La apuesta de Tony Blair
El primer ministro brit¨¢nico se juega la reelecci¨®n si pierde un refer¨¦ndum sobre el euro
El Reino Unido ha vivido con una mezcla de admiraci¨®n y recelo el primer a?o del euro. El ¨¦xito de la puesta en circulaci¨®n de los billetes y monedas de la divisa europea dej¨® boquiabiertos a los brit¨¢nicos: muchos cre¨ªan que el euro morir¨ªa en unas pocas horas mientras millones de continentales se desesperaban en colas kilom¨¦tricas para desembarazarse de sus marcos, francos o pesetas.
Pero ese efecto del ¨¦xito inicial ha sido ef¨ªmero: las primeras encuestas registrando el alza del s¨ª al euro se han ido diluyendo poco a poco.
Un a?o despu¨¦s, las cosas siguen estando poco m¨¢s o menos como siempre: un tercio de brit¨¢nicos quiere entrar en el euro y dos tercios votar¨ªan hoy en contra de la incorporaci¨®n a la moneda ¨²nica. Pero la mitad de ¨¦stos ¨²ltimos admiten que podr¨ªan votar a favor si dentro de unos a?os se demuestra que es beneficioso para el Reino Unido.
El euro sigue siendo un asunto capital y al mismo tiempo muy confuso en la pol¨ªtica brit¨¢nica. Es causa de divisi¨®n en los conservadores, pero no s¨®lo entre ellos. Tambi¨¦n hay enemigos y partidarios entre los laboristas. S¨®lo los liberales-dem¨®cratas defienden con entusiasmo casi un¨¢nime su fervor por la moneda europea.
En t¨¦rminos pol¨ªticos, el euro sigue siendo un punto de permanente discordia entre el primer ministro, Tony Blair, y uno de los miembros de su Gabinete, el ministro del Tesoro, Gordon Brown. Blair necesita el apoyo de Brown para conseguir que los brit¨¢nicos aprueben en refer¨¦ndum el ingreso en la moneda europea. Y Brown juega constantemente con esa carta en busca de su gran objetivo pol¨ªtico, que no es otro que convertirse en el sucesor de Blair como primer ministro.
El pr¨®ximo mes de junio, el Tesoro har¨¢ su primera evaluaci¨®n oficial sobre el grado de cumplimiento de las cinco condiciones que se han de alcanzar para considerar que el ingreso en el euro es beneficioso para Gran Breta?a.
Son cinco condiciones de car¨¢cter muy subjetivo, referidas a la convergencia del ciclo econ¨®mico brit¨¢nico y el de la zona euro, la flexibilidad de los mercados laborales, inversi¨®n, impacto en los mercados financieros de la City de Londres y los beneficios para el crecimiento econ¨®mico y el empleo. Son criterios que, a juicio de no pocos economistas, ya se cumplen.
El Reino Unido tambi¨¦n cumple las condiciones de convergencia de Maastricht, salvo en un punto: el delicado asunto de la estabilidad del tipo de cambio. La libra no est¨¢ en el mecanismo de cambios del SME (Sistema Monetario Europeo), y dif¨ªcilmente cumplir¨¢ la estabilidad en s¨ª misma porque Londres querr¨¢ entrar a un tipo m¨¢s bajo que el actual.
Pero eso ser¨ªa un acuerdo pol¨ªtico que jam¨¢s impedir¨ªa la entrada de Gran Breta?a en el ¨¢mbito de la moneda ¨²nica. Tampoco las decisiones de aumentar la deuda p¨²blica en el pasado presupuesto de oto?o suponen un problema de verdad a la incorporaci¨®n.
Problema pol¨ªtico
El problema es de car¨¢cter pol¨ªtico. Si Tony Blair quiere convocar el refer¨¦ndum sobre el euro en esta legislatura, el ¨²nico momento posible para hacerlo es en el oto?o de 2003.
Pero para ello tiene que haberse superado la crisis pol¨ªtica con Irak y debe alcanzar un acuerdo pol¨ªtico con el ministro Brown. Y a¨²n as¨ª correr¨ªa el riesgo de perder el refer¨¦ndum y con ¨¦l la casi segura victoria laborista en los comicios de 2005.
La posibilidad de que Blair convoque el refer¨¦ndum en oto?o, lo gane y ceda el liderazgo del partido y del Gobierno a Brown para dedicarse ¨¦l a liderar la Uni¨®n Europea como presidente del Consejo Europeo es una posibilidad que sube y baja entre los apostantes. Y es que decir qu¨¦ ocurrir¨¢ eso es m¨¢s una apuesta que un pron¨®stico pol¨ªtico.
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