Una exposici¨®n con 160 piezas recorre el patrimonio de Castilla-La Mancha
Ser¨ªa necesario recorrer 14.000 kil¨®metros para poder contemplar el importante patrimonio de Castilla-La Mancha de todos los tiempos que acoge el Museo de Santa Cruz, de Toledo, en la exposici¨®n La lecci¨®n del tiempo. Del siglo V antes de Cristo hasta nuestros d¨ªas, ofrece la oportunidad de conocer una visi¨®n muy particular del arte y la cultura de esta comunidad que es, en definitiva, la historia de todas las culturas que llegaron hasta aqu¨ª. Para Ricardo Bel¨¦ndez, director de la Fundaci¨®n Cultura y Deporte, organizadora de la muestra, "aqu¨ª el arte cobra sentido".
La exposici¨®n, que estar¨¢ abierta hasta el 30 de marzo, va m¨¢s all¨¢ de la riqueza individual de las 160 piezas que se exponen, desde La Ver¨®nica, de El Greco,pasando por una colecci¨®n de diminutas mu?ecas romanas, hasta el catafalco de la princesa de ?boli. La lecci¨®n del tiempo recibe al visitante con una escultura de Lorenzo Vaccaro en plata y piedras preciosas, que representa a Europa (1695), y que nos adelanta lo que vamos a ver: una representaci¨®n del poder, el hombre y el universo de las creencias, la cultura y el pensamiento, y el arte.
Desde las im¨¢genes de quienes gobernaron, Lucio C¨¦sar, siglo I despu¨¦s de Cristo, a las armas que someten o defienden a los pueblos, espada tipo lengua de vaca, siglo X, encontrada en Lietor (Albacete). Del paganismo antiguo, cr¨¢tera ib¨¦rica del siglo I antes de Cristo, a Los cuatro Evangelios, manuscrito ¨¢rabe del siglo XVI, o el Cristo del Perd¨®n, de Luis Salvador Carmona.
'El quijote', destacado
Cervantes y El Quijote tienen en esta muestra de todo lo que es y ha sido esta tierra, un lugar muy destacado. Adem¨¢s de varias ediciones de El Quijote, en un rinc¨®n del Museo de Santa Cruz, encontramos por primera vez la Baraja de Toledo (1574), firmada por Felipe Ayet y Pierre Pepin, y que demuestra que el naipero que aparece en el Quijote no fue una invenci¨®n de Cervantes. Una lecci¨®n del tiempo en la que tambi¨¦n se hace alg¨²n gui?o a la historia no escrita, o al menos no confirmada sobre el papel. En una sala central sorprende el catafalco de la princesa de ?boli, en una representaci¨®n del poder, las creencias y la cultura de la muerte. Un conjunto de m¨¢s de 60 piezas, entre candelabros, cruces, incensarios de ¨¦bano, o las ropas que vistieron los sacerdotes y sus ayudantes. En uno de los lados de esta sala, un hermoso y rico vestido de Isabel de Valois, esposa de Felipe II.
El visitante puede contemplar las piezas y mirar a trav¨¦s de los huecos que se abren en los paneles. La mirada nos lleva desde los bustos victoriosos, im¨¢genes del poder, a la ultima pieza del recorrido, El pueblo espa?ol tiene un camino que conduce a una estrella (1936), del escultor Alberto S¨¢nchez. Una ampliaci¨®n de esta pieza se ha colocado en la plaza del Museo Nacional Reina Sof¨ªa, de Madrid, desde la antol¨®gica dedicada al artista.
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