Inversi¨®n

Juan Luis Cebri¨¢n opin¨® hace unos d¨ªas en Sevilla que se debe invertir m¨¢s en nuevas tecnolog¨ªas y en educaci¨®n. Se sabe, pero no se consigue. Debe ser dif¨ªcil. No s¨¦ lo que ocurrir¨¢ con las nuevas tecnolog¨ªas, pero en educaci¨®n p¨²blica, aqu¨ª siempre hemos tenido algunos centros funcionando mejor y la mayor¨ªa funcionando peor. Seg¨²n va corriendo la voz, la calidad suele variar de centro cada bastantes a?os. Recuerdo cuando la fama favorec¨ªa al Instituto Herrera y a los colegios Espa?a y Vara del Rey. Yo creo que depende bastante del director, aunque tambi¨¦n se puede pensar que sea cuesti¨®n de suerte, pues si fuera el resultado de una intenci¨®n administrativa funcionar¨ªan todos a un nivel m¨¢s equilibrado, digo yo. Despu¨¦s est¨¢n las universidades que es harina de otro costal muy complicado.

Gabriel Tortella, en este diario, hizo una defensa de la educaci¨®n p¨²blica por eso de tratarse de un bien p¨²blico y no de una mercanc¨ªa; un bien de toda la sociedad, de quien la utiliza y de quien que no, y al escribir sobre su beneficio no se no se refiere a la equidad sino a una mayor productividad. Eso debe ser tambi¨¦n a lo que se refiere Cebri¨¢n y lo que tantas veces hemos le¨ªdo y o¨ªdo: que un buen nivel cultural de la sociedad es enriquecedor en todos los sentidos.

Considera Tortella que los centro p¨²blicos o subvencionados deben estar sometidos a una inspecci¨®n m¨¢s rigurosa que la que existe en la actualidad y que la deben hacer expertos en lugar de bur¨®cratas. No s¨¦ c¨®mo ser¨¢n los inspectores actuales, pero a ¨¦l le gustan los independientes. Cree tambi¨¦n que las notas del alumno, desde que comienza hasta que termina todos sus estudios, no deben depender de un solo examen sino de varias evaluaciones, y que el resultado de la inspecci¨®n del centro o de la universidad se debe hacer p¨²blico para que nos enteremos.

El primer problema ser¨ªa, como ya he dicho antes, el de la inversi¨®n. Inversi¨®n en el profesorado; m¨¢s cantidad y mejor remuneraci¨®n. El segundo ser¨ªa que a ninguna administraci¨®n le gusta admitir los fallos o los errores de su cometido. Y si no hay fallos tampoco hay necesidad de inversi¨®n. Y as¨ª se muerde la pescadilla la cola y as¨ª seguimos.