Aznarbush, el guerrero de la antipaz
Un ingenioso anuncio preelectoral de ICV nos muestra a su l¨ªder, Joan Saura, sentado sobre un televisor cuya imagen, inolvidable para mi generaci¨®n, muestra al entonces presidente del Gobierno, Arias Navarro, comunicando a los espa?oles que Franco ha muerto. Saura le pregunta al transe¨²nte: ?t¨² qu¨¦ opinas? El mensaje me parece algo herm¨¦tico para la juventud m¨¢s joven, pero nos obliga a pensar a cuantos tenemos una idea apropiada, por experiencia o por informaci¨®n, de lo que fue y sigue significando el franquismo como r¨¦gimen de poder dictatorial, sostenido por los grupos sociales m¨¢s reaccionarios y conservadores de Espa?a y de Estados Unidos, que persigui¨® cruelmente durante 40 a?os a los ciudadanos que luchaban por unas libertades europeas, a los que tachaba de antiespa?oles y aliados al comunismo internacional. Franco practic¨® un nacionalismo excluyente y centralista, despreci¨® lo europeo y mostr¨® durante la guerra fr¨ªa con la URSS su servilismo a la Casa Blanca, con ¨ªnfulas de alianza privilegiada, como a?os antes lo mostrara ante Hitler en la estaci¨®n de Hendaya. "?Franco ha muerto?", pregunta Saura. Yo, al menos, opino que no. S¨®lo en este caso creo en la reencarnaci¨®n. Y, como dijera Marx, la historia, cuando se repite, a veces torna la tragedia en comicidad, en tragicomedia.
Los hijos y nietos de aquellos conservadores autoritarios que la derecha eterna alz¨® en el pav¨¦s guerrero a Franco son los que hoy vuelven a mandar en Espa?a, seg¨²n ha puesto de relieve un conocido chiste difundido por el Internet dem¨®crata. La novedad es que al naufragio franquista, provocado por la lucha de obreros, estudiantes, intelectuales y artistas hace 30 a?os, sucedi¨® un r¨¦gimen democr¨¢tico y un gobierno progresista que gobern¨® con mayor o menor fortuna para todo el pa¨ªs; no como la derecha, que tan s¨®lo sabe mandar a favor de unos cuantos privilegiados. Su gran error fue no educar a la nueva generaci¨®n en los valores que ella misma proclamaba y dec¨ªa servir. La derecha supo aprovechar la incultura c¨ªvica de unas masas degradadas por la publicidad capitalista, y el PP lleg¨® al poder con su caudillo Aznar. ?ste, mientras lo necesit¨®, se apoy¨® en el oportunismo de la derecha nacionalista de Pujol y Arzalluz. Lograda la mayor¨ªa absoluta, dej¨® de fingirse dem¨®crata, se quit¨® el antifaz del centro de su cara y con toda ella se dedic¨® a mandar, a combatir a la anti-Espa?a, a beneficiar a los negociantes afines, a controlar los grandes medios de comunicaci¨®n como su amigo Berlusconi, a imponer su voluntad a los restantes poderes del Estado y, en fin, a erigirse, consciente o inconscientemente, en el sucesor de Franco. Su ¨²nico obst¨¢culo ha sido el insufrible marco democr¨¢tico; las inc¨®modas reglas del Estado de derecho, siempre invocado pero manipulado; la odiosa oposici¨®n de unos "rojillos" desleales y antipatriotas, y el pueblo, ignorante, ind¨®cil y desagradecido si no reconoc¨ªa que todo cuanto se hace es por su bien.
La megaloman¨ªa dictatorial puede conducir al poder absoluto vitalicio, como en Franco, o a buscar territorios m¨¢s amplios de poder limitado. Aznar pens¨® en Europa como pedestal, pero sus ¨²ltimos fracasos por altivez e intemperancia hicieron que Europa ya no pensara en ¨¦l. El rencor y la megaloman¨ªa, juntos, le hicieron ver en Bush el padrino ideal con el que deb¨ªa identificarse y al que deb¨ªa servir, no s¨®lo por ser oportuno, sino porque ambos comparten la misma visi¨®n simplista, maniquea, reaccionaria y belicosa de toda pol¨ªtica nacionalista y capitalista. ?Qu¨¦ mejor secretario de Estado americano delegado en Europa?, como ha dicho el se?or Llamazares. ?Qu¨¦ mayor dinamitero, junto con dos circenses m¨¢s,Blair y Berlusconi, de una Europa unida frente a un Bush que, aunque la encuentra vieja, quiere as¨ª, en su hambre lupina, com¨¦rse
la mejor? ?Qu¨¦ honor tan grande ser el nuevo centinela de Occidente contra el sustituto del comunismo ateo, el islamismo terrorista aliado con ETA!
Pero de tanto fijarnos en el caudillo mercenario del Imperio nos olvidamos de que su manera de ser, de pensar y de actuar ha impregnado y marcado, en menos tiempo del que Franco dispuso, las instituciones del Estado, la lectura restrictiva de la Constituci¨®n, la acci¨®n y omisi¨®n de los ministros, las relaciones con las comunidades aut¨®nomas, los usos democr¨¢ticos cl¨¢sicos. Todo el r¨¦gimen reglado de convivencia se ha ido degradando y se escora ya, como un petrolero herido, hacia el naufragio, lejos de la tierra firme y reparadora de una democracia viva y eficaz. Seguido en silencio por un compacto ej¨¦rcito, disciplinado, temeroso y d¨®cil, repetidor mec¨¢nico de consignas e inciensos, admirable ejemplo de clonaci¨®n colectiva,Aznar se rodea de mediocridades que no le ensombren; enga?a, traiciona, desprecia e insulta a la oposici¨®n m¨¢s leal, paciente y constructiva que ha tenido nunca un Gobierno en Espa?a; multiplica ¨®rdenes que no van a la ra¨ªz de los problemas, sino a castigar y a reprimir a sus v¨ªctimas. A toda cuesti¨®n se le da una respuesta b¨¦lica: a los profesores, a los estudiantes, a los sindicatos, a los nacionalistas vascos, a los damnificados por el chapapote, al PSOE, a Marruecos y, ahora, a los artistas. De cada error propio y de cada ordeno y mando no acatado el culpable siempre es el otro. Y el otro es siempre un enemigo. Pura coherencia es, por tanto, luchar al lado de Bush en una guerra interesada en el petr¨®leo ajeno, ilegal y cobarde, que acabar¨¢ con el escaso prestigio de una ONU sometida. Culminaci¨®n excelente de todo un programa pol¨ªtico para Espa?a. ?Vaya suerte la nuestra, la de ser mandados por Aznarbush, el guerrero de la antipaz!
J. A. Gonz¨¢lez Casanova es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional.
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