?Bienvenido al club!
Aunque es persona sensata y de buen sentido, nunca ha sido prudente Manuel Jim¨¦nez de Parga en sus manifestaciones p¨²blicas. No lo fue cuando, antes de ser catedr¨¢tico, cogi¨® por primera vez la toga en el Madrid de 1956 para defender a un amigo y compa?ero de Universidad acusado -con raz¨®n- del entonces grave delito de pertenecer al Partido Comunista. Esta imprudencia tambi¨¦n la agradec¨ªamos los estudiantes de mi curso de Derecho, cuando entre 1960 y 1962 hac¨ªa en las clases continuas cr¨ªticas al franquismo, ins¨®litas en el panorama de la ¨¦poca. Cr¨ªticas arriesgadas que le impidieron durante un tiempo firmar con su nombre en La Vanguardia y le obligaron a renunciar a la funci¨®n p¨²blica fuera de la Universidad.
A?os m¨¢s tarde, tambi¨¦n los lectores del semanario Destino agradecieron sus incisivos comentarios, que apuraban al l¨ªmite los m¨¢rgenes de la reci¨¦n estrenada Ley de Prensa de 1966. Tras la clausura gubernamental durante dos meses de dicho semanario, la condici¨®n para reabrirlo fue que Jim¨¦nez de Parga -que adem¨¢s era el abogado defensor de N¨¦stor Luj¨¢n, director de Destino, ante el ministerio y ante los tribunales penales- dejara de escribir en ¨¦l. Tampoco fue prudente Jim¨¦nez de Parga cuando siendo ministro de Trabajo del primer gabinete democr¨¢tico de Adolfo Su¨¢rez hizo unas manifestaciones p¨²blicas criticando a los empresarios y al sistema capitalista espa?ol. Ferrer Salat, que acababa de fundar la CEOE, pidi¨® su cese, que Su¨¢rez hizo efectivo a las pocas semanas. Quiz¨¢ tampoco fue prudente cuando, desde los primeros momentos, fue de los pocos que en la prensa de este pa¨ªs se opuso a la guerra del Golfo.
Tampoco ha sido prudente Jim¨¦nez de Parga en sus manifestaciones p¨²blicas de los ¨²ltimos meses, desde que es presidente del Tribunal Constitucional, a pesar de que sus amigos le recomend¨¢ramos siempre que deb¨ªa pasar m¨¢s inadvertido por la opini¨®n p¨²blica ya que dicho cargo, ciertamente, impone ciertas cargas y se debe cuidar mejor el tono, la forma y la oportunidad de aquello que se dice para preservar la naturaleza de la instituci¨®n que preside.
Ahora bien, la interpretaci¨®n que pol¨ªticos, columnistas, tertulianos y medios de comunicaci¨®n en general -muy especialmente los de Catalu?a- han hecho de sus palabras, ha sido no s¨®lo desmesurada en la forma sino, sobre todo, equivocada en el contenido ya que han tergiversado el sentido de lo dicho, intoxicando al ciudadano sin escr¨²pulo alguno. Seg¨²n la prensa reprodujo el primer d¨ªa, Jim¨¦nez de Parga se limit¨® a decir -con una comparaci¨®n ciertamente desafortunada- que todas las comunidades aut¨®nomas ten¨ªan una historia pasada y que, por tanto, de esta historia, no pod¨ªa derivar trato de favor alguno m¨¢s all¨¢, como es natural, de lo establecido por la Constituci¨®n, que en realidad es muy acotado y concreto. No rebusquemos, por tanto, en la historia, donde todos pueden alegar un indudable pasado m¨¢s o menos glorioso, ven¨ªa a decir el profesor.
Actualmente, en m¨¢s de la mitad de los estatutos aparecen t¨¦rminos como "nacionalidad hist¨®rica", "comunidad hist¨®rica", "identidad hist¨®rica", "entidad hist¨®rica" u otras variantes similares. En todo caso, en los estatutos vasco y catal¨¢n, el t¨¦rmino que aparece es "nacionalidad" a secas. Y el t¨¦rmino "comunidad hist¨®rica" -contrariamente a lo repetido estos d¨ªas- no aparece en la Constituci¨®n, aunque la doctrina lo ha utilizado en sentidos diversos, que han variado seg¨²n los cambios legales. En todo caso, con el t¨¦rmino "comunidad hist¨®rica" no se alude a Catalu?a y al Pa¨ªs Vasco, que seg¨²n sus estatutos son "nacionalidades".
Por tanto, ni Jim¨¦nez de Parga ha criticado la Constituci¨®n, ni ha dicho nada anticonstitucional, ni ha negado que Catalu?a fuera una nacionalidad, ni ha vulnerado el art¨ªculo 2 de la misma que distingue entre nacionalidades y regiones. ?Qu¨¦ ha sucedido entonces para que se armara tanto barullo? Unos han considerado que el presidente del Tribunal Constitucional no debe expresar ideas que influyan en el desarrollo pol¨ªtico de la Constituci¨®n -y en ello tienen raz¨®n- y otros, los nacionalistas vascos y catalanes, han aprovechado la ocasi¨®n, una vez m¨¢s, para desacreditar al Tribunal Constitucional -una instituci¨®n del Estado que, por otra parte, siempre han criticado- y pretender mostrar su constante obsesi¨®n de que estamos, de nuevo, ante una gran ofensiva del nacionalismo espa?ol. Una "mentira" reiterada con insistencia se convierte en una "verdad", dec¨ªa el nazi Goebbels, uno de los grandes te¨®ricos en manipular a la opini¨®n p¨²blica.
En cambio, absurdos ataques contra el presidente del Tribunal Constitucional est¨¢n pasando desapercibidos. Artur Mas ha dicho que el Gobierno de CiU estudia interponer una demanda civil contra Jim¨¦nez de Parga y recusarlo en todos los recursos en los que la Generalitat tenga un inter¨¦s propio. Son dos barbaridades jur¨ªdicas de tal calibre que s¨®lo pueden proponerse desde la m¨¢s absoluta ignorancia del derecho o desde la m¨¢s barata demagogia electoralista. Sin embargo, nadie le ha replicado, dado el opresivo ambiente que, cuando quieren, los nacionalistas saben crear.
Los movimientos nacionalistas, en efecto, precisan de enemigos exteriores e interiores. Jim¨¦nez de Parga ha pasado a ser uno m¨¢s en la lista de enemigos de Catalu?a que peri¨®dicamente necesitan los nacionalistas para seguir dominando ideol¨®gicamente. Lista larga, por la que han pasado, en su momento, Sol¨¦-Tura, los fiscales Villarejo y Mena, Josep M. Sala, Narc¨ªs Serra, Josep Borrell y Aleix Vidal-Quadras, entre otros. Seguir¨¢n m¨¢s en los pr¨®ximos meses: Pujol ya ha calificado a Maragall durante este fin de semana pasado de "antipatriota" y lo ha acusado de decir "chorradas". Mas ha considerado, por su parte, que Maragall es "un peligro para Catalu?a". Son s¨ªntomas de lo que nos viene encima. Jim¨¦nez de Parga es, por ahora, el ¨²ltimo de esta selecta lista de enemigos. ?Bienvenido al club!
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional en la UAB.
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