Alemania y Francia escenifican una luna de miel
Berl¨ªn y Par¨ªs celebran hoy el 40? aniversario del Tratado de El El¨ªseo en un momento de acercamiento pol¨ªtico y social
Ni un triste baile, ni tan siquiera un acto escolar simb¨®lico han sido programados como parte de los fastos con que las c¨²pulas dirigentes de Alemania y de Francia celebran hoy, en Par¨ªs y en Versalles, los primeros 40 a?os del restablecimiento de su amistad. Y sin embargo, la mayor¨ªa de los franceses y de los alemanes consideran a sus pa¨ªses como aliados naturales en el seno de la Uni¨®n Europea. El pragmatismo se impone a la hora de defender esta relaci¨®n. Los Gobiernos de ambos pa¨ªses celebran hoy una sesi¨®n conjunta en Par¨ªs y los Parlamentos, en Versalles.
Habr¨¢ que esperar a ma?ana, en Berl¨ªn, para poder ver un encuentro entre j¨®venes franceses y alemanes, donde pueda hacerse presente un retazo de esa sociedad civil que ha quedado al margen de las celebraciones palaciegas en suelo franc¨¦s. Esto no es obst¨¢culo para que el 58% de los alemanes considere a Francia como el principal pa¨ªs con el que deben mantener relaciones privilegiadas, porcentaje que entre los franceses asciende al 57% respecto a Alemania, seg¨²n una encuesta que publicar¨¢ hoy el diario Le Figaro.
La mayor¨ªa de franceses y de alemanes defiende relaciones privilegiadas con el otro pa¨ªs
Los dos ministros de Econom¨ªa han quedado en reunirse cuatro veces al a?o
Hace tiempo que no se ha visto una sola imagen simb¨®lica comparable a ese abrazo entre Charles de Gaulle y Konrad Adenauer, que sirvi¨® para subrayar la firma del Tratado del El¨ªseo, en 1963. A despecho de una relaci¨®n con muchos altibajos, las sucesivas parejas gobernantes franco-alemanas se han ocupado de lubricar el funcionamiento del "motor". As¨ª fue cuando Val¨¨ry Giscard d'Estaing y Helmut Schmidt pusieron las bases del Sistema Monetario Europeo, en 1978. Pero ninguna imagen tan clara como la del recogimiento conjunto de Fran?ois Mitterrand y Helmut Kohl en 1984 ante el monumento a los muertos en la batalla del decisivo Verd¨²n.
Las relaciones personales de la actual pareja gobernante, Jacques Chirac y Gerhard Schr?der, no son excelentes, pero vienen dictadas por el pragmatismo. Una vez resueltos los obst¨¢culos electorales que se interpon¨ªan ante ambos, los actos conmemorativos del 40? aniversario del Tratado de El El¨ªseo sirven de pretexto para una inesperada luna de miel, abandonando la era de desconfianzas iniciada con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, en 1989, que suscit¨® el temor de Mitterrand a la potencia de una Alemania reunificada.
Las c¨²pulas pol¨ªticas de los dos pa¨ªses han tomado conciencia de que la ampliaci¨®n de la UE a 25 miembros pod¨ªa diluir el liderazgo tradicional ejercido por ambos. Y eso a despecho de la incomodidad que otros socios europeos sienten ante un hecho consumado. El ex ministro franc¨¦s de Exteriores Hubert V¨¦drine advert¨ªa recientemente en Le Monde de que los dem¨¢s pa¨ªses europeos "no est¨¢n dispuestos a alinearse sin m¨¢s sobre una posici¨®n s¨®lo porque haya sido decidida por Francia y Alemania".
Otras personas de gran experiencia europe¨ªsta piden a Chirac y Schr?der que tengan cuidado con lo que hacen. Por ejemplo, el ex presidente de la Comisi¨®n Jacques Delors para quien la idea de la doble presidencia de la UE equivale a "desconocer el modo de funcionamiento de la Uni¨®n Europea". Pero tambi¨¦n el ex canciller socialdem¨®crata alem¨¢n Helmut Schmidt, que atribuye lisa y llanamente al "oportunismo" la reciente propuesta institucional de los gobernantes franceses y alemanes de la actualidad.
Demasiadas personas relevantes y demasiados Gobiernos significativos no han sido en absoluto consultados. Pero todas las actuales autoridades francesas, con Chirac a la cabeza, defienden sus posiciones con el argumento de que Europa funciona cuando existe entendimiento franco-alem¨¢n. Y esta proclamaci¨®n trata de imponerse a los problemas bilaterales, en los que no faltan contenciosos de envergadura.
Por ejemplo: el Gobierno alem¨¢n ha reclamado en todos los tonos una reforma de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n, harto de subvencionar, entre otros, a los agricultores franceses. Afortunadamente para la pareja, Chirac y Schr?der han logrado aplazar una decisi¨®n sobre este problema. Francia, por su parte, teme los vientos de austeridad presupuestaria que soplan en Alemania, afectada por un importante d¨¦ficit p¨²blico, y no acaba de encontrar el eco suficiente a su propuesta de dar prioridad a la renovaci¨®n de armamentos militares.
Los respectivos ministros de Econom¨ªa, el alem¨¢n Hans Eichel y el franc¨¦s Francis Mer, han quedado en verse cuatro veces al a?o, en vez de las dos reuniones regulares que celebraban hasta ahora. Pero tampoco parten de las mismas situaciones.
En los siete ¨²ltimos a?os, Francia ha acumulado siete puntos de crecimiento econ¨®mico m¨¢s que Alemania. Este pa¨ªs ha rozado la recesi¨®n en el a?o 2002, con un crecimiento del 0,2% de su producto interior bruto. Francia, por su parte, que a¨²n no ha hecho p¨²blicas sus cifras definitivas, ha situado el suyo en torno a un 1%.
Hace menos de dos meses, el propio primer ministro franc¨¦s, Jean-Pierre Raffarin, advert¨ªa contra la voluntad de Alemania de reducir sus d¨¦ficit por medio del recorte de gastos y del alza de impuestos. "No estoy seguro de que ese m¨¦todo brutal sea eficaz", dec¨ªa entonces el primer ministro de Francia, que insisti¨® hace una semana, ante la organizaci¨®n patronal francesa: "Nuestra econom¨ªa europea tiene necesidad tambi¨¦n del sost¨¦n que el Gobierno alem¨¢n pueda aportar a la econom¨ªa alemana". Un modo de quejarse de que Francia se ha quedado demasiado sola en su pelea para que la Comisi¨®n Europea no le presione a la hora de exigir respeto al Pacto de Estabilidad.
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