?Por favor, utilicen el conocimiento!
Hace dos meses hubo una reuni¨®n en Salamanca, convocada por una conocida revista universitaria. Me propusieron participar en una mesa redonda sobre Investigaci¨®n: el futuro de Espa?a frente al reto europeo. Como es usual en estos casos, unos d¨ªas antes, navegu¨¦ por la red, busqu¨¦ bibliograf¨ªa especializada... Pero sobre todo asist¨ª impotente, al igual que el resto de los espa?oles, al drama ecol¨®gico del Prestige, que es posible que tarde tiempo en finalizar y mucho m¨¢s tiempo, sin duda, en olvidarse. Como muchos de mis conciudadanos tambi¨¦n manifest¨¦ en p¨²blico mis opiniones y parece, que como siempre, una nube de fatalismo determinista encubre la soluci¨®n de nuestros problemas m¨¢s perentorios. En mi an¨¢lisis del "reto europeo a la investigaci¨®n espa?ola", no falt¨® la referencia a la necesidad de incrementar los fondos destinados a investigaci¨®n. Evidentemente, en Espa?a, se destinan pocos recursos a investigaci¨®n, tanto desde las administraciones p¨²blicas, como, y de forma muy singular, desde la empresa. Pero me pareci¨® necesario se?alar que las universidades espa?olas nos estabamos alejando peligrosamente de Europa, y de modo ostensible en nuestra capacidad para concurrir, con ¨¦xito, a los programas marco de la Uni¨®n Europea. Y digo capacidad, fundamentalmente de tipo organizativo, de tama?o de grupo, de coordinaci¨®n, y ello a pesar del esfuerzo que se hace en la creaci¨®n de redes tem¨¢ticas y de usuarios de grandes equipos.
Nuestros efectivos dedicados a investigaci¨®n son 3,77 investigadores por mil habitantes, frente a los 5,28 de la media europea; nuestras inversiones en investigaci¨®n, est¨¢n en torno al 0,9% del PIB, frente al 1,92 de la UE; nuestras industrias apenas dedican a investigaci¨®n el 0,58% de la producci¨®n industrial, mientras en la UE se dedica el 1,42%; en la UE se producen una media de 135 patentes europeas por a?o, en Espa?a estamos en torno a 20. Nuestras tasas anuales de crecimiento relativo son buenas y duplican a las europeas pero, en todo caso, los diferenciales son tan elevados que salir de esta situaci¨®n parece un objetivo dif¨ªcil. A m¨ª me gustar¨ªa apuntar algunas ideas que tal vez permitir¨ªan mejorar la percepci¨®n social de la Ciencia.
En la Espa?a de los ochenta, se hizo una apuesta importante para europeizar y globalizar la ciencia espa?ola, los resultados fueron espectaculares, en cuanto al crecimiento de la presencia de la ciencia espa?ola en el mundo. Hoy en las universidades y en los centros de investigaci¨®n espa?oles, existe una pl¨¦yade de buenos investigadores sin parang¨®n con ninguna ¨¦poca anterior. Sin embargo, aparentemente nuestra ciencia no se percibe por la sociedad y sus representantes los pol¨ªticos como el instrumento que contribuye a solucionar los problemas en los que el conocimiento es necesario. Por esta raz¨®n, la investigaci¨®n debe de organizarse de tal manera que al nivel estatal y de las comunidades aut¨®nomas, la investigaci¨®n cient¨ªfica de forma directa o indirecta se focalice a la resoluci¨®n de los problemas actuales o futuros que afectan a los ciudadanos. Y todo ello sin olvidar la necesidad de la investigaci¨®n b¨¢sica, fuente y origen de la investigaci¨®n aplicada.
Debemos incrementar el esfuerzo econ¨®mico en investigaci¨®n, pero ante todo debemos organizar mejor el sistema de investigaci¨®n. Las convocatorias p¨²blicas de investigaci¨®n deben distinguir, las ayudas a la investigaci¨®n para mantener la dimensi¨®n investigadora de los docentes universitarios, de los proyectos de investigaci¨®n. Los proyectos deben convocarse en l¨ªneas tem¨¢ticas concretas, definidas por los ¨®rganos de representaci¨®n estatales, o de las comunidades aut¨®nomas; con un sistema de concesi¨®n, seguimiento y evaluaci¨®n final adecuado al fin que se persigue. Los proyectos de investigaci¨®n deben ser financiados en su totalidad, incluyendo costes indirectos, de personal, amortizaci¨®n de equipos instrumentales...; lo contrario es usar y abusar del voluntarismo, y al final los resultados frustran las expectativas. Debe forzarse la colaboraci¨®n e integraci¨®n de grupos de investigaci¨®n de universidades, centros p¨²blicos y privados, el uso de equipos, e incluso la formaci¨®n de uniones temporales virtuales de efectivos y medios para abordar proyectos interesantes. Y debe hacerse desde la generosidad con los recursos humanos, sometidos a veces a multiesquizofrenias, que les distraen: docencia-investigaci¨®n, publicaci¨®n de papers-presentaci¨®n de patentes, investigaci¨®n b¨¢sica-aplicada, captaci¨®n de recursos-prestaci¨®n de servicios... Hay que estar dispuesto a retribuir generosamente a nuestros investigadores, a promocionarles y sobre todo invito a los lectores a que averig¨¹en en qu¨¦ condiciones econ¨®micas y laborales trabaja el personal investigador en formaci¨®n. Pero ante todo es perentorio que se tenga en cuenta a los investigadores. Espa?a, las comunidades aut¨®nomas, los ayuntamientos y diputaciones estar¨¢n m¨¢s cerca de Europa, el d¨ªa que ante cualquier problema cuya soluci¨®n requiera conocimientos, se convoque a una o varias comisiones de estudio y an¨¢lisis para que debatan el problema y propongan soluciones; les puedo asegurar que cuesta muy poco dinero y los cient¨ªficos se sentir¨¢n m¨¢s identificados con los problemas de la sociedad, y la sociedad sentir¨¢ como algo suyo la Ciencia.
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Salvador Ord¨®?ez es rector de la Universidad de Alicante.
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