Alemania como modelo

Cuando se lee que Jorge Sempr¨²n ha podido dirigirse a todo el Parlamento alem¨¢n, incluido el presidente de la Rep¨²blica, para reflexionar sobre los campos de exterminio nazis y que, en esa misma sesi¨®n, ni?os y j¨®venes alemanes leyeron a los representantes pol¨ªticos textos de Levi o Celan, a uno, sin control posible, la imaginaci¨®n le lleva a un lugar quim¨¦rico y piensa en una sesi¨®n similar en el Parlamento de Sefarad en la que alguna mujer represaliada por el franquismo hisp¨¢nico explicara y denunciara ante todos los asistentes -jefes de Estado y sucesores incluidos- lo que represent¨® aquel r¨¦gimen amigo, muy amigo, del nazismo y del fascismo italiano. Nuestras ni?as y j¨®venes podr¨ªan leer poemas de Celaya, Aresti o Brossa. Tengo un texto ante m¨ª de Manuel Sacrist¨¢n sobre Miguel Hern¨¢ndez que podr¨ªa cerrar el acto. ?Ser¨¢ posible alguna vez en nuestro pa¨ªs que lo concebible pueda tocar realidad? Ni que decir tiene que los descendientes de los sublevados deber¨ªan ser los primeros interesados en recordar y denunciar aquel atropello. Lo otro es revisionismo hist¨®rico, espacio abyecto para que habite el olvido y la desconsideraci¨®n del sufrimiento de miles y miles de personas.