La angustia puede con el Bar?a
Los azulgrana acaban desquiciados un partido que dominaron con claridad en la primera mitad
La angustia de un banquillo inestable y de demasiadas derrotas consecutivas se llevaron por delante a un Barcelona que s¨®lo le dur¨® 47 minutos al Celta, lo que tard¨® Jesuli en adelantar a los de Vigo. El renovado Barcelona que alumbr¨® Van Gaal en Bala¨ªdos fue un equipo ofensivamente interesante y desastroso en la zaga, por la que se le col¨® sin piedad un grupo que llevaba casi 350 minutos sin ver puerta. Pero en comparaci¨®n con la crisis del equipo azulgrana, el Celta es un dechado de salud. No s¨®lo porque destrozara a una defensa incapaz de tirar un fuera de juego con la m¨ªnima coordinaci¨®n, sino sobre todo por el caos que le provoc¨® que el Celta se pusiera por delante. El v¨¦rtigo se extendi¨® por todas las l¨ªneas y puso a su t¨¦cnico en la l¨ªnea de salida del despido.
CELTA 2 - BARCELONA 0
Celta: Cavallero; Velasco, C¨¢ceres, Berizzo, Sylvinho; Jos¨¦ Ignacio (Vagner, m.45), Luccin; Jesuli, Edu, Gustavo L¨®pez (McCarthy, m.87); y Catanha (Mostovoi, m.52). Barcelona: Bonano; Reiziger, Frank de Boer, Puyol, Cocu; Mendieta (Rochemback, m.65), Xavi, Iniesta, Overmars; Saviola; y Kluivert. Goles: 1-0. M.48. Luccin se deshace de Xavi y profundiza desde la banda para la llegada de Jesuli, que elimina al portero con una finta, quiebra a Cocu y remata a gol. 2-0. M.72. Sylvinho, tras una pared con Edu, empalma a la escuadra un tirazo, con la zurda y desde el v¨¦rtice izquierdo del ¨¢rea grande. ?rbitro: Turienzo ?lvarez. Amonest¨® a Jos¨¦ Ignacio, McCarthy, Iniesta, Cocu y Kluivert. Estos dos ¨²ltimos ser¨¢n baja en el Calder¨®n. Bonano le par¨® un penalti a Gustavo L¨®pez (m.33). Bala¨ªdos. Unos 23.000 espectadores.
Fue la de ayer una derrota dolorosa en todos los sentidos, y probablemente tambi¨¦n cara. Puede ser la derrota de los seis millones de euros, lo que le costar¨¢ al club la despedida de Van Gaal. Y fue la derrota de los zagueros, porque frente a un rival que se esconde descaradamente detr¨¢s del bal¨®n fue incapaz de mantener su porter¨ªa a cero. Y lo que es peor: en el palco, su presidente, Joan Gaspart, tuvo que soportar el choteo de la grada, que se mostr¨® despiadada con los azulgranas. Entre ol¨¦s para el Celta y gritos que recordaron al Bar?a la proximidad de la Segunda Divisi¨®n, el equipo azulgrana profundiz¨® un poco m¨¢s su chorreante herida.
El mayor debate p¨²blico que precedi¨® jam¨¢s a una alineaci¨®n lo resolvi¨® Van Gaal con un dibujo que record¨® al Barcelona de inicio de curso, con los extremos muy abiertos y con Reiziger y Cocu en la l¨ªnea de salida de los costados. El Bar?a se fue a por el Celta, y nada encoge tanto al equipo de Lotina como que le miren a los ojos. Desde el inicio, el equipo de Vigo se empeque?eci¨® frente al ataque frontal del equipo blaugrana, que se permiti¨® el lujo, pocas veces acariciado esta temporada, de llevar la iniciativa del encuentro. Saviola s¨®lo tard¨® dos minutos en declarar sus intenciones, cuando se escurri¨® del tosco Jos¨¦ Ignacio y le oblig¨® a cortar con la guada?a su desenfrenada carrera hacia la porter¨ªa. Pudo continuar el Celta con once quiz¨¢s porque Turienzo ve¨ªa el partido demasiado verde para expulsar su centrocampista.
Salvo por Cocu, pr¨¢cticamente metido en el lateral izquierdo, y por Iniesta y Xavi, que formaron algo muy parecido a un doble pivote, el resto del Barcelona recuper¨® su fisonom¨ªa m¨¢s ofensiva, lo que se convirti¨® en toda una ocasi¨®n de lucimiento para sus jugadores de ataque. Overmars se reinvindic¨® donde m¨¢s a gusto se siente, pegado a la cal, y abri¨® espacios por los que se col¨® Saviola. Mendieta, por el contrario, dej¨® atr¨¢s otra oportunidad para saldar su deuda con la hinchada. Pero cuanto m¨¢s ataca el Bar?a, m¨¢s profundo es el abismo que separa a sus l¨ªneas. Y si arriba el equipo de Van Gaal vivi¨® una de las jornadas de m¨¢s actividad de los ¨²ltimos meses, tambi¨¦n se arrug¨® en cuanto el Celta le ense?¨® las u?as. Cocu apenas pudo contener a Gustavo L¨®pez -que se cambi¨® de banda- y De Boer chirri¨® cuando tuvo que tirar de la zaga. As¨ª concebido, el Barcelona es un equipo condenado a matar o morir, tan capaz de acampar en el ¨¢rea de enfrente como de padecer un tiro al palo y un penalti de un rival que apenas le apret¨® las tuercas.
El desconcierto defensivo del Barcelona se hizo patente a los veinte minutos, cuando al Celta se le dio por presionar en una mala cesi¨®n de De Boer a Bonano, que el portero argentino traspas¨® a Puyol y que acab¨® en los pies del Celta. Jesuli, s¨®lo ante Bonano, envi¨® la pelota al poste. Y s¨®lo un rato despu¨¦s, Saviola, poco habituado a defender en su ¨¢rea, le meti¨® la rodilla a Edu. Pero incluso Bonano fue capaz de pararle un penalti a este Celta, que ha dilapidado cinco en media temporada.
Si hay una jugada que evidencia que la m¨¢quina defensiva azulgrana est¨¢ gripada es la del gol que adelant¨® al Celta. Luccin se fue a la banda y all¨ª se marcharon Puyol y De Boer, muy adelantados, que abrieron un puente de planta para Jesuli, que s¨®lo tuvo que regatear e Bonano y anotar. El segundo del Celta, en cambio, no tuvo nada que ver con el Barcelona; nadie se esperaba que Sylvinho tuviera la porter¨ªa en la cabeza cuando recibi¨® una pared de Edu fuera del ¨¢rea para, sin previo aviso, enganchar una violenta volea que se col¨® en la escuadra izquierda de Bonano. Fue uno de los grandes goles de la temporada.
Con dos goles en contra el Barcelona se evapor¨® del campo, aturullado por la fiesta de un rival que no estaba acostumbrado a estas alegr¨ªas. Cosas de este Barcelona, capaz incluso de resucitar a un muerto como el Celta de Lotina.
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