El Ni?o pone el Calder¨®n boca abajo
Dos maravillas de Fernando Torres resuelven ante el Deportivo un encuentro que el Atl¨¦tico jug¨® bien y con muchas ganas
Un grandioso Fernando Torres sac¨® al Atl¨¦tico de su semana m¨¢s dif¨ªcil. Agarr¨® el bal¨®n dos veces y puso a hervir el Manzanares. Se invent¨® dos jugadas maravillosas y acab¨® con el Deportivo de forma fulgurante. Todo ocurri¨® en dos minutos, con el desenlace incierto, el cron¨®metro llegando a su tramo final y ante un central de la solvencia de Naybet, al que sac¨® del campo con un par de maniobras sublimes. La primera, un control con el pecho en pleno vuelo, un sombrero a la media vuelta y un zurdazo; la segunda, finalizada por Correa, con un t¨²nel al marroqu¨ª y un autopase frente a Donato. Todo, a su manera, a toda velocidad, y buscando soluciones imposibles. Rescatando al club del precipicio a golpes de talento. As¨ª es El Ni?o, el futbolista que viene, el mejor tesoro de este Atl¨¦tico.
ATL?TICO 3 - DEPORTIVO 1
Atl¨¦tico: Burgos; Contra, Garc¨ªa Calvo, Hibic, Sergi; Albertini (Nagore, m. 74), Emerson (Movilla, m. 48); Jos¨¦ Mari, Jorge (Correa, m. 62), Luis Garc¨ªa; y Fernando Torres. Deportivo: Juanmi; Scaloni, Donato, Naybet (Luque, m. 79), Romero; Duscher (Acu?a, m. 88), Mauro Silva; Sergio, Trist¨¢n (Capdevila, m. 74), V¨ªctor; y Makaay. Goles: 1-0. M. 2. Luis Garc¨ªa tira una diagonal al ¨¢rea, Donato despeja hacia la frontal y Jos¨¦ Mari, tras dejar botar la pelota, conecta una violenta volea con la zurda y marca. 1-1. M. 6. Burgos hace una mala salida ante Trist¨¢n y se la deja muerta a Makaay. 2-1. M. 77. Fernando Torres para el bal¨®n con el pecho en un rinc¨®n del ¨¢rea con Naybet pegado, le supera con un sombrero a la media vuelta y marca con un gran zurdazo. 3-1. M. 79. Fernando Torres le tira a un t¨²nel a Naybet, se libra de Donato con un autopase y Correa, que aparece, fusila a la red. ?rbitro: Turienzo. Amonest¨® a Albertini, Sergi, Garc¨ªa Calvo, Sergio y Mauro Silva. Unos 35.000 espectadores en el Calder¨®n.
Peg¨® un pu?etazo en la mesa, agarr¨® de la solapa el partido y se invent¨® dos jugadas sublimes
Tuvo el Atl¨¦tico un comienzo de genio, el arrebato cl¨¢sico del que se siente herido y ofendido. Se palp¨® en el jugad¨®n de Luis Garc¨ªa que estren¨® el partido, en el violento remate de volea de Jos¨¦ Mari y en el corro posterior que formaron los jugadores para celebrar el gol. En los tres episodios consecutivos se advirtieron las ganas de los rojiblancos por ganar, por rebelarse, por liberarse de una semana incom¨®da. Un saludable plus de actitud bajo el que se pod¨ªa leer n¨ªtidamente que el Atl¨¦tico estaba decidido a llevarse al Deportivo por delante.
Pero el ¨¦xito fulgurante que encontr¨® el golpe racial de los madrile?os se fue al garete cinco minutos despu¨¦s en un regalo descomunal del Mono Burgos, que volv¨ªa a la alineaci¨®n despu¨¦s de unas cuantas jornadas de banquillo. Sali¨® al balc¨®n del ¨¢rea a por un bal¨®n que conduc¨ªa sin muchas intenciones Trist¨¢n y acab¨® entreg¨¢ndoselo en bandeja a Makaay. Al Atl¨¦tico le tocaba empezar de nuevo.
Hubo un tramo de riesgo para los locales, afectados por la manera absurda como se les hab¨ªa escapado la ventaja. El Depor amag¨® con hacerse due?o de la situaci¨®n. Empez¨® a tocar, a hurgar en la debilidad defensiva local y a medir la moral de los rojiblancos, su fragilidad o fortaleza para entregarse o levantarse ante la magnitud del acontecimiento.
El Atl¨¦tico respondi¨® fuerte. Pasados los diez minutos de confusi¨®n y dudas posteriores al 1-1, poco despu¨¦s de que Trist¨¢n mandara un disparo al palo tras abrirse c¨®modamente un pasillo inexplicable casi desde el centro del campo, los rojiblancos regresaron al partido. Y volvieron a hacerlo desde la incontestable propuesta de dejarse la vida en el intento.
Luis Garc¨ªa dibuj¨® sus mejores momentos como jugador del Atl¨¦tico por la banda izquierda, siempre superior a Scaloni con sus desmarques y sus arabescos; Contra convirti¨® sus particulares conducciones por la derecha, llenas de recortes y pisadas de bal¨®n, en la mejor soluci¨®n de los madrile?os para iniciar las jugadas; Jos¨¦ Mari se vaci¨® por ayudarle y llegar a la vez al ¨¢rea, a la captura de todos los remates, y Fernando Torres hizo maravillas con sus cosas, esa mezcla explosiva que componen su velocidad, su potencia y su talento.
Del gobierno del Atl¨¦tico, juntando tal vez los mejores ratos de juego de la temporada, sali¨® como h¨¦roe Juanmi, el guardameta del Deportivo, que dej¨® paradas antol¨®gicas ante la lluvia de ocasiones que le fueron llegando. Pero, si los madrile?os inclu¨ªan al fin en su repertorio un buen manejo de la pelota, incorporando las triangulaciones al habitual juego de pelotazos largos, echaban de menos su argumento ofensivo de siempre: las acciones a bal¨®n parado. La ausencia de Stankovic, a quien Luis Garc¨ªa super¨® con rotundidad en c¨®mo sacar partido a su banda, se acus¨® en los saques de esquina. Salvo en un cabezazo de Jos¨¦ Mari, siempre los gan¨® con suficiencia el Depor.
El segundo tiempo ense?¨® otro Deportivo, m¨¢s predispuesto a conservar el bal¨®n, a apagar el derroche del Atl¨¦tico a base de posesiones. Los madrile?os, por su parte, perdieron gas, aunque no ganas, y comenzaron a partirse peligrosamente, a separar en exceso sus l¨ªneas. A atacar y defender por bandos.
El Deportivo lo aprovech¨® para tirar contragolpes muy venenosos. En uno de ellos, Makaay, tras driblar a Burgos en otra mala salida, envi¨® el bal¨®n a un palo. Poco a poco, aunque el Atl¨¦tico lo segu¨ªa intentando, pero con Albertini desaparecido, el partido viraba hacia el lado gallego. Con un f¨²tbol m¨¢s pr¨¢ctico y m¨¢s ordenado, demasiado reserv¨®n, pero soltando latigazos repentinos que le sirvieron a Burgos para reconciliarse consigo mismo.
Estaba el duelo as¨ª, en un toma y daca de desenlace incierto, con Irureta haciendo inesperados cambios conservadores, cuando Fernando Torres peg¨® un pu?etazo encima de la mesa. Agarr¨® de la solapa el partido, se invent¨® dos jugadas sublimes de la nada y puso el Calder¨®n boca abajo. Las cosas de un jugador extraordinario.
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