El coraz¨®n de hielo del soberanismo vasco
La familia del asesinado Joseba Pagazaurtundua no recibe ni al lehendakari Ibarretxe ni a las fuerzas pol¨ªticas de su Gobierno, firmantes del pacto de Lizarra. Los d¨¦biles hilos de comunicaci¨®n establecidos entre el nacionalismo en el poder y las v¨ªctimas se han quebrado esta semana en Euskadi y puede muy bien ocurrir que el precedente establecido por la familia del socialista vasco de Andoain sea secundado en el futuro por los familiares de las v¨ªctimas que quedan todav¨ªa por sacrificar en el supremo altar de la causa. As¨ª que, seguramente, vamos a ver al Gobierno vasco expulsado nuevamente de los funerales y exequias, rechazado en las ceremonias de duelo.
Las autoridades pol¨ªticas y los ingenieros del proyecto soberanista tendr¨¢n que contar a partir de ahora con manifestaciones ciudadanas a las puertas de Ajuria Enea (sede del lehendakari) que les acusan de negligencia, complacencia o complicidad pol¨ªtica con los amigos de los asesinos. Y, sobre todo, tendr¨¢n que tener en cuenta que los vascos no nacionalistas han empezado a forjarse como comunidad propia, a dotarse de una simbolog¨ªa identitaria distinta a la del nacionalismo oficial, a construir su propio discurso alternativo, a organizarse y movilizarse en la calle. Es un proceso, animado fuertemente por el colectivo Basta Ya, que surge a partir de la toma de conciencia de la condici¨®n de v¨ªctimas, reales o potenciales, y que se alimenta de la sensaci¨®n de desamparo institucional en Euskadi. Como han apuntado algunos analistas, si en el Pa¨ªs Vasco no se ha llegado al enfrentamiento entre comunidades es porque, en realidad, ¨²nicamente exist¨ªa la comunidad nacionalista frente a un conglomerado disperso carente de referentes humanos, culturales e ideol¨®gicos comunes. Es eso lo que est¨¢ cambiando y a marchas forzadas.
El largo abrazo que fundi¨® al ex 'lehendakari' Ardanza con Maite Pagazaurtundua desmonta la falacia de que el encuentro es imposible. Es posible con otro PNV, con otro Gobierno vasco
El nacionalismo va a encontrar grandes dificultades para jugar en dos tableros: dar el p¨¦same a la familia del ¨²ltimo muerto y transmitir apoyo moral a Batasuna
Por primera vez en la historia de Euskadi, un acto de denuncia de la violencia ha dado asiento a un himno f¨²nebre de la Guardia Civil
En Ajuria Enea tendr¨¢n que tener en cuenta que los vascos no nacionalistas han empezado a forjarse como comunidad propia, a dotarse con una simbolog¨ªa identitaria distinta
En adelante, el nacionalismo va a encontrar grandes dificultades para jugar simult¨¢neamente en los dos tableros: dar el p¨¦same a la familia del ¨²ltimo muerto y transmitir apoyo moral a Batasuna, compaginar las piadosas muestras de condolencia y oponerse a que se remueva a los alcaldes de Batasuna -ni siquiera en Andoain, 48 horas despu¨¦s del asesinato-, estar con las v¨ªctimas y negarse a todo aquello que amenace al mundo nucleado en torno a ETA. Sin dudar de la sinceridad de las condolencias, real en muchos casos, la contradicci¨®n entre la solidaridad moral declarada y la pr¨¢ctica pol¨ªtica, entre el sentimiento personal y el coraz¨®n pol¨ªtico del nacionalismo -esos "pol¨ªticos de coraz¨®n de hielo" de que ha hablado Maite Pagazaurtundua, hermana del asesinado-, ha alcanzado un punto que los amenazados vascos juzgan ya insoportable. Por presente que est¨¦ en la pol¨ªtica y en otros ¨®rdenes de la vida, la contradicci¨®n no puede ser sostenida permanentemente como categor¨ªa estrat¨¦gica, sin riesgo de ser considerada como puro marketing. Los p¨¦sames nacionalistas ya no confortan a las v¨ªctimas porque aparecen vaciados de toda esperanza, despojados de contenido pol¨ªtico, privados de la voluntad de extraer las conclusiones necesarias. Han pasado de ser testimonios de la impotencia general, -sentimiento que guarda todo el sentido- a convertirse en muestras de una incoherencia culpable.
