El PP, el PSOE y la ortodoxia econ¨®mica
Los autores aprecian en la estrategia de los partidos pol¨ªticos una progresiva disociaci¨®n entre los instrumentos econ¨®micos y sus objetivos, un avance que consideran positivo
Cada vez resulta m¨¢s discutible afirmar que las pol¨ªticas econ¨®micas ortodoxas son patrimonio exclusivo de los partidos pol¨ªticos conservadores. Tras la crisis del petr¨®leo, que puso en tela de juicio el paradigma keynesiano, y hasta entrados los a?os noventa, los partidos de izquierda se resistieron a incorporar expl¨ªcitamente a sus programas econ¨®micos las recetas ortodoxas: lucha contra la inflaci¨®n, presupuestos equilibrados, reformas estructurales conducentes a flexibilizar los mercados, etc¨¦tera. Hoy contemplamos, sin embargo, c¨®mo el super¨¢vit presupuestario de Estados Unidos con el que el dem¨®crata Bill Clinton cerr¨® su segundo mandato presidencial se ha transformado en los dos ¨²ltimos ejercicios en un abultado d¨¦ficit bajo la ¨¦gida del republicano George W. Bush. En Europa, tanto en Alemania como en Gran Breta?a (con su conocida tercera v¨ªa), los partidos de centro-izquierda han incorporado ya a su discurso elementos de pol¨ªtica econ¨®mica tradicionalmente asociados a programas conservadores. En nuestro pa¨ªs, las actuaciones y propuestas en los ¨²ltimos a?os de los dos partidos mayoritarios tampoco parecen encajar en el patr¨®n previsible.
"El centro-izquierda ha incorporado a su discurso elementos asociados a programas conservadores"
Cuando el Partido Popular gan¨® las elecciones en 1996, la proximidad del examen de Maastricht impuls¨® al nuevo Gobierno a profundizar decisivamente la consolidaci¨®n fiscal t¨ªmidamente iniciada en la legislatura anterior. A rengl¨®n seguido, el Ejecutivo complet¨® la privatizaci¨®n de las grandes empresas del pa¨ªs, legisl¨® para liberalizar los mercados energ¨¦ticos y de telecomunicaciones e introdujo una reforma laboral (1997). M¨¢s recientemente, el Gobierno aprob¨® la Ley de Estabilidad Presupuestaria (ley del d¨¦ficit cero) y una nueva reforma laboral (popularizada con ¨¦xito por sus cr¨ªticos como el decretazo). Sin duda, la actuaci¨®n del PP en materia econ¨®mica ha sido, al menos sobre el papel, ortodoxa.
No obstante, la realidad de los hechos es otra. En primer lugar, la competencia efectiva en los sectores supuestamente liberalizados es en la actualidad de muy baja intensidad. En segundo, el llamado decretazo (una reforma bienintencionada mal gestionada pol¨ªticamente) ha sido recientemente retirado. Y en tercero, no s¨®lo el d¨¦ficit p¨²blico real no es cero, sino que el Gobierno est¨¢ instrumentando una pol¨ªtica fiscal expansiva de corte keynesiano en aras de sostener el nivel de actividad y empleo a costa de un exceso de inflaci¨®n (que ha alcanzado el 4%, cifra que est¨¢ 1,7 puntos por encima de la media del ¨¢rea euro). Esta pol¨ªtica se apoya en la esperanza de que la recuperaci¨®n econ¨®mica internacional se produzca antes de que los desequilibrios de la econom¨ªa espa?ola devengan insostenibles. El elevado crecimiento de los precios se debe a que el Gobierno -muy probablemente de forma sensata- no est¨¢ contrarrestando mediante un presupuesto restrictivo los tipos de inter¨¦s, bajos para nuestro pa¨ªs, fijados por el Banco Central Europeo, lo que da lugar a una combinaci¨®n expansiva de pol¨ªticas monetaria y fiscal. En concreto, en el ¨¢rea fiscal las transferencias provenientes de la Uni¨®n Europea ascienden al 1% del PIB, y los gastos del sector p¨²blico fuera de presupuesto podr¨ªan representar un 2% m¨¢s, con el consiguiente est¨ªmulo adicional sobre la demanda agregada. En suma, contraviniendo la ret¨®rica oficial, las actuaciones econ¨®micas de la Administraci¨®n de Aznar han sido -sobre todo en los ¨²ltimos a?os- muy poco ortodoxas.
Por su parte, el PSOE ha incorporado a su discurso de pol¨ªtica econ¨®mica, por medio de recientes declaraciones de su secretario general, una primera aceptaci¨®n, apenas matizada, de la bondad del equilibrio presupuestario. En el ¨²ltimo a?o, este partido tambi¨¦n ha lanzado propuestas sobre la reforma de la fiscalidad dirigidas a aumentar la neutralidad y la eficiencia del sistema (propuesta del tipo ¨²nico y variantes, entre otras menos llamativas pero tambi¨¦n novedosas). Otras declaraciones de Rodr¨ªguez Zapatero han se?alado que las pol¨ªticas p¨²blicas del Estado de bienestar no deben llegar tan lejos como para anular la responsabilidad y autonom¨ªa del individuo (l¨¦ase le desincentiven), o que no se trata de aumentar el gasto p¨²blico, sino de mejorar su composici¨®n. Estas preocupaciones, naturalmente, estuvieron presentes en la gesti¨®n econ¨®mica pr¨¢ctica de los gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez. Lo novedoso es que nunca han estado, como ahora, integradas de modo central en el discurso econ¨®mico y pol¨ªtico.
A menudo se ha interpretado la convergencia hacia una concepci¨®n ortodoxa de la pol¨ªtica econ¨®mica en clave de "fin de las ideolog¨ªas" o de auge del "pensamiento ¨²nico". Nuestra percepci¨®n es muy distinta. Apreciamos en esta tendencia una progresiva disociaci¨®n entre los instrumentos econ¨®micos y sus objetivos, un avance positivo que supone ampliar las posibilidades del dif¨ªcil compromiso entre eficiencia y equidad en la acci¨®n p¨²blica. O, de alg¨²n modo, acercarse al imposible sue?o del economista: que se cumplieran, trasladados al ¨¢mbito macroecon¨®mico, los llamados precisamente "teoremas del bienestar", que establecen que los medios y los fines econ¨®micos se liberan de su esclavitud rec¨ªproca.
En suma, asistimos en nuestro pa¨ªs a la cristalizaci¨®n de nuevas maneras de hacer y pensar pol¨ªtica econ¨®mica. Desde el centro-derecha, la experimentaci¨®n y aceptaci¨®n por parte del PP de la dificultad de cumplir a rajatabla con las recetas de la ortodoxia econ¨®mica en una coyuntura desfavorable es, aparte de una saludable invitaci¨®n a la sobriedad, el rito inici¨¢tico que le quedaba pendiente para asimilarse a otros partidos democr¨¢ticos europeos de signo conservador. Por otro lado, la reciente renovaci¨®n del PSOE ha dado paso a una reformulaci¨®n de postulados econ¨®micos quiz¨¢ tan significativa como lo fue en su d¨ªa el abandono del marxismo. El respeto a la autonom¨ªa individual y a la ortodoxia en pol¨ªtica econ¨®mica son cambios bienvenidos que, confiando en que superen el estadio de la declaraci¨®n de intenciones, integran al centro-izquierda espa?ol en la vanguardia de un nuevo socialismo.
Gabriel Fern¨¢ndez de Bobadilla y Maurici Lucena son profesor asociado del Instituto de Empresa y economista, respectivamente.
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