Una sucesi¨®n hipotecada
En la carrera para sustituir a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como candidato del PP en 2004, comienzan a pesar m¨¢s las hipotecas que los ¨¦xitos
El martes 11, el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, subi¨® a la tribuna del Congreso de los Diputados despu¨¦s que los l¨ªderes del partido socialista e Izquierda Unida expresaran su oposici¨®n a la guerra que viene. En lugar de esperar a que los oradores del resto de las fuerzas parlamentarias apoyaran una moci¨®n contra la guerra, Rajoy abandon¨® por un momento su papel de jugador base del equipo del Gobierno para incursionar en el deporte de la esgrima. Su objetivo era limitado. Segregar el partido socialista e Izquierda Unida del resto de las fuerzas pol¨ªticas. Una dosis de filibusterismo parlamentario. La cuidadosa resoluci¨®n -alejada de cualquier parentesco con la de los socialistas- hizo m¨¢s da?o al Gobierno -por apoyar la continuaci¨®n de las inspecciones en Irak y oponerse a desencadenar la guerra- que si se hubiera votado una moci¨®n socialista.
Rato ha podido confirmar sus peores temores. La econom¨ªa alemana est¨¢ hecha unos zorros
Con todo, tanto la presencia de Mariano Rajoy como la de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en el podio fueron un buen aperitivo para un debate cara a cara. Tele 5 invit¨® al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, a un duelo con Rodr¨ªguez Zapatero. El presidente, para usar una de sus expresiones favoritas, movi¨® pieza y se enroc¨® detr¨¢s de Rajoy. Que vaya Rajoy. Los socialistas, por razones de protocolo, no pod¨ªan aceptarlo. No se sabe si Aznar lo hizo por esa raz¨®n o porque, como dice una lengua viperina del Partido Popular, intent¨® ver si colaba. En ese caso, hubiera podido valorar las dotes de Rajoy en una situaci¨®n l¨ªmite, en la que el PP est¨¢ pagando la doble factura del chapapote del Prestige y la guerra de Irak.
El ¨²nico de los tres candidatos a la sucesi¨®n que en la semana habl¨® del tema, a preguntas del periodista F¨¦lix Monteira, fue Rodrigo Rato (ver entrevista). Rato ratific¨® su disposici¨®n de servicio, pero por vez primera contribuy¨® a la incertidumbre y el suspense.
-No estoy seguro de que estemos en una carrera y tampoco estoy seguro de que sean tres los candidatos, dijo, en lo que son¨® a algo que, hace algunas semanas, afirmaba Alberto Ruiz-Gallard¨®n.
Los tres candidatos -Rajoy, Rato y Jaime Mayor Oreja- est¨¢n todos a una, como en Fuenteovejuna, en la defensa de la pol¨ªtica de Aznar de apoyo a la pol¨ªtica de Estados Unidos frente a Irak. A los tres, obvio es, les preocupa el desgaste que esa posici¨®n est¨¢ suponiendo para el PP. Pero de los tres, hay uno que tiene m¨¢s razones subjetivas para obsesionarse. Y ¨¦se es Rato.
?Por qu¨¦? La clave la dio el lunes 10, cuando hizo una presentaci¨®n de los logros de su pol¨ªtica econ¨®mica a lo largo de siete a?os y, ufano, subray¨® que hab¨ªa sido el periodo expansivo m¨¢s largo en la historia moderna de Espa?a, a¨²n reconociendo el punto negro del diferencial de inflaci¨®n entre Espa?a y la Uni¨®n Europea.
El problema es que esa fase ya viene conociendo desde hace dos a?os una desaceleraci¨®n progresiva. Y lo peor: ?qu¨¦ pasa si la guerra contra Irak act¨²a como la del Golfo en 1991 y sus efectos abortan la recuperaci¨®n err¨¢tica de la econom¨ªa de Estados Unidos, al tiempo que precipitan la recesi¨®n en Alemania? Rato sabe que este es uno de los riesgos de la situaci¨®n actual. Y, claro, no es menos consciente de que los siete a?os de vacas gordas pueden ser seguidos de a?os de vacas flacas.
?Ad¨®nde puede conducir esto? A que el momento econ¨®mico en el que Aznar ejercite su dedo para designar al sucesor termine siendo uno de los peores de las dos legislaturas de gobierno popular en materia de paro y estancamiento, tanto que la rebaja fiscal que el Gobierno ha llevado a cabo -el PP cree que los votantes viven m¨¢s de una mayor renta disponible que de sentimientos antiguerra-, sea pecata minuta. A todo esto, Rato ha podido confirmar sus peores temores en la cumbre hispano-alemana del pasado martes, 11, y mi¨¦rcoles, 12. Sus relaciones con su colega Hans Eichel son excelentes, pero eso no le ha impedido ver que la econom¨ªa alemana est¨¢ hecha unos zorros. Y por una larga temporada.
Y la guerra. Los candidatos han puesto en los ¨²ltimos d¨ªas m¨¢s ¨¦nfasis en la necesidad de una segunda resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU para zanjar el tema de la guerra. Se comprende esa moderaci¨®n, en la forma, del ardor guerrero. Quien ha puesto en evidencia las razones de quienes piden esa segunda resoluci¨®n ha sido el secretario de Estado, Colin Powell. Poco despu¨¦s de la reuni¨®n del Consejo de Seguridad del pasado viernes, Powell concedi¨® una entrevista a la CNN. Preguntado por los pr¨®ximos pasos, dijo:
-La segunda resoluci¨®n es para ayudar a los otros pa¨ªses que nos apoyan a solventar su pol¨ªtica interior.
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