Elocuente 'mea culpa'

Biljana Plavsic, uno de los l¨ªderes, organizadores y grandes propagandistas de la limpieza ¨¦tnica llevada a cabo por las fuerzas serbias en Bosnia entre 1992 y 1995, se ha declarado culpable de cr¨ªmenes contra la humanidad ante el Tribunal de La Haya para la antigua Yugoslavia. Plavsic, de 72 a?os, primero lugarteniente y despu¨¦s sustituta del verdugo Radovan Karadzic, ha admitido que exist¨ªa un plan para acabar con la existencia de los bosnios musulmanes basado en la expulsi¨®n por el terror y el exterminio.

La Plavsic es el primer reo relevante del alto tribunal que reconoce su culpa, lo que sin duda constituye un ¨¦xito no s¨®lo para la perseverante fiscal Carla del Ponte, sino para la propia idea de la existencia de un Tribunal Penal Internacional (TPI) que parad¨®jicamente tiene su peor enemigo en una de las cunas de la democracia, Estados Unidos. Plavsic se entreg¨® en su d¨ªa voluntariamente y ha conseguido que, a cambio de su confesi¨®n, le sean retirados dos cargos por genocidio. Los fiscales piden para ella entre 15 y 25 a?os de c¨¢rcel.

La confesi¨®n de Plavsic no la redime, menos cuando se ha negado a aportar pruebas directas contra otros encausados serbios como Slobodan Milosevic o los a¨²n pr¨®fugos de la justicia Karadzic y el general carnicero Ratko Mladic. Pero s¨ª puede ser un acicate para que otros criminales se entreguen y aporten pruebas contra los m¨¢ximos responsables del genocidio bosnio. Y sobre todo debe suponer un gran avance para la reconciliaci¨®n en una regi¨®n cuyas heridas siguen sangrando. Porque el reconocimiento de un crimen vuelve a hacer humanos, y por tanto conciliables, a personas y grupos cuyo primer paso hacia el delito fue la deshumanizaci¨®n de la v¨ªctima.