La situaci¨®n no admite ya la acostumbrada ritualizaci¨®n pol¨ªtica del asesinato. El castigo es demasiado cruel y dura demasiado como para otorgar significaci¨®n a la declaraci¨®n "condenamos el atentado", que se ha vuelto trivial, inerme y hasta fr¨ªvola, tanto como el habitual "?qu¨¦ barbaridad!" de Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Conviene no perder de vista que la vida cotidiana de los escoltados y del resto de esos 40.000 vascos que seg¨²n los c¨¢lculos de Gesto por la Paz viven amenazados apenas se modifica durante los periodos de paro t¨¦cnico de ETA, y que la relativa relajaci¨®n general que comportan estos tiempos no acaban nunca de ahuyentar la incertidumbre y el temor latentes. Una pregunta necesaria es cu¨¢nto tiempo pueden resistir as¨ª an¨ªmica y psicol¨®gicamente, sin caer en la exasperaci¨®n, unos colectivos condenados que no encuentran en sus representantes institucionales consuelo, amparo o respaldo pol¨ªtico, que se sienten abandonados a su suerte y burlados.
Espejo roto
El caso es que la familia de la ¨²ltima v¨ªctima ha prescindido de las condolencias de los actuales dirigentes y les ha juzgado y condenado, duramente, por su coraz¨®n pol¨ªtico. En contraste, el largo abrazo que fundi¨® al ex lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza y a Maite Pagazaurtundua el mismo d¨ªa del asesinato, a las puertas del hospital de San Sebasti¨¢n, es un grito de a?oranza por la unidad perdida del Pacto de Ajuria Enea. Es una imagen que interpela brutalmente al nacionalismo soberanista en la medida en que coloca a Ibarretxe ante un espejo roto a conciencia tiempo atr¨¢s y abandonado en los tiempos en los que el dolor y el miedo encontraron un b¨¢lsamo eficaz en el encuentro de todos contra la violencia terrorista. Contra lo establecido en el punto n¨²mero 3 del texto suscrito con ETA por el que los nacionalistas se prohibieron los acuerdos pol¨ªticos con los no nacionalistas, el abrazo de Ardanza desmonta clamorosamente la falacia de que el encuentro es imposible. Es posible con otro PNV, con otro Gobierno vasco.
Adem¨¢s de formalizar el abismo, la semana ha sido pr¨®diga en novedades, algunas extravagantes para la pol¨ªtica vasca. Por primera vez en la historia de Euskadi un acto c¨ªvico de denuncia de la violencia ha dado asiento a un himno f¨²nebre de la Guardia Civil, el colectivo que con 300 agentes asesinados ha pagado el m¨¢ximo precio de la lucha contra ETA. Las gentes de Basta Ya, muchas de ellas antiguos militantes antifranquistas, parecen decididas a romper todos los tab¨²es, y no hay, efectivamente, mayor tab¨² en Euskadi que el de la Guardia Civil. Ocurri¨® el lunes en Andoain, en el acto de homenaje a Joseba Pagazaurtundua, en el que la hermana del asesinado desgran¨® sus conmovedoras y estremecedoras maldiciones -madarikatuak (malditos), no hay en euskera una palabra m¨¢s implacable que esa- contra los asesinos y los chivatos, contra los que alientan la muerte y contra los que les regalan un espacio pol¨ªtico repitiendo la existencia de un conflicto, contra los del coraz¨®n de hielo.
