de reclutas enloquecidos (a menudo por novatadas salvajes) que vac¨ªan el cargador sobre sus compa?eros se repiten. El guarda de fronteras Den¨ªs Soloviov mat¨® a ocho personas e hiri¨® a once en noviembre en la regi¨®n cauc¨¢sica de Karach¨¢yevo-Cherkesia. En cuanto a las guerras de Chechenia por s¨ª mismas, la primera (1994-1996) se cobr¨® m¨¢s de 4.100 muertos, y la segunda, de 1999 hasta hoy, cerca de 4.500 s¨®lo entre los militares, seg¨²n datos oficiales.
El Derecho de la Madre, financiada por becas internacionales, ayuda a las familias a formular reclamaciones civiles por el "da?o moral", que son independientes de las demandas de compensaci¨®n basadas en el derecho laboral. La entidad atendi¨® a cerca de 6.500 personas y llev¨® 67 procesos en 2001. En la primera mitad de este a?o ha tenido casi 3.500 consultas y 46 procesos en marcha. En la mitad de los casos, las sentencias son favorables a los demandantes. Las compensaciones decididas por los jueces oscilan entre 5.000 y 100.000 rublos (151 y 3.030 euros, respectivamente), seg¨²n G¨®likova. En enero, un juez de Nizhni N¨®vgorod conden¨® a los militares a pagar 20.000 rublos a Liubov Tum¨¢yeva, la madre de Sergu¨¦i, un soldado muerto en Grozni en 1995 cuyo cad¨¢ver fue enviado por equivocaci¨®n a Perm, en los Urales. Pese a la confirmaci¨®n del error por un examen forense, Tum¨¢yeva tard¨® seis a?os en recuperar los restos de Alexandr, que la familia Ventsel custodiaba como si se tratara de Yevgueni, el hijo que no lleg¨® a encontrar.
Los desaparecidos de Dubrovka
Las imprecisiones en los balances de v¨ªctimas en Rusia no siempre responden a dificultades objetivas. En el secuestro del teatro Dubrovka, las autoridades optaron por ignorar la lista de desaparecidos confeccionada conjuntamente por varios medios. En ella quedaban esta semana 73 personas. El balance oficial de muertos incluye a 41 terroristas. Los comandos dependientes del Servicio Federal de Seguridad no dejaron ning¨²n terrorista vivo y la falta de una investigaci¨®n independiente impide saber si los artefactos en los que se sustentaban las amenazas de volar el teatro eran verdaderos, como se afirma oficialmente. Personas con buenos contactos en los ¨®rganos de seguridad rusos lo dudan.
Fuera como fuese, la liberaci¨®n de los rehenes fue apoyada por el 82% de los rusos, seg¨²n datos del TSIOM, y una mayor¨ªa (el 65% contra el 35%) aprob¨® el empleo de gas. Dado que los rusos suelen esperar lo peor, cualquier otro resultado puede parecerles aceptable. "Para m¨ª ya es mucho que los comandos Alfa no hayan hecho volar por los aires el teatro para acusar de ello a los chechenos y que, por lo menos, hayan intentado salvar a gente, aunque les saliera una chapuza", dec¨ªa Irina. M¨¢s cr¨ªticos que esta asesora pol¨ªtica fueron algunos testigos que declararon en la investigaci¨®n (no vinculante legalmente) del partido Uni¨®n de Fuerzas de Derechas. "La causa fundamental del elevado n¨²mero de v¨ªctimas entre los rehenes durante el asalto fue la negligencia de las autoridades, responsables de los primeros auxilios a las v¨ªctimas y de su transporte, as¨ª como de la coordinaci¨®n general del salvamento", se?alan las conclusiones.
"Es totalmente evidente que (...) la tarea principal era exterminar a los terroristas; lo que sucediera con la gente era secundario", declar¨® un especialista en medicina judicial participante en el rescate.
