Aznar, un delf¨ªn y dos candidatos
Si sigue fiel a su calendario ¨ªntimo original, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar destapar¨¢, durante el pr¨®ximo mes de septiembre, el nombre de su candidato para ser cabeza de cartel del Partido Popular en las elecciones generales de marzo de 2004. El nombre, pues, de su sucesor al frente del PP. Por supuesto, habr¨¢ una cierta liturgia para demostrar que no va a ser un dedazo y que los ¨®rganos del partido son los que van a elegir al sucesor. Los primeros espadas del PP coincidir¨¢n, cada uno desde su propio punto de vista, no faltaba m¨¢s, con la opci¨®n que dicte el jefe m¨¢ximo. Pero a la vista de c¨®mo ha conducido a su partido en estos ¨²ltimos 13 a?os y al Gobierno de Espa?a durante casi dos legislaturas, ?qui¨¦n, sino Aznar, ser¨¢ el que diga la primera y la ¨²ltima palabra? Ahora bien, lo m¨¢s importante es que ni en su c¨ªrculo pr¨®ximo ni en otras instancias del PP se disputa a Aznar, hasta ahora, su poder¨ªo y capacidad para adoptar la decisi¨®n. Lo que ¨¦l resuelva se acepta; al menos de momento, ser¨¢ lo mejor para el futuro del partido.
Ninguno de los tres pesos pesados es capaz de saber qu¨¦ les deparar¨¢ Aznar, pero cada uno de ellos se prepara como si la decisi¨®n pudiera recaer en ¨¦l
Desde el mismo congreso del adi¨®s, en enero de 2002, Aznar ha dejado correr la idea, sin referirse jam¨¢s al tema, expl¨ªcita o impl¨ªcitamente, de que los candidatos a sucederle son los hombres que encabezan las tres vicesecretar¨ªas del PP: Rodrigo Rato, Mariano Rajoy y Jaime Mayor Oreja.
Ninguno de los tres pesos pesados es capaz de saber qu¨¦ les deparar¨¢ Aznar, pero cada uno de ellos se prepara como si la decisi¨®n pudiera recaer en ¨¦l.
El dedazo
En los c¨ªrculos de gente influyente que frecuentan a los dirigentes del PP y a los ministros del actual Gobierno existe la convicci¨®n de que estas elecciones primarias digitadas, para llamar al dedazo de una manera elegante, en realidad tienen una elecci¨®n personal ya predeterminada. Aznar, seg¨²n esta versi¨®n, ha optado hace tiempo por el que fuera su colaborador m¨¢s antiguo en la etapa de refundaci¨®n del PP, iniciada en agosto de 1989. Es decir, por Rato.
Rato, seg¨²n esta interpretaci¨®n, ser¨ªa el delf¨ªn de Aznar. Pero aparte de la antig¨¹edad de la relaci¨®n entre Aznar y Rato, y fuera del reconocimiento del peso de Rato en la historia y actualidad pol¨ªtica del PP, hay otro hecho que Aznar valora especialmente. Seg¨²n cree, una gran parte del ¨¦xito de los populares en el Gobierno, desde 1996 a esta parte, ha sido el resultado de la gesti¨®n de Rato en la econom¨ªa espa?ola. Fue el vicepresidente para Asuntos Econ¨®micos en el primer Gobierno y lo sigui¨® siendo en el segundo. Si hay alguien que puede capitalizar la etapa de crecimiento econ¨®mico -ciclo que comenz¨® poco antes de la llegada de los populares al Gobierno- y su continuidad durante casi siete a?os, ¨¦se es Rato.
Sin embargo, Aznar parece especialmente interesado en que ninguna de las tres presuntas opciones parezca decantada de antemano, favoreciendo la existencia de las tres hasta el ¨²ltimo minuto. Aquellos que creen en la existencia del delf¨ªn Rato, se?alan que Aznar, al dejar abierta la elecci¨®n, le est¨¢ protegiendo. En esta interpretaci¨®n, tanto Rajoy como Mayor estar¨ªan actuando como extras.
Pero, m¨¢s all¨¢ de las versiones, hay un hecho que refuerza la forma y el contenido del dedazo. Aqu¨ª, como dec¨ªa aqu¨¦l, nadie se mueve porque, de lo contrario, teme no salir en la foto.
Ninguno de los tres candidatos parece, de momento, dispuesto a arriesgarse. Ni el delf¨ªn Rato, asumiendo que lo fuese, ni Rajoy ni Mayor Oreja.
En el esquema que ha montado Aznar, ser¨¢ ¨¦l quien asuma el liderazgo absoluto en un a?o dif¨ªcil, tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como pol¨ªticos. Aznar vuelve a sus viejos trucos para reconquistar una iniciativa pol¨ªtica perdida -huelga general contra la reforma laboral, desastre de gesti¨®n en el naufragio del Prestige, p¨¦rdida de fuelle de la econom¨ªa espa?ola y aumento del paro; la lucha contra el terrorismo, ahora a trav¨¦s del aumento de las penas de 30 a 40 a?os para estos delitos. Y, en el plano exterior, el apoyo entusiasta a la pol¨ªtica que el presidente George W. Bush impulsa contra Irak.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.