Una aut¨¦ntica borrachera
Conviene comenzar despejando una inc¨®gnita: Mortadelo y Filem¨®n, m¨¢s que la mera conversi¨®n de seres de papel en personajes de carne y hueso, es la fiel adaptaci¨®n al esp¨ªritu y los detalles del desarrapado universo creado por el dibujante Francisco Ib¨¢?ez: tal vez la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica m¨¢s fiel que este cronista haya visto de un c¨®mic (perd¨®n, de un tebeo: la diferencia no es banal) hecha en el cine espa?ol. Su autor, Javier Fesser, no enga?a a nadie: en el hipot¨¦tico caso de que a usted no le haya interesado nunca el mundo de Ib¨¢?ez, ¨¦sta no es su pel¨ªcula.
Pero lo es, y c¨®mo, si de peque?o frecuent¨® los vol¨²menes sueltos con las aventuras de los personajes, o Los grandes magos del humor que reproduc¨ªan las peripecias de los dos agentes secretos m¨¢s improbables de la historia; o si admir¨® El milagro de P. Tinto, la primera pel¨ªcula de Fesser que tanto tiene que ver con ¨¦sta. O si simplemente sigue manteniendo en un remoto rinc¨®n perdido de su ser a ese peque?o gamberro que todos llevamos dentro, es ¨¦sta su pel¨ªcula. Con todos sus peros, y tambi¨¦n con todos sus aciertos.
LA GRAN AVENTURA DE MORTADELO Y FILEM?N
Director: Javier Fesser. Int¨¦rpretes: Benito Pocino, Pepe Viyuela, Dominique Pinon, Mar¨ªa Isbert, Janfri Topera. G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2003. Duraci¨®n: 105 minutos.
Por mencionar los primeros: como en el El milagro de P. Tinto, aqu¨ª hay tambi¨¦n una cierta arritmia narrativa, como si el total de las aventuras de los personajes surgiera de una suma de momentos privilegiados hilvanados un poco a la brava y acabados con un cierto apresuramiento. Y como consecuencia de lo anterior, tambi¨¦n una pertinaz borrachera visual tras soportar un aut¨¦ntico bombardeo, un torrente de inspiraci¨®n. Justo ah¨ª, empero, comienzan las virtudes del filme: porque, qu¨¦ duda cabe, Fesser es un desaforado, generoso creador de im¨¢genes, algunas de extraordinaria fuerza, otras de desternillante eficacia que dejan, como ocurre con otros creadores de su estirpe, como Terry Gilliam, la sospecha sobre los l¨ªmites de su inspiraci¨®n: c¨®mo es posible tanta acumulaci¨®n de detalles en un solo encuadre, c¨®mo se le pueden ocurrir tantas locuras en tan poco tiempo.
Pero no es La gran aventura... s¨®lo un competente tebeo adaptado: es uno de los m¨¢s extraordinarios aciertos de elenco que se hayan visto en el cine espa?ol, con personajes que parecen m¨¢s que vivos, directamente dibujados con carne sobre el celuloide; y m¨¢s que cualquier otro, los dos protagonistas, Pepe Viyuela y Benito Pocino. Y es, en fin, una mirada sard¨®nica y destemplada, irreverente y contagiosamente divertida de las miserias hispanas; una radiograf¨ªa punzante de lo que somos, m¨¢s que de lo que creemos ver; un brutal zarpazo realista disfrazado de destructora, desopilante peripecia surreal.
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