Manuel Vallejo, una leyenda del cante revisitada
Cuatro discos y un libro recuperan al gran cantaor flamenco
Cuatro discos y un libro recuperan al gran cantaor flamenco
La discogr¨¢fica andaluza Pasarela acaba de sacar al mercado una importante obra que tiene como protagonista a Manuel Jim¨¦nez Mart¨ªnez de Pinillo (Sevilla, 1891-1960), Manuel Vallejo en la historia del flamenco. Vallejo es uno de los cantaores ciertamente grandes que dieron hasta hoy.
Dicha obra, dirigida por Manuel Cerrej¨®n, est¨¢ integrada por un libro del que son autores el mismo Cerrej¨®n y Juan Luis Franco, cuatro discos compactos con grabaciones restauradas digitalmente y opiniones de viva voz sobre el cantaor, una reproducci¨®n a escala del trofeo Copa Pav¨®n que gan¨® en 1925 y una reproducci¨®n de la II Llave de Oro del Cante que recibi¨® en 1926. La obra se titula Manuel Vallejo. Vida y obra de una leyenda del flamenco.
Vallejo fue una de las grandes estrellas del cante, que tuvo su apogeo en los tiempos de esplendor de la llamada ¨®pera flamenca, es decir, desde los a?os veinte hasta la Guerra Civil Espa?ola, cuando las plazas de toros se llenaban para o¨ªr a los cantaores m¨¢s populares de la ¨¦poca, entre los que el sevillano era casi siempre cabecera de cartel. El libro, que forma parte de la obra que comentamos, reproduce, entre otros muchos documentos gr¨¢ficos, docenas de carteles que acreditan una popularidad incuestionable junto a La Ni?a de los Peines y otros grandes de la ¨¦poca.
Cantaor completo
Manuel Vallejo fue en verdad un cantaor muy notable. Cantaor general, que pod¨ªa y sab¨ªa cantarlo todo, aunque l¨®gicamente hubo g¨¦neros que frecuentaba m¨¢s que otros, en consonancia con los gustos de aquel tiempo: fandangos y fandanguillos, cantes de ida y vuelta o de influencia americana, grana¨ªna y media grana¨ªna, saetas... Y por buler¨ªas, pese a no ser gitano, era un fen¨®meno, cant¨¢ndolas y bail¨¢ndolas de manera sensacional. Buen siguiriyero tambi¨¦n, buen malague?ero, en fin, un cantaor completo, aunque su calidad de voz, a mi parecer un tanto chillona, no fuera la ideal para el flamenco.
El cantaor dej¨® abundante discograf¨ªa. Seg¨²n sus bi¨®grafos actuales, se halla entre los cuatro flamencos que m¨¢s grabaciones hicieron en 78 revoluciones: un total de m¨¢s de 145 placas realizadas entre los a?os 1922 y 1950. Los otros tres fueron El Mochuelo, Pastora la de los Peines y Pepe Marchena.
Sin embargo, no todas las grabaciones de Vallejo fueron estimables, por las condiciones t¨¦cnicas entonces existentes y la rapidez con que habitualmente las realizaban, pero el nivel medio es de gran inter¨¦s.
Todas las contenidas en los cuatro compactos de esta colecci¨®n reci¨¦n publicada son una buena muestra del arte de Vallejo, y en ellas le acompa?an guitarristas de la categor¨ªa de Montoya, Ni?o Ricardo, Borrull, Ni?o P¨¦rez, Antonio Moreno y otros.
Los discos conforman una obra que servir¨¢ a muchos -especialmente a los j¨®venes aficionados, para quienes el personaje puede resultar m¨¢s extra?o y desconocido- para ahondar bien en un cantaor de primer rango en la historia de lo jondo, como los autores del libro que la integra ponen buena atenci¨®n en dejar sentado y bien sentado.
Tambi¨¦n servir¨¢ para conocer una ¨¦poca del flamenco que fue, pese a sus aspectos negativos, de las fundamentales en este arte. Pero el exceso de hagiograf¨ªa, que lo hay, es quiz¨¢ lo menos interesante del conjunto, pues el cantaor no necesita para nada enaltecimientos que acaban siendo un tanto excesivos. Pero ya sabemos que en el flamenco las cosas son as¨ª, y las filias pueden ser tan radicales como las fobias.
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