A fuerza de asistir a funerales por guardias civiles asesinados, el jefe de la Polic¨ªa Municipal de Andoain se hab¨ªa aprendido una oraci¨®n f¨²nebre de este cuerpo policial y le gustaba tararearla, como le gustaba la Internacional en desuso y la canci¨®n Adi¨®s a las penas de abril, del grupo Suburbano, que habla de piratas, una figura literaria con la que el antiguo militante libertario que fue la v¨ªctima se identific¨® desde siempre. Sus amigos de Basta Ya le dieron esos caprichos, incluido el de la presencia de una bandera pirata en el largo muestrario de banderas, y as¨ª, la oraci¨®n f¨²nebre de la Guardia Civil son¨® el lunes en Andoain ante el Ayuntamiento que destina anualmente 21.000 euros a financiar los viajes a los c¨¢rceles de los amigos y familiares de los presos de ETA, y que, con los votos del PNV y EA, se neg¨® a enviar una delegaci¨®n al juicio contra el asesino de Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle, vecino de esa poblaci¨®n.
Vecina amenazada
Ese mismo Ayuntamiento de Batasuna que el nacionalismo soberanista no ha querido remover es el que, en una misma sesi¨®n, rechaz¨® expresar su apoyo a una vecina, testigo protegida y amenazada por haber colaborado con la Justicia en la identificaci¨®n de un agresor, y, al mismo tiempo, expres¨® su respaldo al autor de la agresi¨®n, actualmente huido. El de Basta Ya fue un acto sorprendente, provocador, pleno de emociones y desgarros, en el que Ignacio Latierro, responsable de la librer¨ªa Lagun, recuper¨® expresiones de la resistencia antifranquista como "camaradas de la libertad", y Rosa D¨ªez, europarlamentaria socialista, llam¨® "cobarde" a Arzalluz y lleg¨® a responsabilizarle moralmente de los posibles atentados a las gentes de Basta Ya.
La rebeli¨®n de los amenazados ha pasado a atacar resuelta y frontalmente al soberanismo en el poder llegando incluso a responsabilizar al Gobierno vasco de los cr¨ªmenes de ETA. Es una acusaci¨®n que el nacionalismo de buena conciencia contempla con esc¨¢ndalo, estupor o rabia y que los nacionalistas cr¨ªticos con la actual deriva juzgan excesiva, injusta y contraproducente. A juicio de estos ¨²ltimos, los excesos en las denuncias leg¨ªtimas s¨®lo contribuyen a api?ar al soberanismo y a sofocar toda reflexi¨®n interna. El caso es que la semana ha acreditado la sensaci¨®n de que el pa¨ªs se est¨¢ deshaciendo como tal, se le est¨¢ yendo de las manos al lehendakari Ibarretxe y a su partido.
La pregunta del porqu¨¦ de este comportamiento nacionalista lleva tantos a?os sobrevolando sin respuesta solvente en la pervertida atm¨®sfera pol¨ªtica vasca que no hay m¨¢s explicaciones que las que los hechos establecen por s¨ª mismos. ?Hay una incapacidad org¨¢nica real en el nacionalismo vasco tenido por moderado para combatir ideol¨®gica, pol¨ªtica, socialmente, al terrorismo nacionalista? ?Cu¨¢nto tiene que ver el hecho de que el PNV haya traspasado el siglo sin llegar a modificar los fundamentos de la doctrina aranista: el concepto etnicista de naci¨®n; la idea de la asimilaci¨®n grupal, opuesta al pluralismo, y la visi¨®n de la independencia como obligada estaci¨®n t¨¦rminus? ?Por qu¨¦ ignora, entre tantas otras cosas, que las ¨¢reas rurales a las que pretend¨ªa primar todav¨ªa m¨¢s -has-ta llegar a la relaci¨®n de uno a cinco votos- con su frustrado intento de modificar las leyes electorales para las Juntas Generales (Parlamento provincial) de ?lava y Vizcaya son los espacios de m¨ªnima libertad y m¨¢xima opresi¨®n pol¨ªtica en Euskadi? ?Por qu¨¦ se hace permanentemente el despistado ante el reguero de abandonos que la depuraci¨®n ideol¨®gica impuesta por ETA produce en el campo constitucionalista? Verdaderamente, ¨¦sta no es una p¨¢gina muy honorable de la historia del PNV.
