?Por fin politizados!
Disfrut¨¦ mucho el otro s¨¢bado con la gala de los Goya, que tantos comentarios laudatorios o indignados est¨¢ suscitando. Si bien el aspecto est¨¦tico del espect¨¢culo me pareci¨® que dejaba bastante que desear -por decirlo suavemente-, en cambio su aspecto ¨¦tico tuvo, a mi juicio, muchos quilates. Digo "¨¦tico", pero deber¨ªa decir "pol¨ªtico": ?por fin la gente del mundillo cinematogr¨¢fico, en un acto colectivo televisado a millones de hogares, adopta una actitud c¨ªvica comprometida y asume su papel de referencia para el resto de compatriotas en cuestiones pol¨ªticamente controvertidas! Nada de escudarse en los habituales subterfugios de que "el arte es apol¨ªtico" o el muy sobado de "aqu¨ª hemos venido a dar trofeos y a pasarlo bien": no se?or, cuando las circunstancias hist¨®ricas apremian es cuesti¨®n de decencia que quienes tienen representatividad social la aprovechen para dar la alarma ante los males que nos amenazan o para denunciar torpezas de quienes gobiernan. Aunque eso les cree incomodidades, suscite incomprensiones y hasta pueda acarrear alguna represalia. Pero ?qui¨¦n dijo miedo? Si la guerra que se aproxima no est¨¢ justificada y carece de respaldo legal (como ellos y yo creemos), se dice bien alto: no a la guerra. Si el Ejecutivo ha gestionado de manera incompetente la cat¨¢strofe del Prestige (tal es mi opini¨®n y la de quienes all¨ª protestaban), pues se dice: nunca m¨¢is. Como debe ser.
La verdad es que se ha tardado bastante en llegar a esta actitud resuelta. Frente a otras lacras pol¨ªticas, la movilizaci¨®n ha sido escasa o nula. Me refiero concretamente al caso del terrorismo de ETA y a la amenaza de un nacionalismo de signo etnicista en el Pa¨ªs Vasco. Si no recuerdo mal, en las diecisiete ediciones de los premios Goya s¨®lo una vez alguien se atrevi¨® a manifestarse p¨²blica y dram¨¢ticamente contra el terrorismo: Jose Luis Borau, mostrando sus manos pintadas de blanco a las c¨¢maras tras alguno de los m¨²ltiples atentados. Los dem¨¢s, a?o tras a?o, nada: ?y no ser¨¢ porque no se ha premiado a directores, actores y productores vascos! Por lo visto, todos apol¨ªticos. O pol¨ªticos en privado, no cuando se enfrentaban a millones de espectadores, es decir, cuando hac¨ªa m¨¢s falta...
Y lo del Festival de Cine de San Sebasti¨¢n todav¨ªa ha sido peor. Ni una voz contra ETA (aunque hubiese asesinatos en los mism¨ªsimos d¨ªas del certamen), ni un minuto de silencio, ni una broma contra el Ejecutivo vasco (que tiene, por cierto, mucho m¨¢s que ver con la perpetuaci¨®n del chapopote proetarra que el Gobierno de Aznar con el hundimiento del Prestige). A los que alguna vez sugerimos que los organizadores e invitados llevasen pegatinas diciendo "ETA no" (tan razonables por lo menos como las de "No a la guerra") se nos acus¨® de querer "cargarnos el festival". Leyendo la historia del certamen donostiarra seg¨²n Diego Gal¨¢n, se dir¨ªa que la obligaci¨®n de compromiso pol¨ªtico acab¨® con la muerte de Franco y que a partir de ese momento lo que hab¨ªa que hacer era salvarse de la contaminaci¨®n contestataria. En sus amenas cr¨®nicas de los sucedidos en el Victoria Eugenia no le he encontrado ning¨²n lamento por la ocasi¨®n perdida en ese foro de posicionarse claramente contra la peor infamia del Pa¨ªs Vasco y del resto de Espa?a. Incluso podr¨ªa decirse que si hubo pol¨ªtica fue "de la otra". En ciertos a?os en que a los ves¨¢nicos les dio por atacar veh¨ªculos e intereses franceses, las pel¨ªculas galas escasearon notablemente en la competici¨®n. Y aunque nunca pod¨ªa decirse nada contra ETA en el escenario, en m¨¢s de una ocasi¨®n "espont¨¢neos" incontrolados se materializaban con pancartas a favor de los presos o pretend¨ªan leer comunicados en esa misma l¨ªnea. Alguna vez me ha tocado a m¨ª patear y gritar desde mi butaca para que no se salieran tranquilamente con la suya... Me hubiera encantado poder aplaudir en su d¨ªa alg¨²n "ETA kanpora" oficialmente respaldado por la gente del cine.
