16 a?os de excesos

Jes¨²s Gil (Burgo de Osma, Soria; 1933) ha perdido sus acciones del Atl¨¦tico. Ahora, los t¨ªtulos, el 95% del club, reposan en el limbo judicial, embargados por la Audiencia Nacional. El club se le escapa de los dedos. Las c¨¦lebres juntas directivas que celebraba mir¨¢ndose al espejo han quedado clausuradas hasta nueva orden. El consejo de administraci¨®n, compuesto por ¨¦l, sus cuatro hijos y dos amigos ¨ªntimos, L¨¢zaro Albarrac¨ªn y Enrique Cerezo, est¨¢ malherido. Y su consejero a¨²lico, el caballo Imperioso, al borde la muerte y de ser embalsamado para la posteridad -"el ¨²nico del que me f¨ªo", dice-, ya no susurrar¨¢ palabras de ¨¢nimo al o¨ªdo de su due?o.

La ¨¦poca Gil se inaugur¨® el 26 de junio de 1987 gracias a 6.219 votos de los socios. Gil fue elegido presidente del Atl¨¦tico democr¨¢ticamente. "En las elecciones habr¨¢ navajazos", hab¨ªa advertido. Pero no hizo falta: Enrique S¨¢nchez de Le¨®n, otro de los candidatos, el segundo, se qued¨® con la mitad de los sufragios. "Voy a darle la vuelta al mundo del f¨²tbol", fue su titular de presentaci¨®n. Llevaba desde hac¨ªa seis a?os un carn¨¦ rojiblanco en el bolsillo. Se hizo socio en 1981. "De peque?o, cuando estaba interno en Aranda de Duero, era del Athletic", confes¨®.

Cerr¨® la cantera, que costaba dos millones de pesetas, en 1991 y Ra¨²l se fue al Madrid

Un contrato privado en exclusividad con el jugador portugu¨¦s Futre, por quien pag¨® 500 millones de pesetas, fue el reclamo estrella de su campa?a electoral. El eje sobre el que rotaba su primer proyecto. Para conseguir la firma de Futre plant¨® al prestigioso club Siglo XXI, en el que los dem¨¢s candidatos debat¨ªan sus programas. Futre recibi¨® las llaves de un Porsche negro y pos¨® con una copa de champa?a.

El primer asalto de la era Gil, "una nueva era", como anunci¨® el personaje con un dedo en alto, empez¨® con un gesto que el tiempo se encargar¨ªa de convertir en una rutina: echar al entrenador. "Aqu¨ª nadie tiene patente de corso", dijo el presidente despu¨¦s de cruzar insultos e incluso llegar casi a las manos con Luis Aragon¨¦s, el mismo con el que luego se ha reconciliado y enfadado en un par de ocasiones m¨¢s -la ¨²ltima, el pasado enero-y con el que ahora, aparentemente, camina de la mano. "En mala hora has llegado aqu¨ª", le dijo Aragon¨¦s en aquel primer enfrentamiento de 1987.

C¨¦sar Luis Menotti, El Flaco, ese argentino flem¨¢tico con aires de bohemio, fue la apuesta de Gil para su primer proyecto. Tambi¨¦n los jugadores Eusebio, Marcos, L¨®pez Ufarte, Goikoetxea... Y los fich¨® ¨¦l, con su dinero: "En el club no hay ni para pipas", dec¨ªa entonces con suficiencia. Tambi¨¦n ech¨® con malos modos a otros, como Land¨¢buru o Arteche. Empezaba la era Gil: toneladas de fichajes cada a?o, despidos inesperados, declaraciones estridentes y confusi¨®n entre las cuentas del club y las de su presidente.

En 1988, para hacer a¨²n m¨¢s opacas las cuentas, cre¨® la empresa Promociones Futbol¨ªsticas, cuyo accionariado compart¨ªa con sus cuatro hijos: ?scar, J¨¦sus, Miguel ?ngel y Miriam. Los derechos federativos de todos los futbolistas de la plantilla pertenec¨ªan a esta compa?¨ªa.

Gil siempre se ha enfrentado con la figura del entrenador. En 1993 escribi¨® un dec¨¢logo de obligado cumplimiento para los t¨¦cnicos de la casa. En ese documento dec¨ªa que se encargar¨ªa de "ver qu¨¦ jugadores est¨¢n en forma y cu¨¢les no y controlar la pol¨ªtica de altas y bajas". Dos a?os antes, en 1991, ya hab¨ªa destruido la cantera. En uno de esos equipos desmantelados, que costaban dos millones de pesetas anuales, jugaba Ra¨²l Gonz¨¢lez. El chaval se tuvo que marchar al Madrid junto a Tote.

Muy pronto mostr¨® Gil su car¨¢cter combativo, su querencia al enfrentamiento y la pol¨¦mica: "Nunca me canso de luchar". Un car¨¢cter que le llev¨® a mantener litigios con todos los estamentos del f¨²tbol. "Los de la Liga Profesional son tontitos", dijo tras un mes en el cargo. Tambi¨¦n mantuvo m¨¢s de un rifirrafe con Ram¨®n Mendoza, por aquellos a?os presidente del Madrid. Su enemistad fue constante y a Gil le cost¨® pagar m¨¢s de una multa por insultos e injurias al mandatario blanco.

Las batallas con los ¨¢rbitros ocupan p¨¢ginas y m¨¢s p¨¢ginas de las hemerotecas: "Estamos pagando a nuestros verdugos", dijo unos meses antes de ser inhabilitado por la UEFA por afirmar que el colegiado franc¨¦s Michel Vautrot era "maric¨®n" y que se "vend¨ªa" a cambio de favores sexuales con chicos.

Los enfrentamientos con otros presidentes tambi¨¦n han sido constantes. Por ejemplo, su trifulca en el patio de la Liga Profesional con Jos¨¦ Mar¨ªa Caneda, del Compostela: "C¨®mo vuelvas a decir mi nombre, te arranco la cabeza". Al que casi se la arranca fue al gerente del equipo gallego, Jos¨¦ Gonz¨¢lez Fidalgo, a quien dio un pu?etazo en la cara.

Desde el fracaso del primer proyecto, el de Menotti, ha echado a 39 entrenadores. Su mayor ¨¦xito: el doblete de la campa?a 1995-1996. Un ¨¦xito que exhibi¨® con una gigantesca fiesta por las calles de Madrid en la que no falt¨® una caravana de elefantes. Su mayor fracaso: el descenso de la 1999-2000. Sin embargo, Gil achac¨® la lamentable campa?a a sus problemas con la justicia. El club fue intervenido en diciembre de 1999 ocupando interinamente la presidencia Luis Manuel Rub¨ª.

La frase m¨¢s repetida por Gil en estos 16 a?os de absolutismo en el club es: "Del Atl¨¦tico me tendr¨¢n que sacar con los pies por delante". Quiz¨¢ baste una sentencia judicial desfavorable.