Espartinas y la Guerra Civil
Me refiero a la carta publicada por EL PA?S Andaluc¨ªa el pasado 27 de enero, por un vecino de Espartinas. Al parecer, la protesta del PSOE sobre el mural que en la torre de la iglesia del pueblo sigue exhibi¨¦ndose con su: "1939, A?o de la Victoria", le lleva a decir que "progresismo no es sembrar el odio y la maldad entre el pueblo..." o a¨²n m¨¢s, "...el ac¨ªbar brota la comisura de sus labios".
Le falt¨® decir que la iglesia est¨¢ en la esquina con la calle General Franco y que, bajo ese azulejo, hay una placa a¨²n mayor, donde la alcaldesa del PP de Espartinas tiene a bien darse a s¨ª misma (en un pleno, sin su asistencia, claro) el nombre de la calle principal del pueblo.
Cuando despu¨¦s de largas d¨¦cadas sin poder hablar, ni criticar, ni tan siquiera opinar sobre una dictadura, cuando se pone en cuesti¨®n la permanencia de esos s¨ªmbolos humillantes y vergonzosos, se descalifican siempre de la misma forma. O son "cosas del pasado" o no es m¨¢s que rencor o resentimiento. "Quien quiera consultar la historia no tiene mas que ir a los libros", dec¨ªa el autor de la carta.
S¨ª, es cierto, y son bastante ilustrativos sobre lo que ocurri¨® en nuestro pa¨ªs. Pero a¨²n hay otra posibilidad: a¨²n puede acercarse en su propio pueblo a vecinos vivos que "en el siglo pasado" fusilaron a sus padres y abuelos. Quiz¨¢ debiera preguntarles a ellos sobre esas cosas "del pasado".
- Jos¨¦ M. Garc¨ªa M¨¢rquez. Espartinas. Sevilla.
La Espa?a del siglo XXI no es afortunadamente la del a?o 1939, "A?o de la Victoria", seg¨²n el testimonio de los azulejos de la torre de la iglesia de Espartinas. A la calle aleda?a sigue d¨¢ndole nombre, con placa recientemente renovada, el General Franco. En este pueblo del Aljarafe sevillano, el se?or Esteban L¨®pez, el gobierno municipal del PP y la Iglesia se empe?an firmemente en mantener estos recuerdos hist¨®ricos, tristes y negros como la muerte, tan queridos por los vencedores de una terrible guerra fraticida.
Estas heridas "de la muy antigua Guerra Civil" no las inventa artificialmente nadie, ni el PSOE de Espartinas las saca a la luz p¨²blica buscando en archivos escondidos y polvorientos; est¨¢n ah¨ª , simple y descaradamente presentes en la calle p¨²blica, plenamente vigentes y con eficacia durante los 40 a?os de dictadura.
Se necesita mucha mezquindad personal, se?or Esteban L¨®pez, para acusar de "sembrar odio y maldad entre el pueblo bas¨¢ndonos en lo que pas¨® hace tanto" a los que s¨®lo exigen el establecimiento de los valores constitucionales en el pueblo de Espartinas, cuando precisamente hasta el mismo Congreso de los diputados, leg¨ªtimo representante de la soberan¨ªa popular, ha aprobado por unanimidad, el pasado 20 de noviembre, instar a toda la sociedad espa?ola y exigir a los poderes p¨²blicos la reparaci¨®n de ciertas injusticias, todav¨ªa latentes y activas, cometidas con las v¨ªctimas de la Guerra Civil: fosas comunes de fusilados sin identificar en las cunetas de las carreteras, signos y s¨ªmbolos de la Espa?a fascista que campan a¨²n a sus anchas en las plazas, calles, jardines de la Espa?a democr¨¢tica, el terrible exilio de centenares de miles de personas puesto de relieve con acierto en nuestros d¨ªas, la consideraci¨®n de forajidos y bandidos en el monte de los que se jugaron la vida en la resistencia contra un r¨¦gimen fascista...
?No le parece, se?or L¨®pez, lejos de "buscar heridas o sembrar odio y maldad", una buena noticia para este pueblo de Espartinas, donde en fechas no lejanas, conmemorativas del 20-N, se han promovido anualmente peregrinaciones al Valle de los Ca¨ªdos, que tambi¨¦n se haya producido ahora en sede parlamentaria de las Cortes espa?olas la condena, por primera vez, del levantamiento militar del 18 de julio de 1936 por parte del grupo parlamentario del PP en el Congreso de los diputados?
Ser progresista y trabajar por el bienestar de los vecinos es tambi¨¦n mirar al pasado para consolidar hoy la conciencia democr¨¢tica de la sociedad. No pierde el tiempo, se?or L¨®pez, si a las actuales y futuras generaciones se les dice serenamente que los mencionados referentes, que algunos se empe?an en mantener bien visibles y con honores, se llevaron por delante casi diez mil muertos y desaparecidos, s¨®lo en Sevilla y pueblos de su provincia, muchos m¨¢s que la terrible represi¨®n de Pinochet en Chile y la de los espadones en Argentina. No nos vamos a reconciliar con nuestro pasado hist¨®rico, volveremos a los mismos errores cometidos, mientras no resplandezca la verdad de los hechos del pasado tal como sucedieron, si en torno a ellos se sigue tejiendo un entramado de olvido o un silencio espeso, hip¨®crita y cobarde.
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