?Conocemos m¨¢s a Gaud¨ª?
El final del A?o Gaud¨ª no ha llegado a los medios de comunicaci¨®n debido a que todav¨ªa colea alguna de las pol¨¦micas suscitadas en sus postrimer¨ªas y, principalmente, a que ahora es el momento indicado para hacer valoraciones globales. Y una de ¨¦stas ha de dar respuesta a esta pregunta: ?realmente, gracias a este a?o, sabemos algo nuevo sobre los edificios de Gaud¨ª o sobre los m¨¦todos de su arquitectura? Parece razonable afirmar que algo ha fallado si, a finales de 2002 (EL PA?S, 11 y 12-12-2002), un grupo de intelectuales segu¨ªa cayendo en el polvoriento t¨®pico, tan grato a los grupos que buscan la canonizaci¨®n del personaje, que asocia el esp¨ªritu de Gaud¨ª a "materiales pobres y soluciones sencillas" o a una "sublime humildad". O cuando uno de ellos afirma que por haber protegido con dignidad una de sus obras inacabadas, la iglesia de la Col¨°nia G¨¹ell, se ha convertido a Gaud¨ª en un "pijo" (EL PA?S, 19-12-2002).
Durante el a?o ha habido tres eventos principales, dos exposiciones y un simposio, que han aportado nuevos datos sobre el arquitecto y sus edificios: la del Sal¨®n del Tinell, la del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona(CCCB) y el tradicionalmente denominado Curset sobre patrimoni del Colegio de Arquitectos que, ha abordado las restauraciones o intervenciones hechas en los edificios de Gaud¨ª, incluida la de la iglesia de la pol¨¦mica, la de la Col¨°nia G¨¹ell.
La exposici¨®n del Tinell, La b¨²squeda de la forma, tiene en su haber varios puntos. S¨®lo el hecho de haberla celebrado ha incentivado el desarrollo de nuevas investigaciones y la aceleraci¨®n de otras en curso. Y el resultado de todas ellas, el material visible en la exposici¨®n, ha permitido al p¨²blico en general y tambi¨¦n a muchos arquitectos conocer y admirar por primera vez la inventiva geom¨¦trico-estructural de Gaud¨ª. Las carencias se detectan en la opini¨®n expresada por Oriol Bohigas (EL PA?S, 8-1-2003), para el cual la exposici¨®n estuvo "basada en una visi¨®n sesgada que ni siquiera es aplicable a la mayor parte de sus obras". Es una opini¨®n s¨®lo comprensible por los propios fallos de la exposici¨®n. Por supuesto, la aproximaci¨®n a la creatividad de Gaud¨ª desde la generaci¨®n de la forma basada en la geometr¨ªa o en el ingenio estructural no sirve a la totalidad de sus obras por la sencilla raz¨®n de que fue un m¨¦todo que s¨®lo utiliz¨® de una manera extensiva en sus obras de madurez, especialmente, en la iglesia de la Col¨°nia G¨¹ell y la Sagrada Familia. Y ¨¦sa fue, precisamente, una de las cosas que la exposici¨®n no explic¨® con claridad. Quiz¨¢ la raz¨®n se encuentre en que a su director ejecutivo, m¨¢s que ilustrar al p¨²blico, le preocup¨® la opini¨®n que sobre la est¨¦tica de su montaje pudieran tener sus colegas de profesi¨®n (interiorismo). Se?al inequ¨ªvoca de ello fue que retirara en la noche anterior a la inauguraci¨®n, por que "no quedaban bien", las lonas que, adosadas a las b¨®vedas paraboloide-hiperb¨®licas del porche de la iglesia de la Col¨°nia G¨¹ell, las hac¨ªan comprensibles y completaban la visi¨®n de la extraordinaria e inusitada capacidad creativa, por otro lado nada pobre, sencilla o humilde, de Gaud¨ª.
Al otro lado de La Rambla, la exposici¨®n del CCCB hizo un recorrido dedicado a rastrear las influencias rec¨ªprocas entre el contexto art¨ªstico-cultural y las habilidades creativas de Gaud¨ª, aunque vistas s¨®lo desde la perspectiva art¨ªstica. Frente a la relativa facilidad con que en el caso del Tinell se puede llegar a demostrar la veracidad de los datos proporcionados, las aportaciones del CCCB dif¨ªcilmente pueden escapar del calificativo de interpretaciones o hip¨®tesis casi indemostrables. La misma naturaleza del arte, y de la arquitectura si se la limita a ser s¨®lo arte, comporta esa dificultad. Aceptando esta premisa, la aportaci¨®n de la exposici¨®n tuvo alg¨²n valor al mostrarnos la atm¨®sfera cultural europea dominante en la ¨¦poca en que vivi¨® nuestro protagonista. Sin embargo, un proceso de ensimismamiento similar al sufrido en el Tinell llev¨® a que no se pudieran identificar las posibles relaciones causa-efecto y a anular su papel did¨¢ctico. La exigencia de que todo el material expuesto fuera original llev¨® a constantes situaciones incomprensibles. Por ejemplo, a que en el ¨¢mbito dedicado a la influencia de las exposiciones universales del siglo XIX como fuente de innovaciones tecnol¨®gicas se expusieran las fotos de la construcci¨®n de la iglesia del Sacr¨¦-Coeur de Par¨ªs.
Sobre el tercer evento, el Curset sobre patrimoni, no soy yo (fui su director) el m¨¢s apropiado para juzgarlo. Pero s¨ª puedo aportar la propuesta del arquitecto madrile?o Carlos Flores, bien conocido por sus textos sobre Gaud¨ª y Jujol, que todos los asistentes pudieron o¨ªr: "exportar" el simposio a todas las escuelas de arquitectura de Espa?a para que sus alumnos pudieran comprender de una vez la obra gaudiniana.
La actividad de restauraci¨®n comporta un forzoso conocimiento del edificio y de los criterios con que el arquitecto lo concibi¨® y realiz¨®. Por ello, no es descabellado decir que los dos eventos que m¨¢s han aportado al conocimiento de la obra de Gaud¨ª han sido la exposici¨®n del Tinell y el curso.
Pero si bien la actividad de restauraci¨®n aporta conocimientos, tambi¨¦n los requiere, y muy especializados. La ense?anza normal de las escuelas de arquitectura en absoluto faculta para su ejercicio.Por eso sorprende que arquitectos que no se dedican a esa actividad, o peor todav¨ªa, intelectuales ajenos a todo acto arquitect¨®nico, se crean con autoridad para emitir una valoraci¨®n global demoledora de una obra de restauraci¨®n. Por supuesto, pueden manifestar su opini¨®n sobre aspectos parciales visibles del resultado final. Pero negar de ra¨ªz el valor de toda una intervenci¨®n es dar un salto s¨®lo posible desde la ignorancia o la frivolidad. Y ese es el caso del manifiesto sobre la Col¨°nia G¨¹ell.
Quiz¨¢ no sea casualidad que entre los firmantes del manifiesto est¨¦ el comisario de la exposici¨®n del CCCB y que ninguno de ellos asistiera al Curset sobre patrimoni. Sin duda, dificultades de la comunicaci¨®n humana.
Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez es doctor arquitecto y catedr¨¢tico de la UPC, y ha participado en la restauraci¨®n de la iglesia de la Col¨°nia G¨¹ell.
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