La mayor¨ªa del Consejo partidaria de prolongar las inspecciones coloca a EE UU en una encrucijada
George W. Bush se encontraba ayer entre la espada y la pared. El fracaso de su secretario de Estado, Colin Powell, en la dram¨¢tica reuni¨®n que el Consejo de Seguridad de la ONU celebr¨® el viernes, lo coloc¨® en una encrucijada de alto riesgo. Ninguna de sus opciones parec¨ªa buena. Pod¨ªa dar m¨¢s tiempo a los inspectores, contradici¨¦ndose a s¨ª mismo y erosionando su credibilidad externa y su prestigio ante el electorado republicano. Tambi¨¦n pod¨ªa presentar un nuevo proyecto de resoluci¨®n ante el Consejo y correr el riesgo de que fuera vetado o derrotado, crispando a¨²n m¨¢s las relaciones trasatl¨¢nticas. O pod¨ªa ordenar la invasi¨®n de Irak, asumiendo casi en solitario la guerra y el coste de la posterior ocupaci¨®n. Ayer mantuvo silencio sobre el asunto, mientras consultaba con Powell y sus asesores pol¨ªticos.
Bush no necesita apoyos para lanzarse a la guerra. La superioridad de su Ej¨¦rcito sobre el iraqu¨ª es, en principio, abrumadora. Dispone ya de m¨¢s de 150.000 soldados en la regi¨®n, reforzados con casi 30.000 brit¨¢nicos, y sus tropas de ¨¦lite han empezado a realizar incursiones clandestinas en Irak. Los aliados le son necesarios despu¨¦s para legitimar la ocupaci¨®n de un pa¨ªs grande en una zona muy inestable y para financiar el coste de reconstruir f¨ªsica e institucionalmente Irak. La factura podr¨ªa ascender hasta 100.000 millones de d¨®lares. Y los gobiernos que ya han expresado su decisi¨®n de apoyarle (Reino Unido, Australia, Espa?a, Italia, Turqu¨ªa, Rumania, Grecia y Polonia entre ellos) carecen de la capacidad econ¨®mica necesaria. S¨®lo Jap¨®n y la UE disponen del presupuesto suficiente. Jap¨®n no desea participar si no hay respaldo expl¨ªcito de la ONU. En cuanto a la UE, sus dos pesos pesados, Alemania y Francia, est¨¢n por el momento enfrentados a EE UU.
La opci¨®n de aceptar la posici¨®n francesa y esperar al menos hasta el 14 de marzo, la fecha fijada por Par¨ªs para "considerar" la posibilidad de una resoluci¨®n preb¨¦lica, es casi humillante. Los aplausos dispensados el viernes por delegados y observadores al ministro franc¨¦s, Dominique de Villepin, en el normalmente circunspecto ambiente de la sala del Consejo, ya fueron un golpe moral. Dar marcha atr¨¢s, despu¨¦s de repetir tantas veces que el "juego" hab¨ªa terminado y que su paciencia pod¨ªa durar "semanas, pero no meses", mermar¨ªa la credibilidad futura de la hiperpotencia y da?ar¨ªa su popularidad interna, decreciente desde hace meses.
Por pura eliminaci¨®n, casi todos los analistas consultados ayer por la prensa estadounidense supon¨ªan que, tras un largo fin de semana de reflexi¨®n (el lunes es festivo), Bush y Powell, cuya imagen personal tambi¨¦n hab¨ªa sufrido un enorme desgaste, optar¨ªan por hacer un ¨²ltimo intento ante la ONU. Un proyecto de resoluci¨®n muy neutro, que se limitara a ratificar la insuficiente cooperaci¨®n del Gobierno iraqu¨ª con los inspectores de armamento, servir¨ªa quiz¨¢ para salvar la cara y ganar margen de maniobra.
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