El tiempo necesario
Puede que Irak haya incumplido parcialmente la resoluci¨®n 1.441, pero el informe presentado ayer por Hans Blix y Mohamed El Baradei al Consejo de Seguridad de la ONU lleva a una conclusi¨®n: las inspecciones funcionan. Una mayor¨ªa del Consejo sigui¨® la estela del ministro franc¨¦s, Villepin: "Hay una alternativa a la guerra: desarmar a Irak por medio de las inspecciones", por lo que "el uso de la fuerza no est¨¢, hoy, justificado". ?Y ma?ana? Seg¨²n el franc¨¦s, es algo que corresponde examinar al Consejo de Seguridad dentro de un mes.
?Esperar¨¢ EE UU al 14 de marzo para una nueva discusi¨®n? Pese a las presiones previas sobre Blix, es la Administraci¨®n de Bush la que ha perdido comba tras los informes de los jefes de los inspectores, que constituyeron un ejemplo de profesionalidad y objetividad. Aunque la conclusi¨®n no puede ser definitiva, seg¨²n El Baradei no hay pruebas de que Irak intente reanudar sus programas para dotarse de armas nucleares. Hans Blix cree que Irak ha violado las limitaciones en el alcance permitido a sus misiles, y no ha dado a¨²n cuenta de una buena parte de elementos biol¨®gicos desaparecidos. Pero sus propias observaciones indican que las inspecciones son ¨²tiles.
Tras 11 semanas de trabajo, el equipo que encabezan Blix y El Baradei ha progresado ostensiblemente, y lo har¨¢ a¨²n m¨¢s con los aviones esp¨ªas que van a aportar EE UU, Francia, Rusia y Alemania, y con nuevas entrevistas con cient¨ªficos si es que tienen la oportunidad de seguir. Blix incluso lleg¨® a acoger positivamente el decreto iraqu¨ª prohibiendo la importaci¨®n o fabricaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva que Powell descart¨® como mero "truco". Y no cay¨® en saco roto su aviso, lleno de ambivalencias, de que el desarme total de Irak puede asegurarse en un periodo corto siempre que el r¨¦gimen coopere plenamente.
A este argumento de Blix se agarr¨® Powell para avisar de que emplazar¨¢ al Consejo "en un futuro muy inmediato" para que tome una decisi¨®n sobre las consecuencias de la "grave violaci¨®n" de la resoluci¨®n 1.441. Pero a juzgar por las declaraciones de ayer, en la mesa del Consejo de Seguridad no contaba todav¨ªa con mayor¨ªa, pues la mayor parte de los Quince se pronunci¨® por dar a los inspectores el tiempo y los medios necesarios. En la minor¨ªa, junto a EE UU se situaron, como era de esperar, el Reino Unido y Espa?a. La ministra de Exteriores, Ana Palacio, tuvo duras y confusas expresiones en contra de una postura de debilidad que sonaron a inexplicable connivencia con Powell m¨¢s que a convencimiento propio, y, desde luego, sin atisbo alguno de propuesta constructiva.
Powell tuvo que escuchar contrariado en boca de Blix que algunas de las supuestas "pruebas" que aport¨® la semana pasada -fotos a¨¦reas de un supuesto cami¨®n de descontaminaci¨®n qu¨ªmica- pod¨ªan responder a "actividades rutinarias". EE UU tiene en estos momentos un problema de credibilidad. ?No afirm¨® Villepin que no hay relaci¨®n entre Irak y Al Qaeda? Y si hace unas semanas Washington y Londres aseguraban que Irak estaba a "seis meses o un a?o" de poder fabricar armas nucleares, el director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa ampli¨® el martes pasado ese plazo a "una d¨¦cada".
La Administraci¨®n de EE UU cre¨ªa que la jornada de ayer pod¨ªa significar un punto de inflexi¨®n hacia la guerra. Fue lo contrario. Aunque la impaciencia que demostr¨® Powell indica que la semana pr¨®xima puede sellar la suerte de la guerra o la paz. Sin duda, los progresos en la labor de los inspectores no se hubieran registrado de no pesar sobre Irak una amenaza real del uso de la fuerza. El despliegue militar estadounidense est¨¢ obrando cambios milagrosos en los dirigentes iraqu¨ªes. Aunque de la amenaza al uso de la fuerza hay una distancia corta, la comunidad internacional no debe permitir que la din¨¢mica de este despliegue se imponga a la diplomacia y a la pol¨ªtica.
Ayer qued¨® claro que EE UU se ha enredado en su propia argumentaci¨®n. En busca de un apoyo internacional para acabar arbitrariamente con la deleznable dictadura de Sadam Husein y ocupar Irak, EE UU se ha centrado en la cuesti¨®n de las armas de destrucci¨®n masiva; precisamente un problema que no se resuelve con la guerra, como record¨® el alem¨¢n Joschka Fischer, opuesto a cualquier interpretaci¨®n de las violaciones iraqu¨ªes de la 1.441 que lleve autom¨¢ticamente a las hostilidades como pretenden Washington, Londres y el Gobierno de Aznar. El verdadero triunfo para la comunidad internacional y el derecho ser¨ªa lograr desarmar a Irak por medio de las inspecciones. Para Fischer sentar¨ªa un buen precedente para tratar otros casos similares en el futuro. ?Por qu¨¦ el Gobierno de Aznar se muestra tan visceralmente opuesto a esta salida?
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