Aznar ante Irak
El descubrimiento en un b¨²nker iraqu¨ª de 11 cabezas de misiles en perfecto estado y capaces de llevar armas qu¨ªmicas, fabricados posiblemente hace 10 a?os, ha aumentado la tensi¨®n y la confusi¨®n y puesto en un brete al r¨¦gimen de Sadam Husein, en quien recae, seg¨²n la resoluci¨®n 1.441 del Consejo de Seguridad, la obligaci¨®n de informar qu¨¦ ha hecho con sus armas de destrucci¨®n masiva sin esperar a que los inspectores las descubran. Es una evidencia ahora demostrada que Bagdad no colabora suficientemente, como se quej¨® ayer el jefe de los inspectores internacionales. Pero tambi¨¦n es razonable, como piden Hans Blix y el jefe del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), Mohamed el Baradei, que los inspectores dispongan de m¨¢s tiempo para completar su labor. S¨®lo les quedan 11 d¨ªas para presentar lo que algunos ven como el fat¨ªdico informe ante el Consejo de Seguridad.
En ese Consejo est¨¢ Espa?a, a la que la crisis de Irak toca de lleno. Para empezar, por la dimensi¨®n moral de una eventual guerra que no s¨®lo no deber¨ªa producirse, sino que es evitable. Espa?a est¨¢ directamente implicada por su relaci¨®n bilateral con EE UU, que puede hacer uso de las bases de utilizaci¨®n conjunta s¨®lo si el Gobierno se lo autoriza; por su pertenencia a la OTAN, a la que Estados Unidos ha pedido ya formalmente apoyo log¨ªstico y de patrulla; por la presencia de buques de la Armada espa?ola en el Cuerno de ?frica en el ¨¢mbito de la Operaci¨®n Libertad Duradera, que podr¨ªan verse involucrados, y por su condici¨®n de miembro durante dos a?os del Consejo de Seguridad. Los cuatro miembros de la Uni¨®n Europea que se sientan en el m¨¢ximo ¨®rgano de Naciones Unidas est¨¢n obligados a concertar sus posiciones, que hasta ahora aparecen divididas en dos bloques. A todo ello debe sumarse la incidencia que puede tener sobre el vecino Magreb lo que ocurra en Irak.
La gravedad de la situaci¨®n debe llevar al Gobierno a impulsar un consenso con la oposici¨®n, cuyo punto de partida puede ser la m¨ªnima exigencia de una segunda resoluci¨®n del Consejo de Seguridad. Al negar su necesidad, en contra de la opini¨®n franco-alemana, el Gobierno contribuye a restar legitimidad al Consejo de Seguridad justo cuando se sienta en ¨¦l. Nunca antes la Espa?a democr¨¢tica se ha visto en tal grado de implicaci¨®n en un conflicto internacional de alcance global ni, caso ¨²nico en Europa, con tal falta de informaci¨®n y explicaci¨®n de los criterios del Gobierno en esta crisis.
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