Los inspectores siguen sin encontrar pruebas de destrucci¨®n de armas
La nueva valla verde que rodea el recinto del hotel Canal parece proteger algo m¨¢s que la privacidad de los inspectores de la ONU. Al otro lado del parapeto, los 110 hombres y mujeres encargados de verificar el desarme de Irak viven y trabajan intentando no dejarse influir por presiones pol¨ªticas o rumores de que est¨¢n siendo espiados. Inasequibles al desaliento, y a los periodistas, ayer visitaron otros 10 lugares sospechosos.
La imagen se repite cada d¨ªa a las siete y media. Apenas acaba de amanecer y varios grupos de informadores esperan ya en sus coches la salida de los inspectores. Antes de que den las ocho, cruzan la verja los primeros todoterrenos blancos con las siglas de la ONU, escritas en azul en las puertas delanteras. A toda velocidad, y seguidos por los reporteros, se dirigen a los lugares elegidos de antemano y que mantienen en secreto.
En esta ocasi¨®n, 3 de los 10 equipos desplegados (en total hay 34) se dirigen hacia el sur de Bagdad. Entre los objetivos, una instalaci¨®n para la prueba de misiles, una planta de combustible s¨®lido para cohetes y un gran complejo qu¨ªmico. Siguiendo la t¨®nica que viene siendo habitual desde el inicio de esta nueva fase de inspecciones el pasado 27 de noviembre, los responsables iraqu¨ªes les franquean el paso sin dilaci¨®n.
"Estamos cooperando plenamente. No s¨®lo les abrimos las puertas, sino que contestamos sus preguntas y les mostramos los documentos que nos piden", asegur¨® el d¨ªa anterior el general Amir Saadi, asesor presidencial y m¨¢ximo responsable del desarme.
La prensa se queda fuera y uno de los veh¨ªculos de la ONU bloquea el acceso para evitar que alguien pueda intentar salir con documentos. El portavoz de la misi¨®n, el japon¨¦s Hiro Ueki, s¨®lo informar¨¢ si se produce alg¨²n incidente inusual. Sus sospechas o dudas son materia para preparar nuevas inspecciones. Ni siquiera la posibilidad de que sus tel¨¦fonos puedan estar controlados, tal como denunci¨® ayer un informe brit¨¢nico, da la impresi¨®n de hacerles mella.
"Cuando en la anterior etapa de inspecciones (1991-1998) tuvimos la misma sospecha, optamos por comunicarnos mediante notas escritas o reunirnos en el jard¨ªn", recordaba un antiguo inspector. Seg¨²n el citado informe brit¨¢nico, miembros de los servicios secretos iraqu¨ªes han trasladado documentos comprometedores a hospitales, mezquitas y casas particulares. Dif¨ªcil de probar, pero los mismos cuerpos de ¨¦lite que protegen al l¨ªder iraqu¨ª, Sadam Husein, ya han actuado as¨ª en el pasado.
Hasta el momento, los equipos de la ONU no han encontrado ninguna violaci¨®n importante de la prohibici¨®n impuesta a Irak tras la guerra del Golfo (1991). El acuerdo de alto el fuego exige que este pa¨ªs se desprenda de sus armas qu¨ªmicas, biol¨®gicas y nucleares, as¨ª como de sus misiles con un alcance superior a 150 kil¨®metros. Bagdad asegura que ya lo ha hecho. Sin embargo, EE UU ha anunciado que va a presentar hoy ante el Consejo de Seguridad nuevas pruebas de que no es as¨ª.
"No aportar¨¢n nada nuevo", aseguraba ayer el editorial del diario Al Iraq, que, como el resto de los medios de comunicaci¨®n, est¨¢ controlado por el r¨¦gimen. Y, a la espera de una revelaci¨®n que demuestre lo contrario, ¨¦sa segu¨ªa siendo ayer la posici¨®n inamovible del Gobierno iraqu¨ª. "EE UU s¨®lo repetir¨¢ sus anteriores mentiras", insisti¨® el vicepresidente Taha Yas¨ªn Ramad¨¢n.
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