De infierno en infierno
La ONU revela la odisea de ni?os sacados de Somalia por mafias pagadas por los padres
La angustia de sobrevivir en Somalia empuja a muchos padres a poner a salvo a sus hijos. Entre 50 y 250 ni?os, algunos de s¨®lo dos o tres a?os, son sacados cada mes del pa¨ªs por mafias que reciben hasta 10.000 euros de los padres. Ah¨ª empieza la odisea para buena parte de los chavales: en teor¨ªa, en el punto de destino les esperan parientes, pero a menudo se ven abandonados en aeropuertos de Europa, EE UU y Canad¨¢, o bien son explotados criminalmente. ?ltimamente las v¨ªctimas son m¨¢s chicas que chicos. Un informe de IRIN (Integrated Regional Information Networks), dependiente de la ONU, ha revelado la tragedia. El estudio ha sido financiado por la UE y por Suecia.
A los 10 a?os de la fracasada intervenci¨®n militar estadounidense, Somalia sigue en el caos, menos cierto amago de Estado en el norte, Somaliland. Como la vida no vale nada, los padres venden hasta la casa para pagar la salida de sus hijos. "Todo est¨¢ colapsado, ?c¨®mo no querer salvar a los ni?os?", dice Amina Hachi Elmi, directora del Instituto para Educaci¨®n y Desarrollo de las Mujeres en Mogadiscio.
En Occidente sufren soledad y racismo, y si regresan a su pa¨ªs les pueden secuestrar
Los chicos pueden ser transportados por las mafias a Oriente Pr¨®ximo o al sureste asi¨¢tico, y de ah¨ª a Occidente. A veces quedan abandonados a medio camino. "Eran seis en el aeropuerto de Estambul, y les hab¨ªan aleccionado para no abrir la boca", relata Abdulah Allas, activista de derechos humanos. En la jerga internacional ser¨¢n ni?os "no acompa?ados", eufemismo que apenas vela el drama. El informe se?ala que, ante la ausencia de un Gobierno somal¨ª reconocido, algunos responsables europeos o norteamericanos han manifestado disposici¨®n a deportarles ilegalmente.
"S¨®lo hay un t¨¦rmino que describa lo que sienten esos cr¨ªos: soledad", dice la psic¨®loga sueca Marie Hessle. "No viven en sociedad, sino al margen". Los ni?os s¨®lo conocen dos palabras llave: "Passport" y "Qaxuti" (refugiado).
Un mafioso, bajo condici¨®n de anonimato, inform¨® a IRIN de c¨®mo se opera para llegar al Reino Unido, viaje en que su grupo est¨¢ especializado. La treta m¨¢s com¨²n es alquilar un pasaporte brit¨¢nico y seleccionar entre los ni?os candidatos al que m¨¢s se parezca a la foto original. "A veces pasa que tienes el pasaporte para una ni?a de 15 a?os y acabas adjudic¨¢ndoselo a un ni?o de 13. Luego explicas que al chaval le gusta vestirse de chica". Se instruye a los chicos para que cuenten dramas: padres capturados o muertos. "No lo intentamos con m¨¢s de dos cr¨ªos de la misma familia, es peligroso".
Otro testimonio mafioso revela que "es muy sencillo" convencer al ni?o con el que viaja de que le trate como a su padre, y solventar as¨ª los tr¨¢mites. "En dos meses se puede ganar entre 10.000 y 15.000 euros".
Un ni?o no acompa?ado, indica el informe, "vive en un pa¨ªs sombr¨ªo de identidad falsa y de aislamiento". En Occidente debe mantener la historia que cuente o ser¨¢ deportado. Muchos acaban en reformatorios: en Suecia, la polic¨ªa reconoce que esas instituciones tienen un 80% de extranjeros. Los psic¨®logos describen las dificultades de los muchachos para adaptarse a modelos de autoridad y establecer relaciones de confianza con los adultos. Un estudio finland¨¦s se?ala que los menores somal¨ªes refugiados a menudo "empiezan a usar alcohol y drogas". El racismo, a?ade IRIN, es "parte fundamental del estr¨¦s y del miedo" de esos ni?os en Europa y Norteam¨¦rica. "He o¨ªdo de intentos de suicidio", dice Dahabo Isa, de la ONG brit¨¢nica Organizaci¨®n de Desarrollo Somal¨ª.
Pero algunos de los chicos vuelven, generalmente deportados. Todo les es extra?o y, cuanto m¨¢s haya durado su ausencia, m¨¢s extra?os se sienten. Al no haber ning¨²n servicio social en Somalia, no son inscritos ni reciben apoyo. La relaci¨®n con sus familiares suele basarse en la disciplina para reinsertarles en los usos somal¨ªes. A veces son secuestrados o asesinados porque las bandas les ven con ropas extranjeras o porque se han informado de que los padres consideraban que sus hijos en Occidente eran una especie de seguro de vida o de garant¨ªa de divisas. "Las familias tienen a menudo que ponerles escolta, por miedo al secuestro", cuenta Abirashid Hach Nur, de la ONG irlandesa Concern.
Halima, quincea?era, tuvo que volver de Suecia a Somalia, tras siete a?os, porque la mujer que la hab¨ªa adoptado la denunci¨® por mal comportamiento. En Mogadiscio su padre contrat¨® a un profesor de somal¨ª. Ahora ella se queja de que sus paisanos "abusan unos de otros y se matan". Admira a Suecia, pero admite que all¨ª puede sentirse sola. "Mi padre quiere enviarme de nuevo cuando acabe la escuela. Pero tengo miedo de que aqu¨ª me maten".
"El ¨²nico modo de parar esto es proporcionar a las familias somal¨ªes alg¨²n tipo de futuro", dice Lucy Hannan, autora del informe.
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