El nacionalismo vasco tiene la prisa impuesta por el calendario de Ibarretxe, que cuenta con exponer su proyecto de estatus de libre asociaci¨®n en septiembre pr¨®ximo. Por lo visto, m¨¢s que un gui¨®n cerrado, lo que guardan Ibarretxe y los altos burukides [dirigentes] es un borrador de pasos escalonados, cuya ejecuci¨®n depende de las circunstancias y de los ¨¦xitos o reveses cosechados en el proceso. Su problema es que, sin Batasuna, carece de la mayor¨ªa absoluta necesaria para que el Parlamento vasco apruebe su plan. Una hip¨®tesis es que anticipe las elecciones auton¨®micas, pero hay tambi¨¦n otras opciones, aunque ninguna tenga despejado el panorama. De momento, lo que necesita es refrendar el proyecto soberanista con un triunfo incontestable en las elecciones municipales y forales de mayo pr¨®ximo. El candidato del PNV a diputado general de Vizcaya, Jos¨¦ Luis Bilbao, ha sido el primero en anunciar que el plan Ibarretxe es un eje de su programa.
?vido de poder
En este nacionalismo hegem¨®nico y, sin embargo, tan ¨¢vido de poder, los 160.000 votos que conserva Batasuna act¨²an como un im¨¢n irresistible. La acumulaci¨®n de fuerzas nacionalistas, el m¨¦todo con el que el soberanismo piensa alcanzar sus objetivos, da la espalda a la realidad de sufrimiento y marginaci¨®n de la otra Euskadi; obvia el enfrentamiento pol¨ªtico e institucional, interno y con Espa?a, que se prepara y, sorprendentemente, prescinde de las v¨ªctimas para la ejecuci¨®n del plan que se dice dirigido a acabar con la violencia. Hace tiempo que las palabras perdieron su significado en Euskadi, que est¨¢n enredadas en la mara?a argumental levantada para detener al contrario y conservar el poder, sepultadas en la misma sima de incomunicaci¨®n. En las elecciones auton¨®micas del 13 de mayo de 2001, en que PNV y EA atrajeron a 80.000 votantes de Batasuna, el soberanismo encontr¨® una coartada excelente. De lo que se trata, dijeron a partir de entonces, es de reducir al m¨¢ximo el espacio pol¨ªtico de ETA, hay que reba?arle el plato electoral a Batasuna para que el terrorismo arroje la toalla. Ibarretxe vende, al menos, esa idea en sus conversaciones con la gente a la que trata de convencer de las bondades de su proyecto. Pero el lehendakari enmudece, por lo visto, cuando le preguntan qu¨¦ pasar¨¢ si esos c¨¢lculos no funcionan. ?Qu¨¦ pasar¨¢ si la escisi¨®n de la sociedad vasca, el enfrentamiento con el Estado y la radicalizaci¨®n del conjunto del nacionalismo no traen consigo la desaparici¨®n de ETA? ?Qu¨¦ pasar¨¢ si ese proceso de rupturas alimenta, en lugar de debilitar, la continuidad del terrorismo? Porque, antes y despu¨¦s de la tregua, ETA ha demostrado que est¨¢ muy dispuesta a sacrificar los votos de Batasuna que hagan falta y que a maximalista no le va a ganar el PNV. ?Y qu¨¦ quedar¨¢ una vez desaparecido el terror? ?Qu¨¦ naci¨®n vasca soberana va a construir Ibarretxe sobre las ruinas de la convivencia y la derrota de la mitad de los vascos? En el nacionalismo no hay nadie que responda.
