El nuevo l¨ªder socialista revoluciona el mapa pol¨ªtico en Holanda
El auge de la izquierda y el desplome del partido de Fortuyn, claves de las elecciones
Joven, asequible, claro en sus explicaciones y sobre todo teleg¨¦nico, Wouter Bos, el nuevo l¨ªder de la socialdemocracia holandesa (PvdA), de apenas 40 a?os, ha recuperado la confianza del mismo votante que ech¨® a su partido del Gobierno en mayo pasado, tras ocho a?os en el poder.
En dos meses escasos, el tiempo que lleva a la cabeza de su grupo, Bos ha sido capaz de robarle tanto terreno a la democracia cristiana (CDA), ahora grupo mayoritario, que las elecciones legislativas del pr¨®ximo mi¨¦rcoles se presentan como las m¨¢s re?idas y sorprendentes de los ¨²ltimos tiempos. Sobre todo porque Bos no quiere ser a¨²n primer ministro y ayer propuso para dicho cargo a Job Cohen, alcalde de Amsterdam, en caso de ganar los comicios.
Antes de aparecer en 1998 en el puesto 39? de las listas del PvdA, Wouter Bos trabajaba en la multinacional petrolera Shell. En 2002 segu¨ªa en un oscuro noveno puesto, pero su carrera hacia el estrellato pol¨ªtico dar¨ªa pronto un vuelco por culpa de un suceso inaudito en la memoria nacional: el asesinato de un candidato a primer ministro. La muerte a tiros en mayo pasado de Pim Fortuyn, el l¨ªder ultraderechista que conmocion¨® a todos hablando de integraci¨®n, seguridad ciudadana e inmigraci¨®n, tres asuntos intocables durante d¨¦cadas en la sociedad holandesa, forz¨® al PvdA a buscar una cara nueva para expresar su repulsa. Ad Melkert, rival socialdem¨®crata de Fortuyn, hab¨ªa sido acusado de "demonizarle" por criticar al islam y querer frenar la inmigraci¨®n. Bos era poco conocido y pudo calmar los ¨¢nimos sin dar la sensaci¨®n de haberse manchado con los insultos cruzados por sus mayores.
Si bien no consigui¨® evitar la derrota en los subsiguientes comicios, su actitud pacificadora, asumiendo los errores cometidos, le perfil¨® como un hombre m¨¢s preocupado por el trabajo en equipo que por su ambici¨®n personal. Un talante que ha dejado perplejos a muchos votantes -un 40% sigue sin saber a qui¨¦n elegir, ya que ¨¦l no se presenta- y que explica con cierto candor.
Nuevo Kennedy
"No es el momento de ser primer ministro. Antes hay que reformar el partido y demostrar que hemos aprendido las duras lecciones del pasado reciente", ha dicho, para luego salir victorioso en todos los debates electorales celebrados en las tres ¨²ltimas semanas en la televisi¨®n holandesa. Porque esta campa?a se ha librado, m¨¢s que nunca, frente a las c¨¢maras y en tertulias y debates que han enfrentado a los l¨ªderes con alguna posibilidad de formar Gobierno.
Sereno, agudo en sus respuestas y siempre sin corbata: ah¨ª se ha ganado Bos el apelativo de "nuevo Kennedy". Un apodo algo superficial si se tiene en cuenta que el mito con el que se le compara s¨ª quer¨ªa ser presidente de Estados Unidos cuando se present¨® a las elecciones en 1960. Y sin olvidar tampoco que el principal rival de Bos es Jan Peter Balkenende, un primer ministro democristiano dimisionario que le lleva tres a?os escasos y ha sido comparado con alguien todav¨ªa m¨¢s joven, el ni?o mago Harry Potter.
En cualquier caso, la t¨¢ctica de Bos de hacerle la campa?a a otro correligionario parece estar sali¨¦ndole bien. Seg¨²n los ¨²ltimos sondeos electorales, publicados este fin de semana, el PvdA puede obtener hasta 40 esca?os en el futuro Parlamento de 150 diputados. Ahora tiene 23. El CDA, por su parte, estar¨ªa resistiendo a duras penas la presi¨®n ejercida por el nuevo l¨ªder socialdem¨®crata y ganar¨ªa 44 asientos, uno m¨¢s de los que tiene ahora. Tan escasa ventaja podr¨ªa costarle el Gobierno a Balkenende, que tal vez no alcance una coalici¨®n con mayor¨ªa suficiente con los liberales. Si el CDA no lo consigue, no es impensable que el PvdA acabe pactando con ¨¦xito con los partidos de izquierda, e incluso que democristianos y socialdem¨®cratas acerquen al final sus posturas en una larga y dur¨ªsima negociaci¨®n.
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