El paje
Unos alumnos del colegio p¨²blico Juan XXIII de Sevilla han celebrado el D¨ªa de la Paz. Su forma de celebrarlo ha sido redactando cartas contra la guerra en Irak. Estos ni?os, que apenas cuentan con ocho a?os de edad, se han dirigido a Bush y a Sadam para exigirles que renuncien a la guerra. En estos tiempos en los que el belicismo econ¨®mico se est¨¢ imponiendo, es una buena noticia. Sus deseos suman, y siguen, a los del 82% de espa?oles que, seg¨²n una encuesta, estamos en contra de la guerra.
Esta carta es el reverso de esa otra que el presidente Aznar, como si de un paje de la guerra se tratara, ha impulsado. Una carta que ense?a las maneras de gobernar y que muestra las verg¨¹enzas de una pol¨ªtica que se est¨¢ haciendo de espaldas al sentir y a la opini¨®n de los ciudadanos que representan mayoritariamente. Unos ciudadanos que estamos diciendo NO a la guerra.
Una carta, la de estos ni?os, en la que se exige que se hable, y se hable de paz entre quienes tienen que hablar. Una carta, la de este paje, que no s¨®lo ignora al Parlamento, sino que se aparta de la pol¨ªtica mayoritaria europea y apuesta por una pol¨ªtica belicista al margen de Europa y al margen de la ONU. Es una pol¨ªtica en la que el poder se ejerce porque se detenta y que, en cuanto no est¨¢ avalada por las instituciones ni por el Derecho Internacional, compromete la paz, y no tiene porqu¨¦ aceptarse por los ciudadanos. En unos tiempos en los que el jefe de nuestro Gobierno hace de alf¨¦rez del de Bush y lleva con su carta el estandarte de la guerra, no caben el silencio, la dejadez, ni la tibieza.
Los escolares ya han hablado y quieren la paz. Los que ya dejamos la escuela atr¨¢s, si es verdad que estamos en contra de una guerra econ¨®mica, tenemos que decirlo activamente. Es la ¨²nica forma que tenemos de cambiar el signo de esta carta y de una pol¨ªtica que nos aleja de Europa, y de la paz. En cuestiones importantes, aunque de menor gravedad que lo que est¨¢ en juego, la calle ha mostrado el sentir de los ciudadanos y ha impuesto su voluntad. La fuerza de la ciudadan¨ªa ha obligado al Gobierno a cambiar su forma de hacer pol¨ªtica, y su pol¨ªtica. Con mayor raz¨®n, en esta ocasi¨®n, debe volver a hablar, para que esta calle no vuelva a ser de Fraga, ni de Aznar, sino de todos.
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