El arte m¨¢s natural
Esta ins¨®lita formaci¨®n de granito preside la vaguada de las Cerradillas, en la Pedriza del Manzanares
Hay lugares que nos transportan a la luz del alba de la humanidad, que nos incitan a mirar como aquella vez primera en que un hombre vio en las ondulaciones del techo de Altamira la exacta disposici¨®n de una manada de bisontes, en la constelaci¨®n de C¨¢ncer un cangrejo o en el nubarr¨®n estival un desfile de todas las bestias lanudas del orbe. Uno de esos lugares es La Pedriza del Manzanares.
Esculpidos por doquier en el granito de La Pedriza, vemos caracoles y tortugas, p¨¢jaros y cochinos, focas y camellos, dinosaurios y cocodrilos, que nos revelan a la naturaleza como una artista diestra y fecunda, modelo y musa de s¨ª misma. Se objetar¨¢ que son obras azarosas, hijas de la chiripa y hu¨¦rfanas de prop¨®sito. Pero no cabe duda de que responden a un m¨¦todo de trabajo. Y es que la naturaleza, actuando sobre la piedra berroque?a con la cu?a del hielo y el pulimento del agua, no difiere mucho del escultor que se enfrenta a una roca informe sin una idea determinada, dej¨¢ndose llevar por las vetas y fisuras hasta dar con la forma m¨¢s sugeridora.
Esculpidos por doquier aparecen p¨¢jaros, tortugas, caracoles, dinosaurios...
Viendo El Elefantito, que sin duda es la escultura m¨¢s perfecta de cuantas decoran La Pedriza, cuesta creer que, adem¨¢s de un m¨¦todo material, no exista una secreta intenci¨®n, una arcana voluntad que maneja las formas repetidas como una especie de c¨®digo o de gui?o. Puede que en esta pe?a no haya arte en sentido estricto. Lo que hay, eso es seguro, es ese asombro ingenuo y primitivo de quien la mira, esa llama que ilumin¨® la carita de la primera humanidad y que hoy languidece en las fr¨ªas salas de tantos museos.
En busca de El Elefantito, vamos a acercarnos al aparcamiento del Tranco, a tres kil¨®metros de Manzanares, para subir por la escalera que bordea por la derecha el restaurante Casa Juli¨¢n y seguir trepando por la senda de los Carboneros, que est¨¢ se?alizada con trazos de pintura blanca y amarilla. Esta trocha, brusca y zigzagueante como un rayo, nos nos dar¨¢ una tregua hasta llegar en media hora al rellano conocido como el mirador del Tranco, donde podremos tomarnos un respiro con la mirada puesta en el castillo de Manzanares y el embalse de Santillana, un hermoso cuadro realzado por los canchos de La Pedriza que le sirven de art¨ªstico marco.
A una hora del inicio alcanzaremos un segundo rellano, la Gran Ca?ada, una pradera de m¨¢s de un kil¨®metro de longitud, con pasto muelle y arroyo bullidor, por la que vamos a avanzar a mano derecha, hacia naciente, para virar 400 metros despu¨¦s a la izquierda por la vaguada de las Cerradillas. No tiene p¨¦rdida: s¨®lo hay que seguir el mentado arroyo aguas arriba, por una vereda marcada con hitos y se?ales -¨¦stas, pel¨ªn borrosas- de pintura morada, hasta coronar, cumplida una hora y media de marcha, el alto donde descuella la pe?a de El Elefantito. Observando el fino detalle con que est¨¢n labradas su trompa, sus orejotas y su abultado frontal, convendremos en que la naturaleza es una magn¨ªfica escultora, casi tan buena como haciendo originales de carne y hueso.
Tras admirar la pasmosa viveza de este dumbo pedricero -s¨®lo le falta barritar-, continuaremos de frente por la misma vereda, ahora en suave descenso, hasta desembocar en la cercana senda Maeso. Por este hist¨®rico sendero, asaz tortuoso pero bien marcado con se?ales blancas y amarillas, descenderemos con franco rumbo sur para atravesar de nuevo la Gran Ca?ada y pasar al rato junto al inconfundible Caracol, lento como la roca de que est¨¢ hecho.
En tres horas, a contar desde el inicio, nos plantaremos en el collado de la Cueva, el cual separa La Pedriza grande y salvaje del peque?o macizo perif¨¦rico del Alcornocal. Ser¨¢ el momento de dejar la senda Maeso, que sigue bajando hacia Manzanares, para doblar a la derecha por una preciosa trocha que lleva directamente al Tranco bordeando la Cara del Indio, otra de las obras con t¨ªtulo significativo que expone la naturaleza en el museo de La Pedriza.
Accesos, gu¨ªas y mapas de la zona
- D¨®nde. Manzanares el Real dista 53 kil¨®metros de Madrid yendo por la carretera de Colmenar (M-607), tomando por la M-609 pasado el kil¨®metro 35 y luego por la M-608 a la izquierda.
Desde Manzanares hay que continuar por la carretera del Tranco -siguiendo los letreros hacia el restaurante El Yelmo-, para echarse a andar desde el aparcamiento habilitado al final del asfalto. Hay autobuses hasta Manzanares (tel¨¦fono 91 359 81 09) desde la plaza de Castilla.
- Cu¨¢ndo. Ruta circular de siete kil¨®metros y cuatro horas de duraci¨®n, con un desnivel acumulado de 460 metros -aparcamiento del Tranco, 960 metros; el Elefantito, 1.424- y una dificultad media, recomendable para la ¨¦poca menos calurosa del a?o.
- Qui¨¦n. El Centro de Educaci¨®n Ambiental del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (Tel. 91 853 99 78) proporciona gu¨ªas sobre rutas para llevar a cabo a pie por la Pedriza y organiza excursiones gratuitas con monitor. Est¨¢ situado a dos kil¨®metros de Manzanares, camino de Canto Cochino, y abre a diario, de 10.00 a 18.00.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Muy aconsejable, si no se tiene un conocimiento previo del terreno, el mapa La Pedriza del Manzanares, a escala 1:15.000, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; tel. 91 534 32 57).
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