"Le ped¨ª a Atutxa que sacara a mi hermano de Andoain"
EL CASO DEL SARGENTO de la Polic¨ªa Municipal Joseba Pagazaurtundua ilustra doblemente el desamparo de las v¨ªctimas, porque fue abandonado a su suerte en una poblaci¨®n como Andoain y porque, incluso despu¨¦s del asesinato, el PNV y EA se han seguido negando a desbancar al alcalde de Batasuna. La hermana de la v¨ªctima, Maite Pagazaurtundua, concejala socialista en Urnieta, afirma que la muerte de su hermano no le ha pillado precisamente por sorpresa a la familia. "Es una tragedia que hemos vivido mentalmente en muchas ocasiones. Su vida y tambi¨¦n la nuestra cambi¨® radicalmente a partir del d¨ªa que supimos que un comando detenido ten¨ªa entre sus planes atentar de forma inminente contra Joseba. Gracias a las gestiones de Ram¨®n J¨¢uregui", indica, "conseguimos que lo trasladaran en comisi¨®n de servicios a La Guardia, a la comisar¨ªa de la Ertzaintza. All¨ª vivi¨® relativamente bien, pero, durante la tregua, los responsables del departamento de Interior decidieron devolverle a Andoain, pese a que el acoso de la kale borroka a los concejales y militantes socialistas no hab¨ªa disminuido. Fue muy duro para ¨¦l", subraya, "porque, adem¨¢s, ETA rompi¨® la tregua poco despu¨¦s y se dio cuenta de que estaba completamente a la intemperie, sobre todo cuando asesinaron a su amigo Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle". Los ataques a los socialistas, potencial alternativa al poder municipal de Batasuna en Andoain, se recrudecieron y un d¨ªa la vivienda de Joseba Pagazaurtundua fue atacada con c¨®cteles m¨®lotov. "Pensamos en el peligro que corr¨ªan los ni?os de Joseba y volvimos a recurrir a Ram¨®n J¨¢uregui para que lo sacaran de all¨ª. Como la gesti¨®n no dio ning¨²n resultado, esta vez decid¨ª saltarme la barrera y llamar directamente a Juan Mar¨ªa Atutxa. Me dijo que ¨¦l ya no estaba en eso, y, por supuesto, no acept¨® el compromiso de hacer alguna gesti¨®n. Yo termin¨¦ llorando", dice esta mujer que ha mostrado una entereza nada com¨²n durante estos d¨ªas. Maite Pagazaurtundua afirma que el PNV tiene una responsabilidad inmensa no s¨®lo en la muerte de su hermano, sino tambi¨¦n en todos aquellos militantes y concejales sometidos a una persecuci¨®n despiadada. "Nos est¨¢n volviendo locos", afirma. "Ante el intento de eliminaci¨®n de una fuerza pol¨ªtica, lo democr¨¢tico habr¨ªa sido apoyar a ese partido que se qued¨® a medio centenar de votos de Batasuna, marginar a los violentos y devolver la dignidad a Andoain. Eso habr¨ªa sido lo revolucionario, pero el PNV y EA s¨®lo lideran sus intereses, no lideran a este pa¨ªs. Por eso no quisimos que estuvieran en el funeral de mi hermano, y por eso, y porque no somos antinacionalistas, agradecimos la presencia del anterior lehendakari. Si el PNV y EA no se regeneran pasar¨¢n a la historia como los colaboracionistas del Gobierno de Vichy", sostiene la hermana de la v¨ªctima. Seg¨²n ella, la tarea inmediata de los nacionalistas de buena voluntad deber¨ªa ser la de contribuir precisamente a esa regeneraci¨®n, por ejemplo, con un voto de castigo. "Despu¨¦s del pacto con ETA en Lizarra y del proyecto soberanista de Ibarretxe sabemos positivamente que los dirigentes del PNV y EA no lo van a hacer por su propia iniciativa. En Andoain", a?ade, "han perdido una ocasi¨®n de oro para demostrarnos que la colaboraci¨®n es posible, que la pol¨ªtica nacionalista no puede ser abandonar a su suerte a los perseguidos. En lugar de eso, Arzalluz ha salido a la palestra a amenazarnos e injuriarnos, como si atacar al PNV fuera un sacrilegio y nosotros s¨®lo tuvi¨¦ramos m¨¢s derecho que el de asumir con docilidad y mansedumbre nuestra condici¨®n de v¨ªctimas".
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