En general, los rusos no se toman en serio las palabras de sus dirigentes sobre la prioridad de la vida. "Todos saben que se enga?an los unos a los otros y nadie se molesta por ello, porque la verdad, entendida a la rusa, (...) es una verdad pragm¨¢tica del momento", se?ala Sedov en un estudio sobre actitudes culturales. La distancia entre las palabras y los hechos se evidencia en Nikol¨¢i Bobkov, un veterano de la II Guerra Mundial que falleci¨® de fr¨ªo en su vivienda de Ust-Kut, en la regi¨®n siberiana de Irkutsk. La calefacci¨®n estaba averiada desde el a?o pasado y un corte de electricidad apag¨® el radiador el¨¦ctrico. Bobkov muri¨® cuando la temperatura de su casa no superaba los 10 grados y el term¨®metro marcaba 30 bajo cero en la calle. La fiscal¨ªa ha iniciado dos procesos por negligencia criminal despu¨¦s de que el caso fuera aireado por la cadena de televisi¨®n NTV. Putin conoc¨ªa los problemas energ¨¦ticos de Ust-Kut por lo menos desde diciembre pasado, cuando el estudiante P¨¢vel Shvedkov se los cont¨® en una sesi¨®n radiotelevisiva en directo. La escuela hab¨ªa cerrado porque la temperatura en las aulas no superaba los ocho grados, y el presidente le asegur¨® que el gobernador hac¨ªa "todo lo posible para restablecer el funcionamiento de las escuelas". P¨¢vel anunci¨® que este a?o volver¨ªa a interpelar a Putin sobre el fr¨ªo, que hipoteca su educaci¨®n y, en ¨²ltima instancia, tambi¨¦n su vida.
Un precio para la vida y tarifas para la muerte
MIENTRAS LOS EX REHENES del teatro Dubrovka y los juristas de El Derecho de la Madre reclaman un precio a la vida ante los tribunales moscovitas, bas¨¢ndose en la ley antiterrorista de 1998, el mundo de la delincuencia rusa tiene ya un sistema de tarifas establecido para calibrar el importe de la muerte. Entre an¨¢lisis de diferentes tipos de vodka, agua mineral o petr¨®leo, la p¨¢gina web Expertiza.ru pas¨® revista a los precios de los asesinos a sueldo. De acuerdo con un an¨¢lisis dif¨ªcil de verificar, la oferta m¨¢s barata del mercado de asesinos est¨¢ en manos de alcoh¨®licos, drogadictos y ex presidiarios, adem¨¢s de militares y funcionarios de los servicios de seguridad en paro. Estos liquidadores dom¨¦sticos cuestan entre 100 y 1.000 euros y resultan c¨®modos para librarse de alg¨²n pariente molesto. Siguen los "asesinos para dirigentes de nivel medio", con tarifas entre 5.000 y 15.000 d¨®lares. Adem¨¢s hay asesinos para la ¨¦lite con tarifas m¨ªnimas de 50.000 d¨®lares, que liquidan a los presidentes de bancos o de consorcios, pol¨ªticos y empresarios de categor¨ªas superiores. Entre los asesinos de ¨¦lite destacan los especialistas en accidentes, o naturalistas, que no dejan huella y dan garant¨ªas de absoluto y total anonimato.
Los datos de la web Expertiza.ru s¨®lo hacen referencia al mercado profesional del crimen. Los asesinatos cotidianos son otro cap¨ªtulo. Moskovski Komsomolets relataba un suceso ocurrido en Li¨²bertsi, una ciudad cercana a la capital rusa. Por la promesa de recibir 3.000 rublos (unos 91 euros), el quincea?ero Mija¨ªl Verjovij se comprometi¨® a librar a una amiga de su madre de un marido tirano y borrach¨ªn por medio de una inyecci¨®n letal. Pero el joven temi¨® que el pinchazo despertara a la v¨ªctima y decidi¨® degollarla con ayuda de tres amigos de 14 a?os que le acompa?aban en la empresa mortal. Verjovij ha sido condenado a seis a?os, pero sus compinches no han sido involucrados en el proceso debido a su edad, seg¨²n el peri¨®dico. "Rusia no est¨¢ tan civilizada como Europa, pero tambi¨¦n aqu¨ª cambian las cosas", comenta un militar reciclado como taxista. "La diferencia entre la ¨¦poca de Iv¨¢n el Terrible (siglo XVI) y hoy es que entonces ¨¦ramos muy asi¨¢ticos y poco europeos, y ahora somos un poco m¨¢s europeos y un poco menos asi¨¢ticos", dice a modo de explicaci¨®n.
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