El Gobierno moviliza a los reservistas
El nombramiento por el ¨²ltimo Consejo de Ministros de Rodolfo Mart¨ªn Villa como comisionado del Gobierno -con rango de secretario de Estado- para las actuaciones relacionadas con el naufragio del Prestige tal vez responda a una llamada de auxilio del vicepresidente Rajoy, cansado de soportar durante semanas las protestas de la oposici¨®n parlamentria y de la opini¨®n p¨²blica por las tard¨ªas, insuficientes y descoordinadas medidas de las Administraciones central y auton¨®mica -gobernadas ambas por el PP- frente a la cat¨¢strofe. Aunque esa sacrificada instalaci¨®n en la hoguera medi¨¢tica haya aumentado la visibilidad de Rajoy, profusamente elogiado por haber aguantado -como Gary Cooper- solo ante el peligro ese desaf¨ªo, una excesiva asociaci¨®n de su figura con el chapapapote habr¨ªa debilitado sus posibilidades en ese concurso de m¨¦ritos para la sucesi¨®n presidencial cuyas reglas, puntuaciones y calendario ¨²nicamente Aznar conoce.
Pero la misi¨®n encargada a Mart¨ªn Villa significa algo m¨¢s que el caritativo gesto de encontrarle un Cirineo al achicharrado Rajoy. La movilizaci¨®n del veterano reservista no se debe a que el PP ande escaso de tropas auxiliares sino al deseo de aprovechar en beneficio propio la buena imagen atribuida al historial pol¨ªtico del candidato. Ese activo intangible preside el t¨ªtulo -Al servicio del Estado (Planeta, 1984)- de las memorias de Mart¨ªn Villa, abstracci¨®n hecha de que las autopostuladas motivaciones del autor como profesional del poder te¨®ricamente guiado s¨®lo por el inter¨¦s general sea m¨¢s una sublimada percepci¨®n subjetiva que una realidad contrastable en los hechos. Jefe nacional del SEU, secretario general de los Sindicatos Verticales y gobernador civil bajo la dictadura, Mart¨ªn Villa se aline¨® con el sector reformista del franquismo y fue durante la transici¨®n ministro de Arias Navarro, primero, y de Su¨¢rez y Calvo-Sotelo, despu¨¦s. Diputado del PP en 1989, Aznar le premiar¨ªa en 1996 con la presidencia de una gran empresa p¨²blica luego privatizada.
En consonancia con ese pregonado esp¨ªritu al servicio del Estado, Mart¨ªn Villa ha declarado a la prensa que habr¨ªa aceptado el encargo aunque no hubiese sido Aznar sino Felipe Gonz¨¢lez el presidente del Gobierno transmisor de la propuesta. Esa hip¨®tesis hist¨®rica contrafactual -un hecho que pudo ocurrir aunque no sucediera- contiene una curiosa moraleja pol¨ªtica: Mart¨ªn Villa considera imaginable durante la ¨¦poca socialista algo simplemente inconcebible bajo el PP: el nombramiento de un veterano opositor -que continuar¨ªa si¨¦ndolo de verdad- como secretario de Estado para gestionar una crisis desastrosamente manejada por el Ejecutivo. Porque la cat¨¢strofe del Prestige ha potenciado el sectarismo, la estrechez y la mezquindad del PP: Mart¨ªn Villa bien podr¨ªa ser el testigo falso de un libreto escrito por Aznar desde las ant¨ªpodas del sentido de Estado y del esp¨ªritu de la transici¨®n.
El boicoteo del Gobierno a la comisi¨®n de investigaci¨®n del Parlamento gallego sobre el naufragio del Prestige (aprobada por unanimidad en un momento de desfallecimiento de la mala voluntad del PP) forma parte de esa estrategia partidista La orden de incomparecencia dada por el Ejecutivo a los altos cargos de la Administraci¨®n central citados a declarar ha privado de utilidad a la comisi¨®n; el argumento t¨¦cnico-jur¨ªdico seg¨²n el cual las C¨¢maras auton¨®micas carecen de competencias sobre cuestiones y autoridades situadas fuera de su ¨¢mbito territorial suena a mero pretexto. El Gobierno podr¨ªa levantar cuando quisiera el veto del Congreso de los Diputados a la comisi¨®n de investigaci¨®n, una prohibici¨®n incongruente con la previa aceptaci¨®n de la misma iniciativa por el Parlamento gallego; si Mart¨ªn Villa quisiera dar verosimilitud a su leyenda de pol¨ªtico al servicio del Estado, su primera actuaci¨®n como comisionado deber¨ªa ser pedir la remoci¨®n del inaceptable veto obstruccionista del PP, reo de un delito pol¨ªtico de estafa por el incumplimiento de su compromiso electoral de 1996 seg¨²n el cual la creaci¨®n de las comisiones de investigaci¨®n no depender¨ªa de "la voluntad exclusiva de la mayor¨ªa gubernamental"
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