Peque?as soledades
Un abrazo, parece un abrazo visto desde la calle. Un hombre y una mujer juntos en el tejado. Tambi¨¦n puede ser que el hombre se acerque para intentar desanudar la mano de ella. Quiz¨¢ la mujer insiste inquieta en permanecer asida a ¨¦l. Tal vez no resbale sino que la empujan. ?l la empuja. Hay testigos. Todos miran, pero nadie sabe con certeza qu¨¦ sucede all¨¢ arriba. Stella cae desde lo alto. Martin sigue en el tejado. Stella muere.
?ste podr¨ªa ser el enigma, el asunto que se plantea en El adi¨®s de Stella: desentra?ar el misterio. ?Un accidente o un asesinato? Pero no es esto. O no es s¨®lo esto lo que revelan las p¨¢ginas de la segunda novela de Linn Ullmann (Oslo, 1966). La narraci¨®n desarrolla un fresco de voces que funcionan como piezas de rompecabezas con el fin de reconstruir un suceso. Tal vez suicidio, accidente o asesinato. Sin embargo, las voces cuentan otras historias y, sin alejarse de la tr¨¢gica visi¨®n de una mujer rota sobre el asfalto, se desenvuelven firmes para medir la profundidad del abismo. El hoyo inmenso en el que se van enterrando los afectos familiares. Los mon¨®logos de la novela sugieren la imposibilidad de la comunicaci¨®n. La conversaci¨®n es opaca, palabras solas que no se escuchan porque nadie las recibe, porque uno s¨®lo habla para s¨ª mismo. Sordos todos. Cobardes, tambi¨¦n.
EL ADI?S DE STELLA
Linn Ullmann Traducci¨®n de Kirsti Baggethun y Asunci¨®n Lorenzo Lumen. Barcelona, 2002 288 p¨¢ginas. 18 euros
Linn Ullmann, hija del director de cine Ingmar Bergman y de la actriz Liv Ullmann, autora de Antes de que te duermas, una primera novela que goz¨® de un ¨¦xito m¨¢s que mediano de p¨²blico y cr¨ªtica, resuelve con certero pulso la tensi¨®n narrativa de una historia contada con sencillez. El lector siente curiosidad por ese salto y asiste con inter¨¦s a esta sobria y en buena medida inquietante novela, cuya acci¨®n, a trav¨¦s del mon¨®logo diverso de los personajes, es un cat¨¢logo de soledades. Sorprendido el que lee con alg¨²n elemento extravagante (hay un fontanero que no habla, instalado en la casa familiar desde el d¨ªa que se le llam¨® para arreglar una aver¨ªa propia del oficio, y ah¨ª sigue) y siempre con un desasosiego permanente, como ese momento de la familia protagonista, en plena calle y en pijama, observando otros saltos: los de dos ni?as en una cama el¨¢stica. De acuerdo, hablan los personajes sobre el suceso. Planean por el antes y el despu¨¦s, pero lo que importa son las v¨ªas propias por las que transcurre su rutina. Persiste en el hilo narrativo de Ullmann un susurro constante, una clarividente fotograf¨ªa sonora de la soledad. Se reconstruyen as¨ª unas vidas cruzadas despose¨ªdas de apuntes felices.
La letra de Ullmann remite a esa ca¨ªda protagonizada por Stella y a la que se va una y otra vez. Y el lector se convierte en testigo mudo de una tremenda desolaci¨®n: la locura peque?a y cotidiana de unos personajes que permanecen quietos al lado de quien les hiere.
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