La locomotora gripada
Sin sorpresas en la principal econom¨ªa de la eurozona. Lo que no significa que puedan minimizarse las consecuencias de los datos que acabamos de conocer sobre el comportamiento de la econom¨ªa alemana. El magro crecimiento en el pasado a?o, del 0,2%, sucede a un modesto 0,6% en 2001 y es, efectivamente, el peor registro desde 1993, cuando esa econom¨ªa experiment¨® una contracci¨®n en su producci¨®n nacional del 1,1%. Entre 1992 y 2001 el ritmo de crecimiento del PIB por habitante ha sido el m¨¢s bajo de la UE.
Lo peor es que, con los datos hoy disponibles (el crecimiento en el ¨²ltimo trimestre habr¨ªa sido nulo) no es posible anticipar para el a?o en curso una intensa recuperaci¨®n, ni siquiera aproximarse a ese objetivo del Gobierno del 1,5% que subyace en los Presupuestos. Es mucho m¨¢s probable que el crecimiento del PIB vuelva a quedarse por debajo del 1%. La contribuci¨®n del sector exterior que, dada la contracci¨®n de la demanda interna, ha evitado la entrada en recesi¨®n en 2002, no dispone hoy de unas perspectivas muy favorables. A los factores de incertidumbre que siguen condicionando la reactivaci¨®n en el resto del mundo se ha incorporado en los ¨²ltimos meses una significativa apreciaci¨®n del tipo de cambio del euro que tampoco facilita la expansi¨®n de las exportaciones de las manufacturas alemanas. Su importante sistema bancario, por ¨²ltimo, tampoco atraviesa su mejor momento.
La verificaci¨®n de esa aton¨ªa est¨¢ acompa?ada de una manifiesta reducci¨®n del margen de maniobra de las finanzas p¨²blicas para el est¨ªmulo. Los niveles de d¨¦ficit y deuda han superado los umbrales tolerables por el Pacto de Estabilidad y seguir¨¢n haci¨¦ndolo muy probablemente al t¨¦rmino de este a?o, obligando al Gobierno a demostrar sus prop¨®sitos de enmienda. De hecho, esa econom¨ªa ya est¨¢ soportando decisiones econ¨®micas contrarias a las que la posici¨®n c¨ªclica aconseja con el fin de cumplir su compromiso de equilibrio presupuestario en 2006.
El alejamiento de un escenario recesivo en esa econom¨ªa exige, en primer lugar, la restauraci¨®n de la muy debilitada confianza de los agentes econ¨®micos, no s¨®lo derivada de la percepci¨®n de un entorno internacional adverso, sino igualmente de las dificultades pol¨ªticas para concretar las reformas en ¨¢mbitos esenciales de aquel sistema econ¨®mico, en las que una amplia mayor¨ªa conviene. A¨²n cuando esa concreci¨®n fuera inmediata, sus efectos tardar¨ªan en percibirse. Mientras tanto, es razonable que los est¨ªmulos monetarios (el ¨²nico cartucho disponible) sean utilizados, en mayor medida a tenor de la moderada tasa de inflaci¨®n de la zona, a la que ha contribuido de forma determinante Alemania. No es lo que nos interesa a todos, pero peor ser¨ªa tener como principal socio comercial y primer contribuidor neto a la UE, a un paciente con el mal japon¨¦s.
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