La oposici¨®n se examina
Si los nuevos vientos de guerra nos permiten ocuparnos algo de pol¨ªtica nacional, este nuevo a?o ser¨¢ decisivo para desvelar algunas de las inc¨®gnitas con las que abandonamos 2002. Una de las m¨¢s interesantes es ver hasta qu¨¦ punto conseguir¨¢ el Gobierno frenar su ca¨ªda libre en las encuestas y volver a controlar el tempo de la pol¨ªtica. O, enfoc¨¢ndolo desde otro ¨¢ngulo, si la oposici¨®n podr¨¢ traducir en beneficio propio el desgaste gubernamental. Es obvio que la lluvia fina que a lo largo de esta segunda mitad de la legislatura ven¨ªa comenzando a oscurecer la labor del PP ha cobrado ya el car¨¢cter de aut¨¦ntico aguacero despu¨¦s de la crisis del Prestige. Lo que queda por verificar todav¨ªa es si la oposici¨®n sabr¨¢ optimizar la gesti¨®n de este nuevo escenario. Un debilitamiento del Gobierno no se traduce necesariamente en un correlativo refuerzo de la oposici¨®n.
A nadie se le escapa que la estrategia del Gobierno va precisamente en esta direcci¨®n, en tratar de arrastrar al PSOE en su ca¨ªda o en neutralizarlo como oposici¨®n. Primero, por su intento de enfangarlo en su mismo chapapote y considerarlo indigno de elevar cualquier cr¨ªtica a su incompetencia en la crisis gallega bajo acusaci¨®n de lesa patria. Y, en segundo lugar, por su sospechosa diligencia en incorporarlo a un nuevo pacto de Estado de indudable pegada electoral, como es la elevaci¨®n de las penas para delitos de terrorismo. Los elementos oscuros del pacto, como el cuestionamiento de las tradicionales pol¨ªticas de reinserci¨®n, obligan al PSOE a mantener todo tipo de cautelas. Lo que est¨¢ en juego no es una cuesti¨®n balad¨ª, son algunos de los principios esenciales del Estado de derecho. Pero habr¨¢ de saber explicar su posici¨®n con toda claridad y firmeza para que no se vuelva contra ¨¦l. El signo de los tiempos no parece ser el m¨¢s propicio para las cuestiones de principio, los matices y las "dudas razonables". Lo que hoy predomina, por el contrario, es la pura raz¨®n de Estado y el mero c¨¢lculo electoral.
Lo que aqu¨ª me interesa resaltar, sin embargo, no son estos casos puntuales, sino las maniobras dirigidas a reducir el espacio de acci¨®n opositora. A lo largo de los pr¨®ximos meses es previsible que el Gobierno va a apostar fuerte por algunas de las cartas favoritas de la derecha: la seguridad y el nacionalismo espa?ol. La primera cuesti¨®n no se limitar¨¢, adem¨¢s, a la lucha antiterrorista o al combate de la delincuencia com¨²n. Ir¨¢ inextricablemente unida tambi¨¦n al papel protagonista que ha adquirido el Gobierno espa?ol como nuevo miembro del Consejo de Seguridad de la ONU en la casi predecible guerra de Irak. Como ya empezamos a percibir por las contradicciones que a este respecto comienzan a aparecer en la coalici¨®n gubernamental alemana, no estamos ante un tema que sea f¨¢cil para la izquierda -al menos fuera del Reino Unido-. Y en ¨¦pocas de crisis internacional toda la visibilidad suele recaer sobre el Gobierno. Es previsible que ah¨ª encuentre la oposici¨®n inmensas dificultades para conseguir asomarse al espacio p¨²blico con propuestas propias claramente diferenciadas. Con todas sus ambig¨¹edades, el plan soberanista de Ibarretxe har¨¢ tambi¨¦n acto de presencia estelar en nuestra vida pol¨ªtica a lo largo de este a?o. ?Tiene la oposici¨®n una estrategia pensada para contrarrestarlo y diferenciarse a la vez de la previsible posici¨®n del PP?
Parece que en el informe de gesti¨®n que el pr¨®ximo 10 de enero presentar¨¢ Zapatero ante el Comit¨¦ Federal del PSOE se eludir¨¢ todo triunfalismo y se insistir¨¢ en las dificultades por ahondar y expandir su arraigo social. La mayor dificultad con la que se enfrenta consiste en ver c¨®mo hacer realidad su propuesta de regeneraci¨®n y revitalizaci¨®n de la pol¨ªtica en unos momentos en los que predominan las actitudes chulescas y populistas y un inconfundible sentimiento de que hemos entrado en una nueva fase oscura. No ser¨¢ una tarea f¨¢cil. Sin renunciar a sus principios y compromisos, har¨¢n bien en no olvidar algunas de las sabias precauciones maquiavelianas.
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