A medida del PNV

La Mesa del Parlamento vasco aprob¨® ayer por mayor¨ªa admitir a tr¨¢mite la propuesta de modificaci¨®n de la Ley Electoral de Juntas Generales (Parlamento provincial, que elige a la Diputaci¨®n) de ?lava y Vizcaya. La propuesta fue presentada por PNV y EA, partidos que acaban de acordar ir en listas conjuntas. Si prospera, se modificar¨¢n las circunscripciones a fin de dar m¨¢s peso a las comarcas rurales respecto a Vitoria, en un caso, y respecto a Bilbao y la Margen Izquierda de la R¨ªa, en el otro.

El cambio favorecer¨ªa en principio al PNV: con los mismos resultados de 1999, ese partido habr¨ªa ganado en ?lava un esca?o m¨¢s que el PP, a pesar de obtener menos votos, mientras que el PSOE habr¨ªa tenido dos menos, y Batasuna, uno m¨¢s. Es decir, que seguramente ahora habr¨ªa una Diputaci¨®n nacionalista, y no del PP con apoyo socialista, que es lo que hay. En Vizcaya, el ¨²nico beneficiario ser¨ªa el PNV.

Todo sistema electoral tiene ventajas e inconvenientes. Lo que no resulta admisible es cambiarlo en v¨ªsperas de unas elecciones, de acuerdo con las conveniencias del momento y en funci¨®n de una mayor¨ªa coyuntural. Cualquier modificaci¨®n de las reglas de juego deber¨ªa ser el resultado de un consenso, con independencia de que la ley exija o no mayor¨ªas cualificadas.

Los nacionalistas aducen que tambi¨¦n el sistema actual fue el producto de una reforma introducida en 1987 por una mayor¨ªa ocasional (PSOE, EE, EA). Es cierto, pero entonces se trat¨® de aproximar el modelo al criterio un hombre, un voto, y ahora, de lo contrario: una contrarreforma sobre la marcha que distorsiona el criterio proporcional en favor de quien la propone.

Contra ese argumento, los nacionalistas invocan el hecho de que tambi¨¦n existe distorsi¨®n en el Parlamento vasco, en el que ?lava cuenta con la misma representaci¨®n que Vizcaya, cuyo censo es casi cuatro veces superior. Pero fue precisamente el PNV quien en su momento defendi¨® ese criterio de representaci¨®n paritaria, a fin de evitar que se descolgara una provincia con menor tradici¨®n nacionalista. Y esa forma de representaci¨®n qued¨® fijada en el Estatuto.

La reforma necesitar¨ªa para prosperar el apoyo de Batasuna, que lo ha condicionado a una negociaci¨®n formal, posibilidad que el PNV no puede aceptar sin riesgos. El resultado final puede ser que no haya reforma y s¨ª irritaci¨®n de un sector del electorado urbano del PNV, tentado de ensayar en unas elecciones de rango inferior al auton¨®mico el salto a otras formaciones. Ser¨ªa un justo castigo al intento nacionalista de alterar las reglas de juego.