Ana Botella se foguea en Catalu?a
La esposa de Aznar se estrena como candidata del Partido Popular con una visita a un barrio obrero de Manresa
"Dentro de poco ser¨¢ la alcaldesa de Madrid". Montse, una jubilada de la Font dels Capellans, un barrio obrero de Manresa (Bages), discute con Rosa, su amiga, mientras aguardan inquietas la visita de Ana Botella, la esposa del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. "Que no, que no, que s¨®lo ser¨¢ concejal, que el alcalde ser¨¢ Alberto Ruiz-Gallard¨®n", le corrige Rosa, endomingada para la ocasi¨®n. "Te digo que acabar¨¢ siendo alcaldesa, que le quitar¨¢ el puesto a Ruiz-Gallard¨®n", insiste Montse con una contundencia que zanja el debate.
Ana Botella eligi¨® ayer Manresa, una de las cunas del catalanismo, para realizar su primer acto como dirigente del Partido Popular (PP) desde que anunci¨® su deseo de implicarse a fondo en la primera l¨ªnea pol¨ªtica de la mano de Alberto Ruiz-Gallard¨®n y con la vista puesta en la concejal¨ªa de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid. La elecci¨®n de Manresa fue pura coincidencia: la visita estaba apalabrada desde hace m¨¢s de un a?o, cuando el candidato del PP a la alcald¨ªa de Manresa, Xavier Javaloyes -que ayer parec¨ªa competir con Botella para ver qui¨¦n aguantaba la sonrisa de oreja a oreja durante m¨¢s tiempo-, coincidi¨® casualmente con su invitada en el bar del recinto donde los conservadores celebraron su ¨²ltimo congreso nacional y la convenci¨® para que visitara el coraz¨®n de Catalu?a.
Pero si el lugar fue casual, el programa estaba pensado al dedillo para que Botella pudiera exhibir su peculiar compromiso con los humildes, a modo de una moderna Evita, puesta al d¨ªa con el conservadurismo compasivo acu?ado por el equipo de George W. Bush: el PP catal¨¢n pase¨® a la esposa del presidente del Gobierno por un barrio obrero de Manresa, integrado mayoritariamente por personas de origen inmigrante y basti¨®n socialista, y por el hospital de Sant Andreu, donde la pol¨ªtica popular sigui¨® repartiendo besos y convers¨® con los pacientes, varios de ellos aquejados de demencia y de Alzheimer.
Su m¨¢xima preocupaci¨®n como pol¨ªtica, dijo, ser¨¢ la atenci¨®n a las personas mayores, y la f¨®rmula por la que dej¨® claro su entusiasmo es el voluntariado. Lo cont¨® un poco abrumada por la insistencia de una ama de casa impulsiva, que no se conformaba con apretones de mano y golpecitos en la espalda e insist¨ªa una y otra vez exhort¨¢ndola a concretar sus compromisos pol¨ªticos. Tras algunos balbuceos, y sin abandonar nunca su profesional sonrisa, Botella afirm¨®: "Yo he venido a aprender, y quiero esto, trabajar a pie de calle, con personas mayores", acert¨® a decir.
Momentos antes, la dirigente del PP hab¨ªa mostrado su admiraci¨®n por el nivel organizativo de los vecinos, que gestionan un centro de atenci¨®n m¨¦dica para el barrio combinando el trabajo de voluntarios y profesionales. "?Y la gente viene aqu¨ª sin pagar nada?", afirm¨®, incr¨¦dula. "Realmente hac¨¦is un trabajo estupendo, todo est¨¢ cuidad¨ªsimo, pulcro, perfecto", a?adi¨®.
La esposa del presidente del Gobierno pase¨® tranquilamente por la plaza central del barrio, a cuyo alrededor se levantan los enormes edificios construidos a mediados de la d¨¦cada de 1970 para albergar fundamentalmente a trabajadores procedentes del resto de Espa?a. "Son hexagonales", coment¨® ante un plano de los nuevos bloques construidos en el barrio, hasta que el alcaldable del PP en Manresa le susurr¨® que son octogonales.
Los dirigentes catalanes del PP -con la presidenta provincial de Barcelona, Dolors Montserrat, al frente- estaban euf¨®ricos con la visita de Botella, que concluy¨® con un almuerzo con comerciantes y una visita al monasterio rom¨¢nico de Sant Benet de Bages. El secretismo de la visita -para evitar posibles protestas de grupos catalanistas- impidi¨® que Botella tuviera un ba?o de masas, pero asegur¨® a la futura concejal una buena muestra de cari?o de sus incondicionales.
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