Contra el olvido y las prebendas
Hace ocho d¨ªas se inauguraba oficialmente la escultura Cortezas, de Jos¨¦ Ram¨®n Anda (Bakaiku, 1949), en el parque lehendakari Ardanza de Galdakao. Construida en bronce patinado, de 3,25 metros de alto, con un peso aproximado de tres toneladas.
Es una escultura pura, conformada por tres medios cilindros irregulares (vale decir medios troncos de cono). En c¨®mo se ha dispuesto la posici¨®n de esas tres piezas radica su mayor acierto. Una de ellas se asienta firme sobre el suelo. Y otra asienta un pie de su base en el suelo, mientras el otro pie se eleva un palmo de ese suelo. La tercera queda suspendida enteramente en el espacio, al tiempo que se convierte en agente de uni¨®n entre las otras dos piezas...
Los puntos de uni¨®n entre las piezas est¨¢n trabajados sin forzamiento alguno. Al rev¨¦s, en su lugar aparece la dulzura de las torsiones, las armon¨ªas curvil¨ªneas, elaborado todo ello con el acreditado oficio refinado que posee Anda (quien sabe que la obra de arte consigue el logro de la forma a trav¨¦s de la actividad creadora en su lucha con el material que tiene frente a s¨ª). Por otra parte, con objeto de a?adir protagonismo al reino de las curvas, a los remates de los l¨ªmites de esas tres piezas se les han quitado sus cortes punzantes naturales hasta convertirlos en sinuosas y acariciantes redondeces.
Hablamos de l¨ªmites. En esta y otras esculturas de Anda, el l¨ªmite, como conf¨ªn o contorno, reclama que lo dem¨¢s se supedite a su control. No desconoce el artista que si se domina el l¨ªmite, se domina todo lo que contiene ese l¨ªmite.
Junto a lo dicho hasta aqu¨ª, cabe subrayar que en la escultura del parque de Galdakao encontramos la posibilidad de habitar y circular dentro de ella. Observaremos que al entrar en la pieza que tiene uno de los pies elevado un palmo del suelo sentimos algo de aquel v¨¦rtigo que hall¨¢bamos en las esculturas el¨ªpticas de Richard Serra, que pudimos ver en el Museo Guggenheim tres a?os atr¨¢s...
Nos resta incluir dos apuntes. Como la escultura est¨¢ pidiendo a gritos que se le dote de mayores dimensiones, imaginamos que no se ha llevado a efecto por razones estrictamente econ¨®micas. Creemos que a la p¨¢tina exterior del bronce le sobran esas escamas que parecen buscar una calidad pict¨®rica, que no necesita. Y el aviso: cada vez que se inaugure en Bilbao una escultura p¨²blica de quien sea, deber¨ªamos preguntar por qu¨¦ este escultor vasco, tal vez uno de los m¨¢s cualificado de cuantos est¨¢n en activo, junto a Andr¨¦s Nagel, no est¨¢ representado como merece el talento que atesora su larga trayectoria art¨ªstica. Contra el olvido, que proviene de la ignorancia, cuando no de dar prebendas a los amigos, se impone el recuerdo del justo merecimiento.
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