Arranca el a?o de Max Aub, el gran cl¨¢sico rojo

Dramaturgo, novelista, cuentista, guionista, ensayista, adem¨¢s de poeta, tip¨®grafo y artista pl¨¢stico, Max Aub (Par¨ªs, 1903- M¨¦xico, 1972) es el escritor antifascista espa?ol por antonomasia, el gran cl¨¢sico rojo que narr¨® desde el exilio y la ira la derrota de la izquierda. La muerte de la esperanza que supuso la guerra civil marca la magn¨ªfica serie de novelas de los campos (seis, de 1938 a 1968: Campo cerrado, Campo franc¨¦s...), titulada El laberinto m¨¢gico. Jud¨ªo de origen, Aub vivi¨® en Valencia desde los 11 a?os, adopt¨® el castellano para escribir, fue republicano, se exili¨® a Francia en 1939, pas¨® tres a?os en campos de concentraci¨®n y luego viaj¨® a M¨¦xico, donde vivi¨® hasta su muerte. Ma?ana arranca su centenario, con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente de honor.

En La gallina ciega, el prolijo y apasionado diario de su ¨²ltimo viaje a Espa?a, en 1969 ("No vuelvo, vengo"), que algunos consideran la novela-ep¨ªlogo de El laberinto m¨¢gico, su ¨²ltimo campo, Max Aub anot¨® este di¨¢logo con un amigo reencontrado 30 a?os despu¨¦s:

-Te haremos un gran homenaje el d¨ªa que cumplas 100 a?os.

-Es posible, y hasta si quieres que te diga la verdad, no lo dudo...

Ma?ana, en la Residencia de Estudiantes, y con el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, como presidente de honor del centenario, llega el momento.

La hija del autor y presidenta de su fundaci¨®n (www.maxaub.org), Elena Aub Barjau, y el director y comisario del centenario, Miguel Gonz¨¢lez, presentar¨¢n, junto al escritor Jos¨¦ Mar¨ªa Merino y distintos cargos culturales, estatales y auton¨®micos, el centenario de un escritor a quien Manuel Aznar Soler, en su estudio para La gallina ciega que public¨® Alba Editorial en 1995, defini¨® como "el viejo, terco, enfermo, orgulloso, agresivo, hiperb¨®lico, mani¨¢tico, displicente, atrabiliario, pasional, exagerado, ir¨®nico, impertinente, obcecado, fraternal, leal, l¨²cido, tierno, y sentimental Max Aub".

Cartel de Vald¨¦s

El cartel dise?ado por Manolo Vald¨¦s y un programa que pretende ser reflejo de "su cosmopolitismo y la diversidad de sus actividades intelectuales" recordar¨¢n al autor de Campo cerrado.

Habr¨¢ un sello de correos, exposiciones como El universo de Max Aub (que se inaugura en Valencia el d¨ªa 20 y viaja a Madrid en abril), Vida y obra de Max Aub (de la Biblioteca Valenciana) o Geograf¨ªas (que organiza su fundaci¨®n); congresos en Par¨ªs, Verona y la UIMP; un ciclo de teatro y gran cantidad de ediciones.

Entre ellas, destacan las Obras completas, que presentar¨¢ ma?ana el conseller de Cultura de la Generalitat valenciana, Manuel Taranc¨®n; A, con un estudio de Ricardo Bellveser; Yo vivo, con introducci¨®n del citado Taranc¨®n; El cerco (edici¨®n de Silvia Monti); Los Sesenta (revista editada conjuntamente por la Fundaci¨®n Pablo Iglesias y Pre-Textos); Juego de cartas; La gallina ciega (en edici¨®n de Gregorio Mor¨¢n para Alba Editorial); Cr¨ªmenes ejemplares, prologada por Eduardo Haro Tecglen; Los poemas cotidianos (edici¨®n de Juan Manuel Bonet); el Epistolario, y Conversaciones con Bu?uel, que edita para la Residencia de Estudiantes Mar¨ªa Luisa Capella.

El d¨ªa 21, en la Casa de Am¨¦rica, se abren unas jornadas tituladas Campo abierto, en las que participan, entre otros, Jos¨¦ Monle¨®n, Jaime Siles y Tom¨¢s Segovia; se proyectar¨¢ la pel¨ªcula de Arturo Ripstein La virgen de la lujuria, inspirada libremente en el cuento de Aub La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco.

Ayer, Elena Aub, directora de la fundaci¨®n con sede en Segorbe e hija mediana del autor ("la mayor, Mar¨ªa Luisa, vive en Londres, y la peque?a, Carmen, en M¨¦xico"), mostr¨® su "gran ilusi¨®n y satisfacci¨®n por el programa que se ha realizado", y agradeci¨® el apoyo de las instituciones.

Sus palabras demuestran claramente que los tiempos han cambiado: "Mi padre fue un hombre muy honesto y muy sincero. Un rojo, un socialista que nunca se mordi¨® la lengua (y as¨ª le fue de mal al pobrecito). Pero ahora es uno de esos momentos en que a una le gustar¨ªa que hubiera otra vida y que Max pudiera ver lo que ha pasado con su centenario. Son esas cosas incre¨ªbles, m¨¢gicas, extra?as, que pasan. Aznar, el presidente del Gobierno, fue quien inaugur¨® su fundaci¨®n: nos ayud¨®, es as¨ª, nosotros no tenemos un duro. Y la verdad es que me mira raro cuando, delante de ¨¦l, yo recuerdo que Max era rojo, y defiendo que era republicano, y su bandera y todo eso. Me mira como diciendo... Pero nunca me han censurado, ¨¦sa es la verdad".

Gran amigo de Malraux y de Bu?uel; vanguardista, utopista y moralista incansable, pero tambi¨¦n, a ratos, costumbrista y flamenc¨®filo; preborgiano inventor de poemas y discursos falsos (como el de su supuesta entrada en la RAE) y biograf¨ªas ap¨®crifas, Aub se vio a s¨ª mismo as¨ª: "No he nacido para comer y beber, sino para decir lo que me parece, para publicar mi opini¨®n".

Antes, en 1964, en su nota de pr¨®logo a Campo franc¨¦s (Ruedo Ib¨¦rico, 1964), escribi¨® estas l¨ªneas sobre la guerra civil que explican su compromiso: "Aquella contienda, a pesar de haber sucedido entre otras dos enormes, sigue teniendo para el esp¨ªritu una importancia de la que carecieron las dem¨¢s. El petr¨®leo, las colonias, el oro no fueron motores ni razones determinantes. La furia ¨¦tica, la justicia y hasta el derecho se jugaron la existencia y, por lo menos temporalmente, la perdieron. Un suceso de esta importancia s¨®lo pod¨ªa acontecer en un pa¨ªs tan fuera de la realidad como Espa?a".