La ONU como organizaci¨®n para la paz
El siglo pasado fue quiz¨¢s el m¨¢s sangriento en la historia de la humanidad, sacudido por incontables conflictos, padecimientos indescriptibles y cr¨ªmenes inconcebibles. Una y otra vez fuimos testigos de c¨®mo un colectivo o una naci¨®n recurriera a la violencia extrema contra otro colectivo u otra naci¨®n, motivados a menudo por el odio y la desconfianza irracionales, por la arrogancia o por la sed de poder y el control de los recursos. Como reacci¨®n ante tales cat¨¢strofes, los jefes de Estado del mundo se citaron con el fin de unir a las naciones de una forma totalmente nueva. El objetivo primordial de esta nueva organizaci¨®n era preservar la paz y, en este momento, es m¨¢s necesario que nunca mantener viva la confianza en el mandato de la ONU y en sus posibilidades de promover la justicia y la paz, adem¨¢s de fomentar la cooperaci¨®n entre los pueblos.
- La Carta de las Naciones Unidas. Sobre las ruinas de la Sociedad de las Naciones, una serie de dirigentes con visi¨®n de futuro sentaron los cimientos de una estructura m¨¢s fuerte, la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, ONU. As¨ª se adopt¨® la Carta de las Naciones Unidas, a la que solemos referirnos como la Constituci¨®n de la comunidad internacional. Con la Carta de la ONU, los Estados miembros concedieron autoridad supranacional al Consejo de Seguridad en asuntos relacionados con la paz y la seguridad internacionales. Noruega desempe?¨® un papel activo en la elaboraci¨®n de la Carta de la ONU, y noruego fue el primer secretario general de la Organizaci¨®n. Noruega es una naci¨®n amante de la paz que contin¨²a, y debe continuar, apoyando plenamente a la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas.
Quitarle peso a la ONU, a su autoridad moral y a sus reglas del juego basadas en el derecho internacional, equivaldr¨ªa a menospreciar la labor en favor de la paz. En el actual debate sobre Irak, muchos -tambi¨¦n en Noruega- tienden a ignorar nuestra obligaci¨®n de fortalecer a la ONU y proteger la Carta de las Naciones Unidas. Debemos agradecer a los gobernantes del mundo el haber establecido, en 1945, un Consejo de Seguridad con autoridad para determinar cu¨¢ndo existe una amenaza contra la paz y, en caso afirmativo, para decidir qu¨¦ medidas debe adoptar la comunidad internacional para hacer frente a tales amenazas.
- La ONU y el Premio Nobel de la Paz. El Comit¨¦ noruego del Premio Nobel ha otorgado, en nada menos que 13 ocasiones, el Premio Nobel de la Paz a personas y organizaciones relacionadas con la ONU. Hace poco m¨¢s de un a?o, el galard¨®n fue concedido a la propia Organizaci¨®n de las Naciones Unidas y su secretario general Kofi Annan, lo cual indica lo mucho que se valora a la ONU como organizaci¨®n de paz.
Nos encontramos ante una situaci¨®n que requiere un gran esfuerzo de la comunidad internacional, de las naciones y de nosotros como individuos. Todos sentimos preocupaci¨®n ante el peligro de una guerra en relaci¨®n con el conflicto iraqu¨ª.
Para m¨ª es fundamental que, en los asuntos de pol¨ªtica internacional, recurramos a nuestra organizaci¨®n mundial, la ONU, en b¨²squeda de soluciones a los conflictos internacionales y regionales. El Consejo de Seguridad ha adoptado diversas resoluciones acerca del conflicto iraqu¨ª. La ¨²ltima de ellas es la resoluci¨®n 1.441 que ha sido aceptada por Irak. Durante mucho tiempo no se sab¨ªa si Estados Unidos cooperar¨ªa con la ONU o si emprender¨ªa acciones por cuenta propia. Se produjo, por tanto, un alivio generalizado cuando el presidente Bush, en la Asamblea General de Naciones Unidas del oto?o pasado, declar¨® que Estados Unidos cooperar¨ªa con la ONU y con el Consejo de Seguridad.
- "La senda de la ONU". En asuntos de esta gravedad, debe ser la comunidad internacional a trav¨¦s de la ONU, y no cada uno de los pa¨ªses, la que fije el curso de una soluci¨®n. Por esta raz¨®n, prevenimos a Estados Unidos sobre la adopci¨®n de acciones que no est¨¦n basadas en una segunda resoluci¨®n del Consejo de Seguridad.
Noruega contribuy¨® a que Estados Unidos cooperase con la ONU en el tema de Irak. Si ahora sac¨¢ramos conclusiones sobre este asunto sin esperar el informe de los inspectores, estar¨ªamos, en realidad, dejando de lado la resoluci¨®n 1.441. En ese caso, estar¨ªamos legitimando el que otros pa¨ªses, como por ejemplo Estados Unidos, tambi¨¦n llegasen a conclusiones anticipadas, lo cual aumentar¨ªa el peligro de una guerra. Al mismo tiempo, esto implicar¨ªa eliminar las presiones contra Sadam Husein, de forma que ¨¦ste pudiese llegar a desarrollar y usar posibles armas de destrucci¨®n masiva. Espero que Irak coopere a fin de que el Consejo de Seguridad pueda llegar a una conclusi¨®n sobre el uso de medios pac¨ªficos para la soluci¨®n del conflicto.
En relaci¨®n con este asunto me he referido en reiteradas oportunidades a "la senda de la ONU", que para m¨ª representa una senda concreta en un camino de mayor magnitud, que no es otro que el de los valores fundamentales de la ONU anclados en el derecho internacional, y en los ideales de la organizaci¨®n. Este es el camino que nosotros deseamos seguir. Asimismo, seguimos una senda concreta en este camino, la senda de la ONU, confiando en que el conflicto iraqu¨ª pueda tener una soluci¨®n pac¨ªfica basada en la resoluci¨®n 1.441.
- El buen juicio global. La ONU no puede convertirse en algo distinto a lo que los Gobiernos del mundo, en toda su variedad, quieran hacer de ella. Como primer ministro de una sociedad basada en el patrimonio cristiano y humanista, deseo reivindicar la ONU y su papel como organizaci¨®n defensora de la paz. Cuando los Estados socavan el Estado de derecho y vulneran los derechos individuales de los ciudadanos, no s¨®lo se convierten en una amenaza para su propio pueblo, sino tambi¨¦n para sus vecinos y, de hecho, para todo el mundo.
La ONU es el instrumento global de trabajo que el mundo tanto necesita. Por ello, en estos momentos, algunos de nosotros tenemos la obligaci¨®n de avivar la confianza en una perspectiva multilateral, con la esperanza de que "el buen juicio global" triunfe al servicio de la paz.
Kjell Magne Bondevik es primer ministro de Noruega.
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