Gota de agua
Las gentes que acudieron ese otro d¨ªa a las playas gallegas de Riazor colocaron cruces junto al mar. Una imagen f¨²nebre y lastimosa con la que despedimos un a?o. Una esquela triste cuando caen las ¨²ltimas hojas del almanaque que recuerda no tan s¨®lo la muerte de la costa, sino tambi¨¦n la peligrosa, para todos, actividad de esas empresas sin rostros conocidos, responsables del transporte de crudos en malas condiciones. No podemos esperar que el estallido de luces con que se saluda el a?o nuevo desenmascare esos rostros que se enriquecen con la desgracia y penuria ajena, con la muerte del mar.
La alegr¨ªa y el estruendo de los petardos que saludan el nuevo a?o, casi con toda probabilidad, no evitar¨¢n que otras cruces se levanten cualquier d¨ªa al otro lado del Mediterr¨¢neo. Por donde el Tigris y el Eufratres se exportan muchos d¨¢tiles, pero todav¨ªa se exporta m¨¢s petr¨®leo, y el petr¨®leo atrae a los ricos y a la guerra. Y en las guerras son los pobres los que m¨¢s mueren. Nos enteramos ahora con cierta resignaci¨®n que los grandes del planeta y del petr¨®leo acaban de sentar las bases para construir un gigantesco oleoducto que atravesar¨¢ media Asia y tambi¨¦n el martirizado territorio de Afganist¨¢n. Y nos preguntamos impotentes sobre el origen primero y ¨²ltimo de los conflictos b¨¦licos y la miseria humana cuando el tiempo fugaz nos obliga a colgar un nuevo calendario. Un calendario envuelto en crudo sin refinar hasta en la caribe?a Venezuela.
As¨ª que si oteamos m¨¢s all¨¢ de las dom¨¦sticas colinas valencianas, el horizonte viscoso del petr¨®leo nos mover¨ªa a parafrasear a Paul Eluard, y a saludar el nuevo almanaque m¨¢s con un feliz a?o tristeza que con cava. Aunque en el mundo hay variedad de rostros y estas fiestas anuales facilitan el encuentro con los m¨¢s cercanos. Y un jueves tropieza uno con el concejal de La Plana Casto Moya, harto de insistir desde la oposici¨®n municipal de Castell¨®n en que hay que atender con m¨¢s cuidado y m¨¢s dinero los barrios perif¨¦ricos de la ciudad. Los barrios perif¨¦ricos de Castell¨®n con sus carencias y Casto Moya son como una misma cosa desde hace varios lustros. Los barrios perif¨¦ricos son barrios de inmigrantes y trabajadores, ajenos a las zonas residenciales donde habita la burgues¨ªa adinerada. Al discreto y pac¨ªfico socialista Moya le altera el ¨¢nimo el hecho de que el gobierno municipal de derechas se gaste, en los presupuestos del a?o que entra, m¨¢s en una plaza del centro de la ciudad que en las decenas de barrios perif¨¦ricos que la rodean como sat¨¦lites. Pero un a?o y otro a?o contin¨²a con su insistencia.
Y un viernes final de a?o se da uno de cara en una exposici¨®n de f¨®siles con Ferran Renau, el concejal tambi¨¦n socialista en su pueblo y en la oposici¨®n, tambi¨¦n con el talante alterado por la falta de informaci¨®n oficial sobre la masiva intoxicaci¨®n de decenas de ni?os en el colegio p¨²blico donde acude su v¨¢stago. El pasado 13 de diciembre se produjo el incidente y las autoridades sanitarias todav¨ªa no han indicado si a los ni?os del Gaet¨¤ Huguet los intoxic¨® el chapapote gallego o el lucero de la ma?ana. Eficacia, premura y profilaxis en la Consejer¨ªa de de Sanidad, se llama eso, y nadie se sonroja ni el 2002 ni el 2003.
Claro que el 2002 y el 2003, los Moya y Renau que en el mundo han sido, son como la otra cara de la moneda y del petr¨®leo. La gota de agua insistente y positiva que horada la piedra, no con la fuerza que no tiene, aunque s¨ª con la constancia de quien cree que no todo el horizonte ha de ser necesariamente de cruces o de petr¨®leo viscoso.
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