Revoluci¨®n bolivariana
Si efectivamente ha sido as¨ª, es admirable la generosidad del grupo de profesores de variada condici¨®n que ha pagado de su propio bolsillo el elevado precio de la p¨¢gina de publicidad aparecida el pasado 23 de diciembre bajo el altisonante t¨ªtulo de Defender la Constituci¨®n es defender la democracia. Desgraciadamente, esa generosidad est¨¢, sin embargo, al servicio de una mala causa, a la que sirven, adem¨¢s, con argumentos que necesariamente se vuelven contra ella.
Al afirmar que la petici¨®n de la oposici¨®n venezolana de que se celebre lo antes posible una consulta popular no es leg¨ªtima, ni conveniente, ni sobre todo constitucional, el autor o autores del texto obligan a recordar que esa Constituci¨®n, cuyo respeto se exige ahora, naci¨® precisamente de la violaci¨®n flagrante y orgullosamente proclamada de una Constituci¨®n democr¨¢tica, la de 1961, cuyo procedimiento de reforma se eludi¨® para "devolver al pueblo su poder constituyente originario", en un refer¨¦ndum plebiscitario situado en las ant¨ªpodas de la democracia. Al reprochar a la oposici¨®n la utilizaci¨®n de medios no democr¨¢ticos porque apoya sus demandas con reuniones y manifestaciones, inevitablemente suscitan la sospecha de que para ellos y su admirado comandante s¨®lo hay verdadera democracia si se prescinde de tales derechos. La misma que brota de sus cr¨ªticas a los medios de comunicaci¨®n por estar del lado de la oposici¨®n y no del Gobierno, que por lo dem¨¢s dispone de los medios p¨²blicos, que utiliza a diario con tanto descaro como falta de inteligencia. ?Y c¨®mo no pensar, cuando se quejan de que el Tribunal Supremo no proces¨® a los presuntos autores del golpe de abril, que el comandante Chaves pudo llegar a la Presidencia porque el presidente Caldera le concedi¨® el indulto de la pena impuesta por alzarse en armas frente a un Gobierno leg¨ªtimo?
Pero no vale la pena esforzarse en desmontar argumentos triviales. Lo sorprendente es que aparezcan respaldados por las firmas de algunas personas a las que habr¨ªa que suponer mejor informadas e intelectualmente m¨¢s serias, cuya vinculaci¨®n con la izquierda se quiebra ahora de pronto, al lanzarse entusiasmados en apoyo de un gobernante que encarna lo peor del viejo caudillismo latinoamericano y est¨¢ dividiendo al pa¨ªs, arruin¨¢ndolo y destruyendo cuanto desde 1958 se hab¨ªa hecho para modernizarlo.
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