Ruidos
Llevo a mis hijos al colegio y por los altavoces del patio suena a toda pastilla "Campana sobre campana", versi¨®n tecno. No s¨¦ si los arreglos electr¨®nicos hacen m¨¢s laico el villancico; ni me importa porque no es la imposici¨®n del folclore religioso lo que me molesta, sino el volumen del tocadiscos a estas horas de la ma?ana. No es un problema de contenidos: el a?o pasado fueron las canciones de David Bisbal las que machacaron mis t¨ªmpanos y no por ello me mostr¨¦ m¨¢s comprensivo.
No s¨¦ por qu¨¦ dice Fuensanta Coves, la consejera de Medio Ambiente, que la contaminaci¨®n ac¨²stica cada vez preocupa m¨¢s a los andaluces. A m¨ª me parece que no, que a la gente no le molesta el ruido, como se puede comprobar en la mayor¨ªa de los restaurantes, donde hay que hablar a voz en grito para hacerse o¨ªr. Con las risas del botell¨®n hay m¨¢s intransigencia social, es cierto; aunque seg¨²n el Informe de Medio Ambiente 2001 los gritos y las canciones en la calle -que a partir de ahora costar¨¢n 6.000 euros de multa- suponen solo un 4% de la contaminaci¨®n ac¨²stica. Pr¨¢cticamente nada si lo comparamos con el 78% que genera el tr¨¢fico terrestre.
De esto precisamente se quejan 16 asociaciones de vecinos de Sevilla, M¨¢laga y Granada; de que el Decreto de Ruido Ambiental que se aprobar¨¢ a principios del pr¨®ximo a?o se centre demasiado en pubs y discotecas y pase de puntillas sobre los verdaderos ruidos que atormentan a los habitantes de una ciudad, los que hacen los coches y las motos, o los que provocan quienes tendr¨ªan que evitarlos: los ayuntamientos con sus festejos, procesiones y campa?as electorales. ?De qu¨¦ sirve -se preguntan las asociaciones- que el nuevo reglamento especifique el nivel m¨¢ximo de vibraci¨®n de equipos si los municipales jam¨¢s suspender¨¢n una sagrada verbena popular que triplique los decibelios permitidos? ?De que sirve establecer el l¨ªmite de los ruidos interiores y exteriores si la polic¨ªa jam¨¢s acudir¨¢ en mi auxilio cuando el perro del vecino, coreado adem¨¢s por todos los animales del barrio, se pase una noche de verano ladrando al lado de mi ventana?
Tampoco creo que acuda nadie si denuncio a Te¨®fila Mart¨ªnez por sus declaraciones sobre la sentencia del Constitucional declarando legal el complemento a las pensiones aprobado por la Junta. El fallo -dice esta insidiosa mujer- "desenmascara las mentiras y la manipulaci¨®n del se?or Chaves". Qu¨¦ detestable es esta actitud permanentemente ofensiva, reacia siempre a reconocer una derrota, incapaz de apreciar aciertos en el adversario pol¨ªtico. Las palabras de Mart¨ªnez me resultan tan irritantes como los ladridos del vecino; una contaminaci¨®n ac¨²stica de la que deber¨ªa protegerme el decreto de Fuensanta Coves.
Pero esto no ha hecho m¨¢s que empezar. Tras las Navidades viene la precampa?a electoral y luego la campa?a, y las furgonetas ir¨¢n de arriba a abajo molestando a los vecinos con sus estridentes estribillos sin que la polic¨ªa municipal pueda pararlas y meterles un paquete de 6.000 euros. Habr¨¢ que ir preparando las barreras ac¨²sticas, porque en pocos meses el espacio radioel¨¦ctrico se llenar¨¢ de chapapote.
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