No dudo de que a t¨ªtulo personal algunos hayan mostrado ya su condena al terrorismo. En la manifestaci¨®n por la Constituci¨®n y el Estatuto del 23 de septiembre del 2000, celebrada en San Sebasti¨¢n durante el Festival y ocho d¨ªas despu¨¦s del atentado a Ram¨®n Recalde, participaron Marisa Paredes, Pedro Almod¨®var, El¨ªas Querejeta, Carmelo G¨®mez y Bernardo Bertolucci, quiz¨¢ alguno m¨¢s. Pero el certamen como tal se mantuvo as¨¦ptico, igual que otros a?os. Y en el pasado septiembre, sin remontarnos m¨¢s atr¨¢s, el director Fernando Le¨®n recibi¨® su merecido premio por Los lunes al sol horas despu¨¦s del asesinato de un guardia civil. ?No hubiera sido bonito que se lo hubiese dedicado a ese hijo del pueblo ca¨ªdo en defensa de la democracia? Gesto nada superfluo porque, como ha dicho muy bien Le¨®n de Aranoa, "en pol¨ªtica uno nunca se queja lo suficiente". Pero en septiembre, por lo visto, todav¨ªa no tocaba. Por cierto, lo m¨¢s chocante en esos d¨ªas fueron los elogios tributados a la guapa Jessica Lange, que en su rueda de prensa arremeti¨® contra la pol¨ªtica de Bush. Fue alzada de inmediato al rango de hero¨ªna, pero ninguno de sus entusiastas se sinti¨® motivado a imitarla respecto a atropellos que nos tocan mucho m¨¢s de cerca...
Pero pelillos a la mar y al chapapote, todo eso felizmente ya se ha acabado. La necesaria protesta c¨ªvica de los cineastas ha comenzado. El pr¨®ximo septiembre veremos sin duda pegatinas de "ETA no" por el Kursaal y oiremos a los galardonados denunciar con vehemencia los cr¨ªmenes terroristas, si es que por desgracia siguen cometi¨¦ndose. Y oiremos bromas inmisericordes de los presentadores de las galas contra Ibarretxe y Arzalluz, sobre todo si siguen con su pol¨ªtica de institucionalizar las reivindicaciones anticonstitucionales y trampear con la ley electoral para que les sea a¨²n m¨¢s favorable. Ya pueden echarse a temblar. Seguro que a partir de ahora ya no faltar¨¢n actores y directores en los actos de apoyo a los concejales amenazados del PP y del PSOE que se preparan para antes de las elecciones municipales. ?Basta ya de cruzarnos de brazos como si no pasara nada, como si todos tuviesen las mismas oportunidades cara a esos comicios que algunos tienen la desfachatez de querer convertir nada menos que en un test sobre la propuesta soberanista! Se acab¨® el apoliticismo de tantos rostros populares. Y si trae alg¨²n sinsabor con los m¨¢s brutos o se pierde alguna subvenci¨®n, pues qu¨¦ se le va a hacer: lo primero es lo primero. Yo me alegro mucho porque, aun sin pasar de simple espectador, me pasa como al resto de la gente del cine: comprendo, ay, a los cobardes, admiro a los valientes pero sobre todo siento irremediable repugnancia ante los hip¨®critas y los oportunistas.
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
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